Ni un sólo muro de los 31 que recorrieron los ciclistas presentes en la salida de la Amstel Gold Race, en Maastricht, ni siquiera los dos últimos, el Keutenberg y el Cauberg, fueron los más duros de la carrera. La dificultad más exigente fue una que no se corrió y que ni tan siquiera formó parte del recorrido. Respondiendo al nombre de Eijafjalla, y situado a miles de kilómetros de la meta en Valkenburg, un volcán islandés condicionó una carrera que salvó del impacto mediático una exhibición de un hombre, Philippe Gilbert, que parece correr con las intenciones de los ciclistas de antaño, con pasión y hambre de victoria y gloria.

En un deporte donde sólo contadas carreras tienen el absoluto beneplácito de la afición, que con unanimidad no ve el deporte que quiere ver, sobre todo aquí, en España, un volcán a miles de kilómetros ha terminado dejando en evidencia a ciertos corredores y sus equipos (Alejandro Valverde, Carlos Sastre, Luis León Sánchez,… )… y situando a otros en una posición más digna (Manuel Quinziato, Joaquim Rodríguez, Filippo Pozzato, Footon-Servetto…) que, aunque no acabara por reportarles ni un beneficio en carrera debido al cansancio acumulado, sí les dejó con la tranquilidad de haber hecho su trabajo como auténticos profesionales.

Cuando la noticia saltara a primer línea mundial, nada hacía presagiar que tal hecho pudiera llegar a bloquear media Europa de la manera que las cenizas del volcán Eijafjalla lo ha hecho. La previsión era complicada, pero la información para estructuras que juntan un presupuesto tan elevado como Cervélo Test Team o Caisse d´Epargne debería ser fluída y suficiente para abordar la situación de manera más adecuada. Sobre todo en el caso de Alejandro Valverde, sobre quien planea la sombra de la suspensión y que no debería haber dejado escapar una oportunidad tan buena como la del domingo. Para su compañero Luis León, también, ya que la prueba que mejor le venía de las tres clásicas de esta semana era la Amstel Gold Race. Especularon, suponemos que junto a sus managers y directores, y perdieron la oportunidad de darle a su equipo una victoria que deben ansiar toda vez que el patrocinio que sustenta la estructura navarra acaba en 2010 (aunque hay rumores de conversaciones muy avanzadas).

Una vez tomada la decisión de no pegarse la paliza de afrontar un road trip desde Alicante a Maastricht, de viernes a sábado, y resignarse a no correr la Amstel Gold Race, más ridículo quedó conocer la previsión aeroportuaria para estos días y resignarse, esta vez sí, y de verdad, a hacer dicho viaje para llegar a tiempo de correr la clásica intermedia del tríptico, la Flecha Valona, junto con otro de los murcianos del equipos, Luis Pasamontes.

Caso a parte merece la decisión de Carlos Sastre de ni siquiera presentarse ante el muro de Huy si no abren los aeropuertos de la zona. No existe otra posibilidad que criticar en el caso anterior la poca previsión y falta de profesionalidad del Caisse d´Epargne y sus líderes, pero el caso del abulense, que comentó que esperaría a hoy a al apertura del aeropuerto de Bruselas, todo un ganador del Tour de Francia, un veterano del pelotón, quien no exige, ni a sí mismo ni a su equipo la presencia en carreras de este calado es, según considera el que escribe, una falta de respeto a este deporte, sus recuerdos, su historia y su afición.

Otro de los equipos afectados con presupuesto suficiente y que no consiguieron llevar todos los corredores necesarios a Holanda, y probablemente tampoco lo hagan mañana en Bélgica, es el Team Columbia – HTC, con Bob Stapleton atrapado en Londres y con varios corredores como Greipel o Renshaw no queriendo pasar unas vacaciones en Turquía, donde estuvieron compitiendo hasta el domingo.

El caso de bloqueo más particular y curioso, la intrahistoria más digna de ser contada, de todas formas, es la del veterano Kurt Asle Arvesen, del equipo británico, supertecnológico y capaz, Team Sky. El campeón noruego se encontraba haciendo una demostración de spinning en… ojo… ¡una plataforma petrolífera a 400km de la costa noruega en el Mar del Norte! Los helicópteros no pudieron volar el jueves, cuando tenía planeada la vuelta, y la navegación estaba prohibida debido a los niveles del mar. El resultado, improvisar sesiones de spinning para mantener el tono físico, como bajar 10 veces diarias las escaleras que se adentraban en el mar y que formaban parte de la plataforma.

Más fácil en la decisión lo tuvieron los que terminaron la Vuelta a Castilla y León y querían presentarse a las carreras de las Ardenas, en Bélgica. Alberto Contador y Benjamín Noval salieron desde Santiago de Compostela dirección Bruselas, en coche particular, y ya hoy han estado soltando piernas en los últimos kilómetros de la carrera de mañana tras haber hecho noche en Pau (Francia). Óscar Pereiro se hizo, a partir del lunes por la mañana, nueve horas de tren y 6 de coche. Los Euskaltel que corrieron en CyL, como Igor Antón, 800 kilómetros en coche desde el País Vasco. Otro caso a destacar son 3 Cofidis, Moinard, Moncutiè y Pauriol, que se encuentran bloqueados en Turquía (donde compitieron hasta el domingo y donde otros corredores como el mencionado Greipel están también parados), y que no podrán estar mañana en la línea de salida.

La observación final es, tanto si han ido como si no, que apelar a la profesionalidad de un grupo de deportistas que en términos generales ha sido y está siendo perseguido por numerosos casos de dopaje es capital para salvaguardar este deporte. Tengan o no la culpa de estos retrasos, lo que se espera es que la respuesta sea responsable y profesional, sin especular con la asistencia a una carrera que, para unos más que otros, era necesaria y vital, y, para otros aunque quizás en no todos los casos, un trabajo que podrían haber afrontado teniendo en consideración los medios que disfrutan estas estructuras.

Javier Cepedano