O por lo menos, lo es a un nivel superior. Porque cuando alguien consigue hacerse con la Triple Corona y se pone a la altura de Jacques Anquetil, Felice Gimondi, Eddy Merckx, Bernard Hinault y Alberto Contador pasa a ser leyenda. Y eso es lo que ha conseguido durante este Tour de Francia el italiano Vincenzo Nibali, un ciclista que ya hacía mucho tiempo había conquistado el corazón de los aficionados por su forma de entender el ciclismo.
Vuelta’10, Giro’13 y Tour’14. Cuánto ha cambiado lo Squalo desde aquella subida a la Bola del Mundo en la que se jugó su primera Gran Vuelta ante Ezequiel Mosquera. Vincenzo Nibali ha asumido que no es peor que nadie y que por piernas puede competir de tú a tú ante cualquier ciclista, aunque éstas no son su única arma pues se complementan con una mentalidad ganadora que no encuentra igual entre sus competidores. En España ganó de forma ajustada, en Italia y Francia por aplastamiento.
Es por esto que el futuro se presenta brillante para el siciliano. Su evolución ha sido impecable, ha mejorado sus puntos débiles y ha reforzado sus puntos fuertes. Vincenzo Nibali seguirá ganando, seguirá escribiendo su historia en este deporte. A día de hoy, a punto de cumplir los 30 años, su palmarés todavía tiene lagunas. A la Triple Corona simplemente la adornan dos Tirreno-Adriatico, un bagaje escaso al que deberá añadir más vueltas históricas de una semana durante las próximas temporadas para poner en valor los triunfos hastta ahora conseguidos. Tour de Suisse, Paris-Nice, Euskal Herriko Itzulia o Critérium du Dauphiné son objetivos que el italiano debe acometer mientras engorda su palmarés en las GTs. Porque parece evidente que su cuenta final no quedará en tres.
Aunque si algo le falta es un Monumento. Lo ha intentado a diestro y siniestro, pero nunca le ha llegado su momento. Escalador puro, sufre en las carreras de un día. Cualquier otro se hubiese rendido ya viendo su incapacidad de batir en el sprint o hacer claudicar en las cotas a hombres más rápidos y explosivos que él. Pero él ahí sigue, una y otra vez. Anticipando, buscando situaciones que abran nuevos escenarios para conseguir la victoria en Milano – Sanremo, Liège – Bastogne – Liège y Giro di Lombardia. Haciendo vibrar al aficionado. ¿Lo hará también en De Ronde y Paris – Roubaix tras haber volado camino de Arenberg?
Le llegará su hora de ganar un Monumento, no cabe duda. Como le ha llegado para vestir la maglia tricolore de campeón italiano. Luchó por ello durante años y ha acabado consiguiendo su objetivo. Lo ha paseado con orgullo durante el Tour, y lo hará a buen seguro durante todo un año. Aquellos con clase siempre deben ir bien vestidos. Siempre quedará la ilusión de verle vistiendo el maillot arcoíris. Meras ilusiones de soñadores. Lo que tenga que ser, será.
Por el momento a día de hoy lo único que está claro es que el año que viene buscará rizar el rizo doblando Giro y Tour. ¿Rosa y amarillo en una misma temporada? No seremos nosotros quien dudemos de lo que Vincenzo Nibali es capaz de conseguir, se ha ganado todo el crédito del mundo. Eso sí, lo único que pedimos es que no por ello nos deje desamparados durante toda la primera de temporada; salvo su ataque en la Cipressa este año le hemos echado mucho de menos.
Para mí una de las mejores noticias de este Tour es que tenemos a un ciclista que podría ganar los 5 monumentos. ¿Lo hará? Seguramente no, pero no es poco saber que lo podría disputar. Ya la lió en 2.012 en San Remo y Lieja, aunque sin victoria; y que puede ganar Lombardía supongo que nadie lo pone en duda. Saber que en las piedras también puede estar es una gran noticia. Es de esperar que no las dispute, puesto que una caida le puede estropear la temporada, pero si algún día va, sabremos que va en serio.