Foto: SumOfMarc

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Hace casi una década que nació el UCI Pro Tour y sus fundadores lo llevaron a cabo en torno a una idea muy clara: que los mejores ciclistas y los mejores equipos compitiesen en las mejores carreras del mundo. Entonces se pensó en compararlo con la Champions League de fútbol, un ejemplo fácil de captar para público y resto de agentes del ciclismo, pero que no era el mejor símil posible.

La idea sigue rondando sobre muchas de las cabezas que dirigen el deporte de la bicicleta, pero el fútbol es demasiado diferente al ciclismo. Una mejor comparación es el tenis y sus circuitos ATP y WTA (masculino y femenino), aunque sea un deporte puramente individual y no haya equipos más que en la Copa Davis.

En el tenis hay un calendario de pruebas que abarca casi todo el año natural y casi todo el globo, algo similar (aunque más internacional) a lo que sucede en el ciclismo. Djokovic, Federer, Nadal, Murray, Ferrer y demás se enfrentan a lo largo de toda la temporada. Lo hacen en tierra batida, en hierba, en pista dura, bajo techo y al aire libre; en los cuatro grandes, en los Masters 1.000 y en unos cuantos torneos menores; en Europa, en América, en Oceanía y en Asia; en enero, en mayo y en noviembre. Siempre juegan los mejores. Siempre.

Un principio parecido a este se encuentra bajo el famoso reto de las tres grandes vueltas propuesto por Oleg Tinkov y popularizado en las últimas semanas. El Abierto de Australia, el menos importante de los cuatro grand slam de tenis, es un evento internacional porque se asegura que, salvo lesión, los mejores jugadores del mundo estarán participando en él. Y eso es algo que no sucede en ciclismo.

¿Cuántas veces ha caído el interés del Giro de Italia y la Vuelta a España por culpa de una participación de menos nivel de lo esperado? Incluso el Tour de Francia se ha visto perjudicado en ocasiones por algunas bajas puntuales, aunque es la única de las tres grandes que mantiene un interés más o menos constante sin dependencia de la participación.

Hablamos de Giro, Tour y Vuelta, pero este efecto es lógicamente mayor en las carreras menores del calendario. Por seguir con la mejorable comparación con el tenis, es mucho más fácil imaginarse interés en el torneo de Indian Wells ante una final Nadal-Djokovic que en la lucha por la clasificación general de la Paris-Nice (pese a los casos de los últimos años).

Ideas de gente ajena al ciclismo

El ciclismo es un producto deportivo con varias características muy peculiares que tener en cuenta ante su comercialización. Por ejemplo, hace unas semanas se decía que algo que sorprendía al entorno de Fernando Alonso al pensar en el fallido proyecto ciclista del piloto, es que millones de personas vean el Tour de Francia en las cunetas y los protagonistas no saquen beneficio económico directo de ello. Sirva esto para ilustrar un tipo de pensamiento frecuente en gente que empieza o a descubrir el ciclismo o a intentar hacer negocio con él.

Algo así sucede con Tinkov. “Tiene una visión que probablemente sea difícil de ver en la mayor parte del mundo del ciclismo”, decía de él Michael Rogers (empleado de Tinkov, por otra parte) en Cycling Tips. En una entrevista en Sky Sports, el millonario ruso explicaba que todo el deporte se beneficiaría de su idea. Tinkov cuenta que él y el mánager general del equipo, Stefano Feltrin, empezaron a pensar “por qué el ciclismo es uno de los pocos deportes donde los mejores ciclistas no compiten entre ellos”.

Tinkov, que ignora o desprecia algunos trazos del ciclismo, probablemente sepa que su idea del reto de las tres grandes es irrealizable a largo plazo. Puede que alguno de los cuatro grandes vueltómanos de la actualidad se anime a disputarlas –aunque el propio Tinkov reconoce que se conformaría con que en 2015 se sumasen al Giro-Tour–, pero parece difícil contravenir a un siglo de historia de ciclismo y cambiar de forma tan radical la manera de competir en este deporte.

Que se extendiese el triplete tendría varias consecuencias. Por un lado, haría más probable la reducción de Giro y Vuelta a dos semanas, como propuso Patrick Lefevere. Después, perjudicaría al resto del calendario, a las pruebas menores, algo que ha dejado caer de manera más o menos sibilina Christian Prudhomme, director del Tour de Francia, en otra entrevista, en este caso en Cyclingnews.

“Es importante que los mejores ciclistas estén en las mejores carreras”, dice Prudhomme, “pero no significa necesariamente que sean las tres grandes vueltas. Significa grandes encuentros durante la temporada, lo que en otras épocas Eddy Merckx y Bernard Hinault solían hacer”. A Prudhomme, como parte de ASO, le interesa potenciar la Paris-Nice, Critérium Internacional, Dauphiné o la misma Liège-Bastogne-Liège. Y el Tour, como carrera, es quien menos tiene que ganar, porque ya está muy cerca de su tope.

Para dentro de dos años está previsto un cambio en el calendario propuesto por la UCI, y una de sus líneas maestras parece ser evitar que coincidan carreras en el World Tour, como sucede con la Paris-Nice y la Tirreno Adriático en marzo. Prudhomme señala que lo que “cuenta de verdad es que la narrativa del ciclismo sea lo más bella posible y que los mejores nombres estén todo el año en el candelero”.

Competir de febrero a septiembre

Con o sin el reto de las tres grandes, se observa una cierta tendencia hacia eso. Este año, Contador, Froome y Quintana ya habían llegado a marzo con al menos una victoria en su cuenta de la temporada. Madrileño y colombiano fueron primero y segundo en la Tirreno Adriático, y los tres estuvieron entre los primeros clasificados de la Volta a Catalunya. De los cuatro nominados por Tinkov, Nibali es el que ha estado más tranquilo; quizás no sea casualidad que el italiano sea el más reacio a aceptar la propuesta de las tres grandes.

En el circuito ATP, un tenista de élite no puede saltarse un Masters 1.000 si no es por lesión, y tiene que jugar un número determinado de torneos menores durante la temporada. Es inimaginable pensar en un ciclismo con normas que obliguen a las figuras a aparecer en todas las carreras World Tour. Las circunstancias físicas que exige la bicicleta no tienen nada que ver con el tenis, igual que sus periodos de recuperación y la naturaleza del deporte. No hay punto en el que compararlo: la salud del ciclista, por lo que se esfuerza, es más frágil que la del tenista.

Pero sí parece que el ciclismo quiere conducirse hacia un escenario en el que sus mejores deportistas estén en lucha constante, salvando las condiciones que diferencian a sus atletas de los otros atletas. La presentación del Tour, lugar en el que se concentra toda la plana mayor de este deporte, puede ser un evento crucial para empezar a diseñar un calendario “ATP-UCI”. En un deporte como el ciclismo, de valores más bien clásicos y férreos, a veces las locuras, los pensamientos desde fuera, pueden ayudar a mejorar.