Adam Hansen (Lotto Belisol), además de acumular ya varias temporadas con tres grandes vueltas por año a sus espaldas, ser un formidable compañero de equipo cuando es necesario y arrancar las risas de coequipiers y aficionados con su infalible sentido del humor, poco a poco va gestando un palmarés interesante. Con su victoria de hoy en Cangas do Morrazo ya tiene etapas en Giro y Vuelta; la de hoy, además, premio a un movimiento inteligente y lleno de fuerza.

La jornada no tuvo mucho que decir en cuanto a la general, pero sí deparó un final interesante gracias al desorden y la dificultad para organizarse de los equipos tras la selección propiciada por la ascensión al Monte Faro. La escapada de Wout Poels (Omega Pharma – Quick Step), Laurent Mangel (FDJ.fr) y Pim Ligthart (Lotto Belisol) no pudo llegar al alto, donde unos 50 ciclistas quedaron delante para jugarse la etapa. Entre ellos John Degenkolb, uno de los pocos velocistas supervivientes, pero casi sin compañeros.

La falta de apoyos para el sprinter de Giant – Shimano quedó evidenciada con el ataque de Alexey Lutsenko (Astana), que a duras penas pudo mantener a raya el grupo. Un repecho en los últimos kilómetros terminó con las esperanzas del joven kazajo y abrió la veda a los ataques, que fueron pocos para lo que la situación de la carrera, tan descontrolada, parecía pedir. Entre esos pocos emergió el de Adam Hansen. Con un rodar poderoso, la falta de entendimiento en su persecución le dio rápidamente un hueco insalvable. Suficiente para poder saborear una victoria de esas que gustan por lo merecido de la misma.

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Foto: La Vuelta