¿Velocidad? Muy elevada. ¿Ataques? Relativamente numerosos. Sin embargo, el segundo plato de los Pirineos no ha sido sino un nueva reproducción de lo visto a lo largo del Tour de Francia. Por méritos más que sobrados, Vincenzo Nibali (Astana) y Rafal Majka (Tinkoff – Saxo) serán el próximo domingo en París los nombres más destacados de la centésima y una ronda gala, y así lo han vuelto a demostrar hoy. El italiano, otra vez, ha sido capo e incontestable mandatario entre los hombres de la general, mientras que el polaco ha cerrado con éxito una fuga de altísimo nivel por segunda ocasión, que del mismo modo le sirve para dar un golpe prácticamente definitivo (si el Squalo no lo evita) a un clasificación de la montaña que se antojaba disputada, y que unas piernas recelosas de acudir a territorio francés han despojado de emoción.
Y eso que el joven ciclista de Zegartowice dio síntomas de pagar los esfuerzos del Giro y su carente preparación. Tras un inicio fulgurante marcado al son del Katusha, que apenas dejó vida a la escapada formada a lo largo de unos 50 kilómetros iniciales totalmente llanos, a Majka parecía atragantársele una ascensión al Portillon salpicada de contraataques de cazaetapas varios y hombres de la general venidos a menos. Nombres como Jurgen van den Broeck (Lotto – Belisol), Bauke Mollema (Belkin Pro Cycling), Fränk Schleck (Trek Factory Racing), Pierre Rolland (Europcar) y, por supuesto, un ambicioso Joaquim Rodríguez (Katusha) en busca de recuperar los topos, forzaron un ritmo en el que no daba muestras de mostrarse nada cómodo, pero que al menos sirvió para asentar una fuga a la que Astana tuvo que resignarse a dejar marchar, a riesgo de poder perder toda la guardia de Nibali a las primeras de cambio.
Sin embargo, con la llegada del Peyresourde toda la fachada comenzó a resultar sospechosa. Después de que el grupo dejara marcha a Vasil Kiryienka (Sky Pro Cycling), quien puso su habitual ritmo maquinal que le sirvió para mantenerse en solitario en cabeza desde la base del puerta hasta casi la cima de Val Louron, y una sucesión de dimes y diretes totalmente intrascendentes que solo sirvieron para que el bielorruso llegara a tomar dos minutos y medio de ventaja, su compañero Nicolas Roche demarraba e imponía un tempo altísimo con Jesús Herrada (Movistar Team) a rueda, sin molestarse siquiera a pedir relevo. ¿Maniobra suicida o simple endurecimiento que liberara de sobreesfuerzos a su compañero? El tiempo demostró que fue lo segundo.
En éstas, se había alcanzado el penúltimo puerto del día sin que los hombres más fuertes de la presente edición hubiesen movido ficha alguna. Astana dirigía al tempo que más le convenía mientras por delante Yukiya Arashiro (Europcar) se desfondaba pensando en las opciones de Rolland, hasta que finalmente FDJ.fr movió sus primeros peones. Madiot sabe que Thibaut Pinot necesita recortar tiempo de forma imperiosa si quiere entrar en el podio, pero en el ciclismo rara vez basta con intenciones y el equipo no respondió como en otras ocasiones. A media ascensión, solo Arnold Jeannesson permanecía como compañía del maillot blanco. Los loteros se acobardaron, desconfiando de las habilidades cuesta abajo de su líder, y cejaron en su empeño aun con más de una veintena de ciclistas a su vera. Quienes sí tenían gente eran sus compatriotas de AG2R-La Mondiale, que en los últimos metros hicieron un cambio de ritmo brutal que dejó el pelotón en chasis y a Romain Bardet lanzado como un poseso en busca del valle.
Movimiento valiente aunque poco productivo, que apenas le dejó con veinte segundos de renta en la base de Pla d’Azet. Por aquel entonces, la “pantomima” de Majka cada vez se hacía más evidente. Una vez más Roche se inmolaba como liebre, mientras él dejaba que sus rivales se quemaran en persecución de su compañero y Giovanni Visconti (Movistar Team). El transalpino, bien guarecido durante las subidas previas, hizo una apuesta decidida desde la base del puerto que hubiera sido exitosa de no haber coincidido en la fuga con Majka. Soldado a Purito, el polaco dejó que el catalán se cociera y aceleró hasta Roche. A su rueda tomó aire, y cuando el irlandés no pudo más un nuevo demarraje le llevó hasta la rueda de Visconti. El italiano, ambicioso, entró a colaborar con él para evitar una desagradable sorpresa de los favoritos, y allí cavó su tumba. Con dos kilómetros por delante, el polaco cambió de cadencia por última vez, dejando tirado a su rival. Alfombra roja hasta meta, camino en el que pudo regodearse en un doblete guiñando el ojo a cámara tras una nueva exhibición en la que demostró ser el más listo y fuerte.
Al menos de la fuga, porque sin duda el corredor más poderoso de la carrera es Nibali, y hoy ha vuelto a dejarlo claro. Se va como y cuando quiere de todos en cada etapa de montaña y no hace más que incrementar su ventaja en la general. O mejor dicho, de casi todos, y es que su ambición está siendo el trampolín de Peraud al podio del Tour. El francés fue, como en Risoul, el único capaz de seguir la estela del líder cuando este puso el turbo, insuficiente para alcanzar a la dupla de cabeza pero sí para que Peraud diera un nuevo mordisco a los Pinot, Bardet o Alejandro Valverde (Movistar Team), quien tras sufrir durante gran parte de la ascensión fue capaz de salvar la segunda plaza tras ir a remolque durante gran parte de la subida antes del traca final pirenaica, mañana en Hautacam.
VICTORIA BIEN TRABAJADA A CARGO DEL POLACO MAJKA EN LA 17ª ETAPA: NIBALI, EL LÍDER; GANARÄ EN PARÍS DE NO HABER UN CATACLISMO.
El perfil de la decimoséptima etapa del Tour de Francia, el segundo asalto vivido en el corazón de los Pirineos, que llevó a los corredores a la cima del puerto de Pla d´Aspet/Saint-Lary, en donde se ubica una conocida estación de esquí, fue una jornada protagonizada en un principio por ciclistas que no suponían un serio peligro que atentara a los primeros puestos de honor de la clasificación general. El joven polaco Rafal Majka bordó una admirable actuación, que reedita su otra victoria que ya obtuvo en la cima del puerto denominado Risoul, en los Alpes, hace escasos días. Por lo que se refiere a Vincenzo Nibali no hay vuelta de hoja. De todas a todas su triunfo absoluto está cantado y loado. Los contrincantes más directos luchan por subir al podio. Nuestro representante Alejandro Valverde, nuestra única esperanza, no tiene nada fácil en eso de subir al podio. Demos tiempo al tiempo.