Corría junio de 2010 cuando de la reunión entre el Consejo UCI Pro Tour y del Comité Directivo de la UCI salía una nueva norma para otorgar las 18 licencias del UCI World Tour. La renovada normativa dictaminaba un gran cambio respecto al antiguo ranking por equipos que marcaba en base a los resultados que equipos serían los que formarían parte del circuito Pro Tour, el sistema que cambió el ciclismo y que pretendía tener “los mejores equipos, con los mejores corredores en las mejores carreras”.

Ahora bien, el gran cambio no dejo indiferente a nadie. El valor deportivo del equipo era el baremo que la UCI tomaba para la realización de la clasificación. El valor deportivo se calculaba en base a la puntuación conseguida por los ciclistas en los dos últimos años que formarían el equipo la temporada siguiente. Es decir, los puntos no formaban parte del equipo, el ciclista a título individual era el propietario real. Así se otorgarían quince de las dieciocho plazas vacantes, mientras que las tres restantes serían dictaminadas por una comisión independiente de la UCI.

Con esta medida el ciclismo de nuevo da un giro de tuercas. Uno de los principios que siempre ha regido al deporte de las dos ruedas y que lo identifican como tal pierde su esencia. No es otro que el deporte de equipo. El ciclismo, un verdadero deporte de equipo donde la unión y el apoyo entre compañeros lo es todo quedaba ninguneado por una nueva medida de la UCI. Para colmo, el nuevo sistema no ha hecho público el criterio que sigue a la hora de repartir los puntos.

El nuevo criterio afecta de lleno a la confección de los equipos. El bloque como tal queda en segundo plano en busca de la suma de puntos. Así, equipos de nueva formación pueden dar el salto a la elite fichando ciclistas que le agreguen puntos para el ranking de mérito. Sin ir más lejos, la estructura australiana GreenEDGE será con casi toda seguridad la formación que lo consiga en su primer año en competición. Pero, ¿será un logro verdaderamente ético? Un equipo debería demostrar su nivel y desarrollo antes de formar parte de la élite ciclista. La nueva medida perjudica a proyectos a largo plazo que han ido creciendo de la mano de patrocinadores que han confiado en el ciclismo beneficiando a proyectos ambiciosos que dan el salto de la nada a la primera fila. Dicho de otro modo, beneficia a los proyectos millonarios provocando una brecha mayor entre equipos ricos y equipos pobres.

El mercado no ha hecho nada más que empezar y ya se está comprobando como cada punto vale su peso en oro. Los dirigentes deben apostas además de por la calidad deportiva por la suma que un ciclista posea. Nadie quiere repetir lo sucedido con el Geox-TMC la temporada pasada. Pese a formar un gran bloque en base a dos líderes de la talla de Denis Menchov y Carlos Sastre se quedó fuera del circuito Pro Tour por el ranking de mérito. Así mismo las renovaciones se miran con lupa. Con la marcha de corredores puedes poner en peligro la continuidad del equipo en la máxima categoría. A día de hoy se miran más las individualidades que el grupo con el problema que ello implica. Una individualidad no es una garantía de éxito como equipo. Un equipo no se concibe sin gregarios y hombres de equipo. Ahora con la nueva medida el valor de ese tipo de corredor tan necesario para el cumplimiento y la lucha por los objetivos se ve discriminada a una segunda categoría. Ha pasado de ser una parte importante a la hora de confeccionar una plantilla a quedar en un segundo plano.

Con el paso de los puntos a propiedad del ciclista queda una medida totalmente injusta con los valores propios del ciclismo como se ha señalado anteriormente. Es por ello que la calificación del ranking de mérito puede considerarse una nueva manera de impulsar los grandes proyectos económicos que tanto gustan y busca la UCI para el “nuevo” ciclismo que está construyendo.

Por el momento habrá que seguir el día a día la situación del mercado de cara a la próxima temporada. A día de hoy además del GreenEDGE, el Skil-Shimano apunta a dar el paso con los fichajes registrados y con las pretensiones que tiene sobre otros ciclistas. Mientras tanto, se ven comentarios como el del Euskaltel-Euskadi donde afirma que “Samuel buscará los puntos necesarios para mantener la categoría en las pruebas del último tercio de la temporada”. Cada uno lucha por sus intereses, unos deportivos y otros económicos. El dinero sustituye a los resultados en las fechas en que el puestometro es más importante cada día.