He de confesarlo, a mis 22 años, por H o por B nunca había podido vivir un día de ciclismo de profesionales en vivo. Cuando en ¿2004? llegó por última vez la Vuelta a Castelló estaba fuera de casa y no pude ver la victoria de Freire; además mi costumbre de sacarme más asignaturas en septiembre que en junio siempre me ha impedido desplazarme a algún sitio cercano para ver en vivo alguna etapa de la Vuelta, y si se le suma que la Volta a la Comunitat Valenciana todos los años me coincidía con prácticas de clase, resulta que nunca había podido disfrutar de una jornada desde la cuneta.
Me despertaba con la ilusión de un niño pequeño al que llevan por primera vez al circo y bien pronto me llevaba el primer palo del día. Un conocido, llamémosle BorjaMari, con quien había quedado para ver la carrera, se echaba atrás, y en lugar de visitar un aeropuerto hecho para personas como él decidía ir a pasar el día con el suegro en el circuito de Fórmula1. TRUE STORY y WORST EXCUSA EVER.
Sin coche necesitaba otros medios para acercarme a ver la salida, pero otros dos amigos que tenían intención de ver la carrera decidían que sus exámenes eran más importantes y me dejaban sin la oportunidad de estrechar la mano a genios de esto como Joaquim Rodríguez, Oscar Freire o Samuel Sánchez. Sin tiempo que perder iba a por la bici de hace quince años de mi padre y me encaminaba al Desert de les Palmes a las 12:30 para ver los tres pasos programados.
Cuando en todo un año lo más que has hecho es echar diez pachanguitas de baloncesto en la liga local contra gente que te dobla la edad tu estado físico a media subida es peor que el de Rein Taramäae en Xorret de Catí, pero como todo un Serge Pauwels, a tu ritmo, resistes sin poner el pie a tierra. Hecho unos zorros coronaba algo que me había parecido el Tourmalet, y en la cima de la vertiente de Castelló desde donde se veía toda la subida por Benicàssim, la sombra de un pino era un lugar paradisíaco hasta que llegaba el profesor de Estructuras Avanzadas y antes que buenas tardes te decía que a ver cuándo le enviabas la práctica de CYPE.
Tras una corta espera se veía aparecer en la base del puerto los escapados y a los pocos minutos aparecían en la cima un grupo de siete-ocho corredores entre los que para mí por encima del resto destacaba Pablo Lastras por motivos de dar la brasa a terceros. Pasaba José Luis de Santos abriendo la carrera y poco después el pelotón pero mi inexperiencia en las cunetas hacía que no me enterase de nada.
Los globeros pro’s se dedicaban a subir y bajar, mientras que yo ya estaba bien en la la cima de la vertiente por Castelló con mi bocadillo y mi fruta, mientras unos globeros domingueros como yo tenían un animado debate unos metros más allá sobre las opciones de Sastre en el Tour.
Al final decidía moverme en busca de otra ubicación y tras pasar por el grupo de fans de JJ Rojas (bandera española incluida, aunque sin rastro de pantanos) bajaba unos metros para aposentarme en la última rampa antes de coronar la vertiente por Benicàssim.
Y ese siempre será un punto especial para mi vida como aficionado ciclista. Desde allí en el segundo paso vi cómo Alberto Contador había atacado a más de 50km de meta por primera y probablemente única vez en su carrera, vi a Carlos Sastre en el grupo de favoritos y vi a un grande entre grandes como Paco Mancebo. Además, contento de haberlo reconocido, pude echar un grito de ánimo a Noel -llevabas el número 98 ¿verdad?- algo antes de ver la bandera verde por segunda vez.
La tercera subida llegó rápido con un poco de conversación con unos chicos que había por allí a quienes un amigo les hacía de RadioCorsa, por lo que no nos pilló de sorpresa ver a Contador y JJ Rojas en cabeza de carrera. Mientras por detrás la épica del día iba en aumento cuando vi a los Euskaltel asumiendo el peso de una persecución y vi a Luis León Sánchez disputando una carrera con el maillot de Rabobank. Los ciclistas pasaban en grupos pequeños, y al poco de dar un grito de ánimo a Maté llegó el cénit. Vi cómo Benja Noval comandaba el último grupo grande pocos metros por delante de la ambulancia tras la que salí escopeteado en sentido contrario para no enterarme del resultado.
Pese a la enorme magnitud de todo lo vivido, nada de esto importa, el día acabó con un sabor amargo para mí, y es que bajando de vuelta a casa, como un Andy Schleck de la vida se me salió la cadena y tarde algo más de 39” en reponerme del contratiempo. Entendí en ese momento muchas cosas y prometo no meterme más con él y hacer chistes malos sobre cadenas… bueno, la verdad es que no sé a quién pretendo engañar.
Enhorabuena por la experiencia, Xavi. Aunque sé que es una putada ir solo a algo así (y eso que yo fui a ver una prueba de ciclocross), por lo que el tal BorjaMari debe ser una mala pécora… pero aun así, seguro que disfrutaste como un enano.
Un saludo.
Bueno, 22 años, todavía no es tarde para mí, no es tan grave no haber podido vivir un día de ciclismo profesional todavía.
Recien follado del examen de penal, la decisión responsable no dió sus frutos.
Algo pude ver de todas formas ya que pasaron por Mª Agustina, pero como flechas. Se te pudo ver claramente en la mejor rampa del Desierto, esperaba camiseta del Castellón en vez de la Marató i Mitja pero bueno…
La próxima voy seguro.