Junio acaba y el Tour empieza. Así es el séptimo mes del calendario gregoriano en el mundo del ciclismo: el mes de la más prestigiosa y mediática de todas las carreras ciclistas. El Tour de Francia, que este año tendrá como región de comienzo la Vendée, aquella que auspicia el camino del Europcar de Jean René Bernaudeau y Titi Voeckler, centra la atención del mundo del ciclismo en general y también muchísima parte de la actualidad deportiva mundial. Sin prácticamente competencia (sólo coincide con Wimbledon en el último fin de semana de actividad en el All England) y sin igual (¿alguien duda de la importancia de la ronda gala?).
En una edición totalmente condicionada y mediatizada por el Solomillo Gate, el Tour será otro pulso más (el tercero en plenitud) entre Alberto Contador y Andy Schleck. Sendos candidatos llegarán a la salida habiendo trazado un camino que equidista en todo. En la forma, en el fondo… y en los resultados. Y, en cualquiera de los dos casos y por varias razones, ninguno a priori parte con una gran ventaja que el otro una semana antes del comienzo de la carrera. Ello cuando uno aún tiene todo que demostrar y el otro está ya entre los más grandes de la historia (o por lo menos camino de). El ciclismo es un curioso juez que a veces no mira el triunfo ni la victoria para catalogar de la misma manera a dos corredores. Contador, con 9 triunfos ya este año (Murcia, Volta, Giro), ha corrido durante todo el año con la seguridad de un juicio continuo a sus resultados, con la sombra del dopaje persiguiéndole pedalada tras pedalada. Lleva una temporada que abruma. Schleck, que guarda como mejor resultado el tercer puesto en La Doyenne (¡!), ha disfrutado de una preparación tranquila y muy alejada de cualquier tipo de presión y agobio. Siempre mirando el pulsómetro. Siempre pensando en julio. 0 victorias -ni tan siquiera la pachanguilla del campeonato nacional luxemburgués-.
Tras ellos, una terna de nombres con notables diferencias entre ellos. Un joven neerlandés con condiciones pero que aún no ha terminado de explotar en GT´s; Robert Gesink. Un doble ganador del Giro de Italia, y podium del Tour, que tiene en la ronda gala su gran objetivo del año; Ivan Basso. Y un australiano cuyos resultados han ido mejorando en los últimos tanto como la simpatía que genera en la afición, que una vez perdió su gran oportunidad en el Tour y no sabe si volverá a tener otra; Cadel Evans. Después, la tropa de RadioShack -¿cuál de todos -Klöden, Leipheimer, Horner o Brajkovic- luchará por el podium?- o los “solos ante el peligro” como Samu, Vinokourov, Wiggins (aunque cuente con la posible ayuda de Urán), Van den Broeck o Hesjedal.
Habrá emoción, pero porque estamos de Le Tour. El recorrido, salvo alguna salvedad bastante notoria, puede sucederse de tarde en tarde de esperando a los últimos 10 km. de cada etapa. Una tendencia que esperamos -con muchísimo deseo- que se pueda romper al menos los días de Luz Ardiden y el del Galibier. Lástima que con la actual actitud del pelotón en la carrera más importante de todas, que la primera de las mencionadas venga “pronto” y la otra sea el día antes del final en Alpe d´Huez (y ésta a su vez antes de la crono “larga”) no supone el mejor de los augurios. En cualquier caso, la primera semana tendrá al menos esos finales interesantes (además de la siempre espectacular -pero extremadamente corta- TTT, esta vez en Les Essarts) que siempre busca ASO con las llegadas al Mont des Alouettes (2 km. finales al 5%), Mûr-de-Bretagne (2 km. finales a una media del 7%), Lisieux (con un kilómetro -2 al 8%), Super-Besse Sancy (el más exigente de todos en la que es más una etapa de media montaña) y un día después el de Saint-Flour (uphill-finish de un kilómetro al 8%). Vamos, una primera semana que hubiera sido un auténtico paraíso para Alejandro Valverde y que este año podrán disfrutar los Gilbert o Cunego.
El Tour es el Tour. No hay carrera más vista y que más beneficio ofrezca. No hay evento ciclista que más genere y que más se siga. Esperemos que los equipos y sus líderes sean fieles a la cita y veamos un gran espectáculo durante julio; el mes del Tour de Francia.
Oyendo las declaraciones de Andy (y, en general, de todos los corredores) en los últimos dias/semanas la verdad es que parece que lo único que le preocupa es de intentar convencer a todo el mundo de que puede (no con mucha convicción) ganar a Contador.
A mi lo que me parece es que se está intentando auto-convencer a si mismo un poco.
Por otra parte, aunque hemos visto a Contador muy fuerte en el Giro (y yo le vi con mis propios ojos lo fuerte que puede ser en la Marcha en su honor hace un par de semanas, con que facilidad rodaba oiga!) pues hacer lo mismo dos veces… y ahora los rivales son otros (no solo Borjamari xD).