París ha puesto el habitual colofón del Tour de Francia. Con La Course vencida por Marianne Vos como primer plato, el pelotón masculino ha acudido a su cita con la capital francesa en la 21ª etapa. Día de celebraciones y fotos para el recuerdo. De alegría y gloria. Y en el centro de todas las miradas, Vincenzo Nibali, rodeado primero por sus compatriotas y más tarde por sus compañeros. El pelotón llegaba a París, los Campos Elíseos y su Arco del Triunfo volvían a ser invitados de excepción de esta fiesta que cada año nos depara el ciclismo.
Tras tanta foto y tanta celebración camino de París, ciclismo. Los ciclistas llegaban a las avenidas parisinas, y en ellas, tras el protocolario paso del equipo del líder encabezando el grupo, empezaba la acción. Y el primero en probar fortuna era Sylvain Chavanel, uno de los grandes desaparecidos de la carrera, a quien tomaba el testigo un Jens Voigt que ha bailado su último tango en París justo en el momento que el corazón de los aficinados franceses se ha parado durante unos instantes al ver que el segundo clasificado de la general, Jean-Christophe Péraud se iba al suelo. Por suerte, un susto.
Los ataques se sucedían en búsqueda de la utópica victoria ante el pelotón. A los intentos de Chavanel y Voigt se les han unido otros de ciclistas ilustres como Vanmarcke o Van Avermaet, pero no ha sido hasta el cuarto paso por línea de meta que se ha formado el grupo protagonista. Michael Morkov, Armindo Fonseca, José Serpa y el decepcionte Richie Porte. El guión se estaba cumpliendo a las mil maravillas y así se ha seguido cumpliendo. El pelotón cazaba a menos de 10 km y era el turno de los ataques de última hora, que han tenido en Simon Clarke al último protagonista.
Era la hora de los sprinters. Kittel luchaba por la 4ª, Kristoff por la 3ª, Greipel por la 2ª y Sagan por la 1ª. Todos ellos tenían sus trenos preparados, pero como ha venido siendo costumbre durante estos 23 días, la lucha ha estado entre Giant – Shimano y Omega Pharma – Quick Step. Los neerlandeses dominaban, pero el trabajo de los belgas les dejaba en cabeza momentáneamente antes de que la potencia de John Degenkolb devolviese las cosas a su estado inicial. Se entraba en el último kilómetro. Curva a derechas. Recta de meta. Pero entre Tom Veelers y Marcel Kittel se había colado Ramunas Navardauskas, y el alemán veía peligrar la victoria.
Tras él Kristoff lanzaba la llegada tomando un metro de ventaja, pero llegados a los últimos 50m Kittel imponía su autoridad. Del mismo modo que Vincenzo Nibali es ganador del Tour de Francia por derecho propio a pesar de los abandonos de Alberto Contador y Chris Froome, Marcel Kittel es el mejor sprinter del pelotón por derecho propio a pesar del abandono de Mark Cavendish.

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VITTEL VENCIÓ EN LA ETAPA, PERO NIBALI ACAPARA LA GLORIA AL ADJUDICARSE EL TOUR 2014.
La vigésima primera etapa, el último capítulo del Tour de Francia, no tuvo alternativas como suele ser tradicional. El último día es considerado un acontecimiento festivo en el que los participantes pedalean camino al magno escenario de los Campos Elíseos de París, en donde los protagonistas supervivientes reciben la deferencia de miles y miles de aficionados que han estado pendientes de las vicisitudes vividas en el transcurso de las tres largas semanas que ha durado la competición francesa. Homenaje justo rendido de manera especial a favor del italiano Vincenzo Nibali, el vencedor absoluto, y también a los dos franceses Jean-Christopher Péraud y Thibaut Pinot, que han logrado copar las dos plazas, pisando podio. El español Valverde fue cuarto, un lugar de mérito, pero que sabe a poco. Elogio a favor del vasco Haimar Zubeldia, que logró el octavo puesto en la tabla de la general tras una buena actuación sobre todo en la última semana.