Mayo y junio son meses con poco margen para la sorpresa. La temporada ya lleva suficiente camino para que todas las carreras tengan mucho nivel, con ciclistas en su mejor nivel o muy cerca de él luchando por sus triunfos. Así, los jóvenes que brillan en ellas no son flor de un día, son corredores que empiezan a consagrarse en el pelotón internacional.

El maillot blanco de C&H

1 Steven Kruijswijk (Holanda, Rabobank, 1987). Un Giro excelente y una Vuelta a Suiza genial. Este es el estupendo balance de un ciclista que encarna como pocos los valores de la espectacular cantera de Rabobank. Un corredor que en su etapa sub23 en el filial y en su notable primer año no auguraba ser una estrella, más bien un ciclista de clase media, media-alta, pero que con una progresión constante se encamina ya hacia el estrellato. Su rendimiento en la durísima montaña del Giro fue in-crescendo, mientras otros se hundían, Stevo fue ganando posiciones hasta terminar luchando por la maglia bianca con un mucho más consolidado Kreuziger, que finalmente se llevó el gato al agua. Pero este gran punto de forma final alcanzado no se podía desaprovechar, y en la también muy exigente Vuelta a Suiza Kruijswijk terminó de confirmarse, con una gran victoria de etapa en el durísimo puerto de Malbun y el tercer cajón del podio final. Ahora, a descansar y a preparar la Vuelta.

Enésima perla de Rabobank

2 Peter Sagan (Eslovaquia, Liquigas, 1990). El Bicho volvió por sus fueros tras un inicio de primavera más discreto, dónde sembró, sufriendo en las clásicas del Norte, para recoger los frutos en el futuro. Y el futuro ya está aquí. Sagan repitió incursión en los USA con éxito, venciendo una etapa de California en uno de esos finales nerviosos que tan bien le vienen y siendo segundo en Philadelphia tras Henderson en un sprint masivo. Luego se plantó en la Vuelta a Suiza dónde no es exagerado decir que fue el mejor ciclista de la carrera, aunque no contase para la general desde el primer día en línea en Crans Montana. Segundo en el prólogo tras Cancellara, el fenómeno eslovaco se metió en la fuga de la etapa reina y aguantó en cabeza el tremendo Grosse Scheidegg junto a escaladores como Ten Dam o Fuglsang, siendo superado por un Cunego sin cadena que venía del pelotón. Pero recordando su pasado de biker, Sagan se marcó un descenso genial, alcanzó al Principino y le batió al sprint. Victoria de categoría especial que hace pensar que este chaval no tiene límites. Luego lo remató con otra victoria de etapa al sprint y un segundo puesto tras Hushovd en un mano a mano tremendo. Y para rematar esta racha, campeonato nacional, dónde ganó pese a su intención de ayudar a su hermano Juraj.

3 Roman Kreuziger (República Checa, Astana, 1986). El checo se ganó este tercer puesto del ranking en un Giro más discreto de lo que tanto él como su equipo esperaban. Kreuziger estuvo instalado siempre en el segundo plano de favoritos, sin fallar estrepitosamente ningún día pero sin ser capaz tampoco de acercarse a la pelea por el podio o a la victoria de etapa. Al final, terminó llevándose una maglia bianca más sufrida de lo previsto por la gran carrera de Kruijswijk, acabando en un correcto séptimo puesto final. Aunque todavía es joven, con unas cuantas temporadas ya a sus espaldas, quizá tenga que empezar a plantearse si es un ciclista para generales de grandes vueltas o tiene que centrarse en carreras de una semana y clásicas, que parecen adaptarse mejor a sus condiciones.

4 Edvald Boasson Hagen (Noruega, Sky, 1987). Otro que volvió tras una primavera desafortunada es el noruego, al que la mala suerte dejó sin muchas de las clásicas para las que siempre ha parecido destinado. Volvió en Baviera a lo grande, ganando etapa y protegiendo el triunfo final de su compañero Thomas y lo confirmó en la Dauphiné, dónde no consiguió ninguna victoria pero dejó su marca en la carrera como pocos. Metiéndose en los sprints, dónde fue superado por el cohete llamado Degenkolb, haciendo tercero en la crono larga y sobretodo, haciendo un trabajo descomunal en la montaña alpina para Wiggins, vencedor final de la carrera. Las selecciones del pelotón que hizo en ascensiones míticas como la Croix de Fer dejan bien claro que EBH tiene calidad para subir con los mejores en la alta montaña. Quizá este Tour sea muy pronto para verle ahí, pero en el futuro no hay que olvidar que Boasson Hagen es algo más que un tremendo finalizador.

5 Diego Ulissi (Italia, Lampre, 1989). Una victoria de etapa en el Giro y la general de la Vuelta a Eslovenia son un botín suficiente para que el jovencísimo italiano se cuele en este Top5. Ulissi afrontaba su primera vuelta grande en un escenario muy complejo, metido en una Lampre que tenía que trabajar a destajo para Scarponi y Petacchi en un recorrido durísimo. No era el mejor panorama para una joven promesa debutante en la Corsa Rosa. Discreto durante las dos primeras semanas, Ulissi consiguió filtrarse en la fuga buena en la maratoniana jornada de Tirano y resolvió la etapa en un polémico final, con Visconti empujándole antes de meta y acusándole de haberle cerrado. El jurado le dio el triunfo. El doble campeón mundial junior repitió fuga camino de Finestre, dónde no pudo hacer nada ante un Kiryienka sin cadena y llegó a Eslovenia pletórico. En el país balcánico se llevó la etapa reina y la general ante una concurrencia notable, con su compañero Spilak, Vincenzo Nibali o Carlos Sastre más la armada local como rivales. Trabajando o con libertad, Ulissi sigue progresando.

El mejor rookie de C&H

1 John Degenkolb (Alemania, HTC-High Road, 1989). A Degenkolb ya le conocemos. En invierno y primavera ya había enseñado que su irrupción era la más fulgurante de todos cuantos han llegado al profesionalismo esta temporada. En estos meses de mayo y junio, con la temporada ya asentada, no ha hecho más que confirmarlo. Primero en su país, aprovechando las pocas ocasiones que Alemania brinda a sus no-escasos talentos de brillar ante su gente: victoria el primero de mayo en la prestigiosa carrera de Frankfurt y etapa en Baviera -después también sería tercero en el campeonato alemán, batido sorprendentemente por Wagner y Ciolek-. Luego, la traca. Doblete tremendo en las etapas asequibles de la Dauphiné, ganando con final en cuesta y en un sprint clásico. Es el nuevo cohete factoría Stapleton, pero con la virtud de la versatilidad.

Cohete Stapleton de última generación

2 Marcel Kittel (Alemania, Skil-Shimano, 1988). Y de cohetes teutones va la cosa. Kittel había pasado con la vitola de ser más un rodador con punta de velocidad que no un sprinter buen rodador, pero en pros se ha decantado por la segunda opción. Atrás queda su medalla en el Mundial de la disciplina o su título europeo en categoría u23. Ahora se dedica a arrasar las llegadas masivas en carreras históricas como los Cuatro Días de Dunkerque, a ganar la primera edición profesional de la Vuelta a Berlín o el Delta Tour, una carrera tan llana que sus únicas cuestas son las de los puentes que unen las múltiples islas que forman el estuario del río Escalda. Habrá que verle si es capaz de ser tan rápido también en el siguiente nivel, el World Tour. La Vuelta le espera.

3 Bart De Clercq (Bélgica, Omega Pharma-Lotto, 1986). Tardío neoprofesional, atípico belga. De Clercq empezó siendo atleta hasta que las lesiones le llevaron a la bici. Fue después de licenciarse en educación física en la Universidad de Gante. Empezó como cicloturista, luego llegó al equipo amateur de Lotto y tras dos años de buenos resultados en el equipo dirigido por Kurt Van de Wouwer (flamenco y escalador como él) pasó este año al primer equipo. Y en su primera grande, empujado por homenajear a su compatriota Weylandt, diana en el primer final en alto, en el tendido Montevergine. Y 27o puesto final en la general de un Giro durísimo. Buen escalador para Lotto.

4 Giacomo Nizzolo (Italia, Leopard-Trek, 1989). Nizzolo forma parte de la triada de velocistas estrella llegados este año al profesionalismo con el ya archiconocido Guardini y el Geox Matteo Pelucchi, ganador en Almería este año. Ha sido el último en ganar de ellos, pero se estrenó en una buena plaza: la última etapa de la Vuelta a Baviera batiendo a Degenkolb y Boasson Hagen. Nada mal. Su temporada está plagada de puestos en los sprints allá dónde ha corrido, en este periodo Dunkerque, Baviera, Delta y Ster ZLM Tour. En poco tiempo, y de seguir con su progresión, puede haberle comido el rol de sprinter titular del Leopard a su paisano Bennati.

5 Ramunas Navardauskas (Lituania, Garmin-Cérvelo, 1988). Campeón nacional de un país con otros jóvenes también mereceredores de este ranking como Juodvalskis o Kruopis, el ciclista del Garmin se gana este Top5 por estar corriendo un equipo puntero como Garmin y hacerlo tan bien como para ganarse una plaza en el nueve del Tour, el único neoprofesional que disputa este año La Grande Boucle. Y es que su podio en la Ster ZLM Tour, en terreno ardenés, solo superado por un intratable Gilbert y Niki Terpstra y sus grandes dotes de rodador todoterreno convencieron a Vaughters que el lituano podía aportar más al equipo que todo un vencedor de Roubaix como Johan Van Summeren. Ahí es nada.

Los que vendrán… un ojo en el panorama sub23

Resumir estos dos meses de intensa actividad en la categoría sub23 no es fácil. Las carreras por etapas tomaron el testigo de las pruebas de un día en una época del calendario muy intensa, con muchas pruebas coincidiendo en el tiempo. Carreras para todo tipo de ciclistas: desde las gimcanas de rotondas y viento para rodadores del Olympia’s Tour holandés, dónde el filial de Rabobank como suele ser habitual hizo de las suyas ganando la carrera con Jetse Bol (1989) y colocando a Tom Dumoulin (1990) y a Ramon Sinkeldam (1989) entre los cinco primeros, a los tres días para escaladores en los Pirineos franceses de la Ronde de l’Isard, dónde el francés con orígenes vascos Kenny Elissonde (1991) consiguió batir a los escaladores del Trek-Livestrong, el kiwi George Bennett (1990) -de quién ya hablamos allá por enero cuando fue profeta en su tierra con el Tour de Wellington- i el yankee Joe Dombrowski (1991).

Un paréntesis para la disputa de la Paris-Roubaix Espoirs, donde los jóvenes tulipanes volvieron a florecer esta vez con el triunfo de Sinkeldam por delante del novel flamenco Jasper Stuyven (1992), el americano del filial de Garmin Jakob Rathe (1991) y el sprinter francés Arnaud Demaré (1990).

Junio trajo la Vuelta a Berlín, pasto de rodadores, decidida en la combinación de la contrarreloj por equipos y la individual, con el resto de etapas para sprinters. Perfecto para los chicos del Thuringer Energy Team -segundos en la CRE tras los holandeses del Van Hemmert-, origen de los Martin, Gretsch, Kittel o Degenkolb entre otros, que esta vez se llevaron el triunfo con el corredor de primer año Jasha Sutterlin (1992), cuarto en la CRI. Mientras tanto, en la Vuelta a Noruega, abierta a ciclista élite de equipos continentales, el prodigio holandés Wilco Kelderman (1991) era el más regular y se imponía en la general por delante de, entre otros escandinavos, Michael Rasmussen. La carrera noruega también dejó un triunfo de etapa de uno de los aussies más prometedores de la nueva generación del AIS, Michael Hepburn (1991), tremendo rodador que venía de hacer sexto en el Olympia’s Tour y que luego ganaría la crono de la Vuelta a Turingia. También en esas fechas se disputaba la prueba canadiense de la Copa de las Naciones, en Saguenay, una carrera algo devaluada al coincidir con muchas de las mejores pruebas europeas de la categoría. Allí volvió a brillar al sprint Demaré, que se llevó un par de etapas en sendas llegadas masivas. Los otros triunfadores fueron los daneses, que se llevaron la general con el consolidado todoterreno Christopher Juul Jensen (1989) y etapa con un inexperto Lasse Norman Hansen (1992), y los kazajos, con el triunfo parcial y segundo puesto final de Arman Kamyshev (1991) y el tercer cajón del podio para Miras Berdebekov (1989). Parece que Vinokourov tiene cierto relevo para el futuro del Astana.

Sin olvidarnos del triunfo del ruso del filial del Katusha Nikita Novikov (1989) -también ganador semanas después del Tour de Saboya- en la Vuelta a Eslovaquia por delante de un curtido ejército de ciclistas del Este nos plantamos en el esperado GiroBio -carrera de 10 días abierta a dilettanti de hasta 27 años, lo que abría el abanico de candidatos fuera del marco sub23- que empezó con el triunfo del sobrino de un ilustrisimo, Moreno Moser (1990) en un pequeño grupo y que tras un par de llegadas al sprint, conoció quienes se jugarían la general, los italianos Stéfano Agostini (1989), ciclista de la todopoderosa Zalf Fior, y Mattia Cattaneo (1990), revelación de la carrera, se las tendrían que ver, un clásico, contra un colombiano, Winner Anacona, élite de primer año, que el año pasado había sido octavo. Cattaneo fue el más regular y el mejor de los tres en la contrarreloj y terminó llevándose un triunfo ciertamente sorprendente para un tipo sin grandes resultados hasta el momento. Anacona sería segundo y se llevaría una etapa y Agostini tercero pero con dos victorias parciales. La contrarreloj fue para el especialista checo Jakub Novak (1990) por delante de Moser, rodador como su tío, que se llevaría otra etapa escapado en solitario el penúltimo día.

Coincidiendo con la última semana del Girobio se disputó otra prueba clásica del calendario, la Vuelta a Turingia, con un trazado bastante atractivo con terreno para sprinters, rodadores y también con etapas de media montaña aptas para escaladores y atacadores. Kelderman se confirmó como la gran figura de la categoría, ganando la CRI, 11 kms en ligera subida que le beneficiaron ante la pléyade de rodadores, y una etapa con final nervioso donde se permitió el lujo de ganar el sprint con el maillot de líder y la carrera sentenciada. Antes, en la etapa reina, solo un ataque postrero del potente sueco Tobias Ludvigsson (1991) -notable temporada la suya- le había impedido un hat-trick tremendo. La carrera también dejó el triunfo en la CRE de los pistards aussies del AIS sobre los Rabobank y las escuadras teutonas, y las victorias al sprint del alemán Nikias Arndt (1991) y del ya conocido británico Luke Rowe (1990). La sequía del conjunto local del Thuringer Energy quedó minimizada por la buena actuación de Jakob Steigmiller (1990), segundo en la general -el único a menos de un minuto de Kelderman-. Por si fuera poco, Rabobank también metió en el podio a Tom Dumoulin. Los holandeses no dan al abasto con su cantera.