La coincidencia con Valonia y el final del Tour, dio lugar a que Orica-GreenEdge fuera el único equipo del World Tour que se acercara hasta suelo toscano para competir en el GP Industria & Artigianato y en el Giro della Toscana. Un viaje que no han podido rentabilizar mejor, ya que tras lograr con vencer con Adam Yates ayer en Larciano, hoy han hecho lo propio de la mano de Pieter Weening en las calles de Arezzo, donde se aprovechó de la superioridad numérica de los australianos para lanzar un demarraje a la postre definitivo.
Espoleados por el triunfo del día anterior y pletóricos de moral, desde el principio las circunstancias les salieron a pedir de boca. Tras un comienzo muy rápido, fueron capaces de colar a Cameron Meyer y Sam Bewley en la escapada de 17 ciclistas que protagonizó el trayecto que llevaba la caravana desde Empoli hasta el punto neurálgico histórico de la carrera. Bien asentados por delante y contando con un hombre de gran solidez en el caso de que la aventura llegara a buen puerto, sus líderes pudieron relajarse durante el primer ecuador de la carrera, mientras eran los miembros de la selección italiana quienes tuvieron que tomar la responsabilidad de echar abajo al grupo que se había ido por delante.
Un desgaste que a la postre pagarían, siendo Davide Vilella el único ciclista que concluyó la carrera. Cuando comenzaron las hostilidades, en torno al tercer giro de los seis que tenían que cubrir en el circuito de ocho kilómetros diseñado en Arezzo, las maglias azurras se desvanecieron instantáneamente, siendo Orica-GreenEdge quien retomó de nuevo la iniciativa. De la mano de un espectacular Yates, destrozó un grupo ya muy menguado por ritmo y las ascensiones anteriores, perimero reduciéndolo a una decena de ciclistas para, más adelante, dejarlo únicamente en cinco: Marco Canola (Bardiani – CSF Inox), Roman Maikin (RusVelo), Jérôme Baugnies (Wanty – Groupe Gobert), su compañero Weening y él mismo.

Weening se convierte en el primer corredor neerlandés en ganar el Giro della Toscana / Foto: La Nazione
A partir de entonces, la prueba se transformó en una persecución inocua, en la que el quinteto en el liderato impuso su superioridad física en forma global, de igual modo que los miembros del conjunto aussie hicieron lo mismo con sus rivales. Antes del último paso por Stoppe d’Arca, Yates volvió a poner en jaque la victoria con un ataque brutal que no hizo sino desgastar las maltrechas piernas de Baugnies, Canola y Maikin, que nada pudieron hacer cuando Weening les sorprendió con un ataque bestial a tres kilómetros del final. Tras unos primeros momentos de duda y el buen trabajo de Yates, la suerte ya estaba echada. El ciclista neerlandés no tuvo problema para llegar en solitario hasta la línea de meta, donde pudo celebrar su segundo triunfo de la temporada tras el logrado en Sestola durante el pasado Giro d’Italia. Buagnies y Maikin, poco acostumbrados a la gloria, al menos se pudieron conformar con subir al podio junto al de Harkema.