A Greg van Avermaet (BMC) le cuesta ganar. Combativo, versátil y fuerte, su palmarés de victorias no hace justicia a la calidad del ciclismo que está ofreciendo en los últimos años. Pero en el último mes ha logrado dos triunfos de nivel que pueden ser fundamentales para otorgarle la confianza necesaria de cara a afrontar el reto mundialista de Ponferrada. Una fue en el icónico Kapelmuur, en el Eneco Tour. La otra ha llegado en lo alto de la Ciudadela de Namur, en el Grand Prix de Wallonie, haciendo gala por partes iguales de fuerza e inteligencia.

Esta vez puede decirse que la escapada buena no se formó hasta la última parte de la carrera. Aunque una fuga inicial protagonizó buena parte del recorrido, a más de 50 kilómetros de meta ya fueron neutralizados. No fue hasta los últimos 20, en la Côte de Lustin, donde se decidió el que terminaría siendo el movimiento definitivo. Antes, varios escarceos, incluyendo a ni más ni menos que Gianluca Brambilla (Omega Pharma – Quick Step) e Ivan Rovny (Tinkoff – Saxo), eso sí, esta vez sin boxeo de por medio.

Los cuatro ciclistas que se destacaron fueron Jelle Vanendert (Lotto Belisol), Jan Bakelants (Omega Pharma – Quick Step), Greg van Avermaet (BMC) y Frank Schleck (Trek Factory Racing). Aunque su hueco nunca llegó al minuto, la perfecta colaboración puso en jaque al ya muy selecto grupo perseguidor del que principalmente tiraba Tinkoff – Saxo, presumiblemente en favor de Rory Sutherland.

Con apenas 25 segundos de ventaja al comenzar a ascender hacia la ciudadela, las opciones no estaban claras. El pelotón continuaba acercándose poco a poco. Bakelants, portador del dorsal 1, fue el primero en demarrar, inconforme con el ritmo que parecía condenarles a ser engullidos. Vandendert reaccionó al instante, mientras Schleck parecía en más dificultades y Van Avermaet no entraba en el juego, limitándose a no perder comba.

El hueco con los perseguidores seguía cerrándose hasta el punto de que Tony Gallopin (Lotto Belisol), que se había destacado desde atrás, los alcanzó. Bakelants había vuelto a intentarlo sin éxito, y la línea de meta se aproximaba. Ese fue el momento de Greg van Avermaet. Con un demarraje seco, afrontó las últimas curvas sin que nadie pudiese cogerle rueda. Gallopin, más fresco, remontó hasta la segunda plaza pero sin opción alguna de victoria.

Foto @TourdeJose

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