El binomio Philippe Gilbert – Samuel Sánchez había dado extraordinarios resultados a BMC Racing Team en la Amstel Gold Race. Un planteamiento perfecto y una ejecución impecable en las pendientes del Cauberg auparon al valón a su tercera victoria en la clásica cervecera. El asturiano atacó en los primeros compases de la ascensión provocando la reacción de Kwiatkowski, Gerrans y Valverde, que asistieron impotentes al sublime hachazo del valón que le valió el triunfo en Valkenburg.

Es por esto que cuando un grupo de 9 ciclistas salió liderando la carrera de la Città Alta de Bergamo el rol de favorito de Philippe Gilbert recobró fuerza. El último en unirse a él, ya en los primeros metros del descenso, era su compañero Samuel Sánchez, que tras sufrir en las últimas rampas de la ascensión alcanzaba el grupo cabecero dando superioridad numérica al equipo estadounidense. Tenían en su mano las mejores cartas, y calcando la jugada del Cauberg, lanzó un ataque en los metros finales del descenso.

Pero al contrario de lo ocurrido en abril, falló el timing. Su ataque llegó con el grupo lanzado cuando, tras una primera aceleración de su compañero, Rui Costa guiaba el grupo a velocidad elevada cuando el descenso tocaba a su fin. El portugués, evidentemente, no le dio ni un metro de margen y se soldó a su rueda. Pudiendo haber hecho su movimiento aprovechando un parón en el llano y haber sembrado de dudas a los favoritos dispuestos a jugarse la victoria, desperdició su única bala en un ataque prolongado en exceso destinado al fracaso.

Una única diferencia respecto a la Amstel Gold Race, el movimiento de Philippe Gilbert de ayer no iba a llegar encadenado. Samuel Sánchez marcó la pauta en el grupo, pero a falta de 800m se apartó y llegó el parón. Y en ese momento, apareció Dan Martin, que sin haber sido el más fuerte en la ascensión, demostró ser el más listo. Philippe Gilbert lo vio salir pero decidió no saltar a su rueda confiando en su sprint, por lo que a Samuel Sánchez se le presentaban dos opciones. Saltar a la rueda del irlandés o cerrar el hueco.

Eligió la tercera, la de refugiarse en el grupo a la espera de que algún otro integrante hiciese el trabajo que a él le correspondía. Miradas entre unos y otros esperando su respuesta mientras el sobrino de Stephen Roche se encaminaba irremediablemente a la victoria de su segundo Monumento tras haberse estrenado en 2013 venciendo Liège-Bastogne-Liège. Cabía la posibilidad de que hubiese llegado vacío tras sus dos kilómetros previos, pero cuando se le vio sprintar por la segunda posición, se le cayó la careta. Pudiendo haber hecho un último sacrificio en favor de la victoria de Philippe Gilbert, prefirió luchar por un nuevo podio en la carrera lombarda. Quizás su ausencia en el Mundial no era cuestión de piernas sino de actitud.

Un muy buen ataque en un muy mal momento.

Un muy buen ataque en un muy mal momento.