Una oportunidad única. Un Tour de Francia abierto, en parte, por la retirada de las dos grandes referencias y, pese a la supremacía mostrada hasta el momento por Vincenzo Nibali, se antoja difícil de pronosticar. La situación de la clasificación general, la apuesta por la valentía que ofrece el recorrido y las sorpresas que puedan deparar escapadas a las que se concedan tiempo extra podrían alterar el orden establecido, un orden marcado por la ausencia de Chris Froome y Alberto Contador y la ocasión que se le ha presentado a un buen número de corredores.

Entre ellos se encuentran tres ciclistas franceses, tres corredores que lucharán además de contra sus rivales contra una mala racha de resultados que deja el podio vacío de galos desde 1997, última vez que Richard Virenque pisó el cajón. Un veterano, Jean-Christophe Péraud, y dos jóvenes valores, Romain Bardet y Thibaut Pinot, tratarán de registrar el mejor resultado en el Tour de Francia desde que el escalador de Casablanca abandonase el podio de París.

Foto © ASO/G.Demouveaux

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Con los números en contra

Desde que Richard Virenque alcanzase la segunda plaza en la edición de 1997 ningún corredor francés ha conseguido subirse al podio de París. Al año siguiente, en un Tour para olvidar, Christophe Rinero finalizó cuarto a más de cinco minutos del cajón; fue Christophe Moreau, un clásico del Top 10, quien en el 2000 también concluyó cuarto a escasos treinta segundos de su compañero de equipo Joseba Beloki. No fue hasta 2011 cuando se repetiría de nuevo la misma situación; Thomas Voeckler estuvo cerca de cumplir la sorpresa tras alcanzar una más que meritoria cuarta plaza en la general, a cincuenta segundos de Fränk Schleck.

Entre medias, la nada. Los ciclistas franceses se toparon con un claro y marcado cuesta abajo del talento patrio que tuvo como resultado un pobre rendimiento en la clasificación en la mayor parte de ediciones. Años como 2002, 2004, 2005, 2007, 2008 ó 2010 donde no situaron a ningún corredor entre los diez mejores de la general. Sangrante fue el caso de 2007 cuando el primer clasificado, Stephane Goubert, finalizó en 27ª posición.

La situación que vive hoy la general, con cuatro corredores entre los diez primeros clasificados, no se ha repetido desde 1991 cuando Carly Mottet (4º), Luc Leblanc (5º), Laurent Fignon (6º) y Gerard Rue (10º) lograron acabar en el Top 10. Un hito que pese al hito momentáneo que vive el ciclismo francés, es difícil de repetir. Es muy complicado que Tony Gallopin, en clara cuesta abajo, alcance una posición que sólo registra en una prueba por etapas de más de siete días de competición, la Paris – Nice’14. Al mismo tiempo Pierre Rolland, 16º y siguiente clasificado, no parece mostrar su nivel después de un exigente Giro de Italia.

Candidatos bien diferenciados

De un corredor curtido en mil batallas como Jean – Christophe Péraud (37 años) a dos ciclistas que todavía no han alcanzado su madurez deportiva como Romain Bardet (23) y Thibaut Pinot (24), a la que suman claros y marcados altibajos propios de su edad. Si Péraud encarna la figura del corredor diésel, regular, frío y calculador, los dos jóvenes valores de la cantera francesa son el polo opuesto.

Todos ellos lucharán de igual manera por un objetivo común, alcanzar la mejor clasificación en una edición que se ha presentado como una oportunidad única. Los abandonos de los dos grandes favoritos y las dudas que generan rivales que en principio apuntaban estar por encima de ellos les han convertido en las grandes esperanzar del ciclismo francés para romper una larga mala racha de resultados en la gran carrera de su país. Una prueba de eminente vocación internacional a la que Péraud, Pinot y Bardet tratarán de poner el acento francés.