No es difícil imaginarse la sonrisa displacente del profesor de Bradley Wiggins cuando, con el ímpetu de la pubertad latente, éste le comentó que sería campeón olímpico. Después de que consiguiera revalidar el oro en persecución y llevar al conjunto británico al trono, tampoco faltaron escépticos cuando comentó que pretendía dar el salto a la carretera y establecerse como referente de cara a las grandes vueltas. Con el Tour ya en el bolsillo, la idea de que pudiera rendir ni siquiera a un nivel decente en el adoquín de Roubaix hacía a muchos soltar alguna carcajada. Y hoy, cinco meses de finalizar noveno en el velódromo, pocos imaginaban que pudiera inquietar el dominio abrumador de Tony Martin, pero sí algo el británico ha demostrado a lo largo de los años es una determinación fuera de lo común para lograr lo que se propone. Y lo ha vuelto ha lograr. Sobreponiéndose a todos los pronósticos que prácticamente le situaban como mera comparsa del alemán, se ha hecho con el maillot arco iris que le corona como campeón del mundo contrarreloj, uno de los pocos retos que le faltaba por superar en su exitosa carrera.

Wiggins

Bradley Wiggins logra en Ponferrada su primer título mundial en carretera / Foto: @cycling_passion

Batir a Martin es una auténtica machada que, en los dos últimos años, muy pocos tienen el honor de haber logrado. No obstante, es obligatorio admitir que el teutón no ha dado, ni mucho menos, las mismas sensaciones que en Florencia, Valkenburg o Copenhage, como bien demuestran los apenas catorce segundos de diferencia con Tom Dumoulin (Paises Bajos). Lejos de mover con furia y pesadez su famoso 58×11, se le veía jugar en piñones más altos buscando ligereza por encima de velocidad. Unas multiplicaciones alejadas de su zona de confort, que también le distanciaron de una rigurosidad aerodinámica que, en el caso de Wiggo, fue absolutamente académica durante los 48 kilómetros de recorrido. Rígido y plástico al mismo tiempo, el paso de la distancia no hizo sino dar la razón a las sensaciones que ambos transmitían. El ex-pistard lograba dar la vuelta a la tortilla -Martin fue el más rápido en los primeros once kilómetros- sin caer en la precipitación, esperando a que la montaña berciana decantara la balanza a su favor.

Fue la puntilla para el germano, que terminaría dejándose 26 segundos en el mano a mano que eclipsó una contrarreloj dominada hasta la llegada de los gallos por un -relativamente- sorprendente Nelson Oliveira (Portugal). Siguiendo los pasos de su compatriota Rafel Reis en la prueba sub23, fue capaz de solventar la desventaja táctica que supone salir de los primeros sacándose de la manga posiblemente la mejor crono de su vida. Apretando como pocos en la zona previa a las cotas, terminó sacando de punto a aquellos outsiders que amenazaban su lugar en el hot seat. Anton Vorobyev (Rusia) o Sylvain Chavanel (Francia), con mejores tiempos en los puntos intermedios, acabaron sucumbiendo ante el ciclista luso, que se mantuvo como líder hasta la llegada de los seis últimos ciclistas en tomar la salida, a la postre, los seis mejores clasificados en la línea de llegada.

El primero en bajar de la nube a Oliveira fue Vasil Kiryienka (Bielorrusia). Robótico como pocos, abusó con acierto de desarrollo, finalizando la prueba con entereza, lo que le permitió rebasar en la parte final a Rohan Dennis (Australia). Quien fuera segundo en el Mundial sub23 de hace dos años llegó a pelear con los mejores durante los primeros instantes, pero la fatiga hizo mella en él antes de lo esperado y tuvo que conformarse con la quinta plaza, siendo amenazado incluso por Adriano Malori (Italia). Sin embargo, ninguno de ellos tocó metal. Dumoulin, demostrando en suelo ponferradino el por qué de sus cuatro triunfos en la lucha individual de la presente temporada, fue capaz de sobreponerse a un comienzo muy discreto para hacerse con la única presea disponible. Por detrás, Wiggins ya acechaba, esperando la confirmación del enésimo desafío superado. El arco iris ya está en sus vitrinas. Próximo objetivo: el récord de la hora. Y no se rían, que es peor.