El ataque de Contador en La Planche des Belles Filles estaba cantado. La tercera jornada de los Vosgos, marcada en rojo. Hasta que la lluvia y un bache se cruzaron en su destino. Una caída en el Petit Ballon -en el Grand Ballon se cayó Luis Ocaña en 1969- cercenó las opciones del pinteño al triunfo final. Dolorido y con heridas de sangre, se volvió a montar en la bicicleta. Fue un espejismo. El dolor le obligó a tirar la toalla. Un golpe para el Tour, un Tour que nadie esperaba, sin Froome ni Contador, en manos de Vincenzo Nibali, de nuevo maillot amarillo. La etapa reina de los Vosgos sonrió al Tiburón, que no dejó ni las migajas. Su ataque final engulló a Joaquim Rodríguez, el último superviviente de la fuga, y le sacó las pegatinas a dos kilómetros de meta. El recorrido y homenaje a la Primera Guerra Mundial ha dictado sentencia. El Tour, de vencedores y caídos.
La jornada arrancó con dos velocidades. La salida neutralizada -un tedio innecesario de 30 minutos- dio paso a la fulgurante pelea por la escapada. Giovanni Visconti (Movistar), Lieuwe Westra (Astana), Cristophe Riblon (Ag2r), Amaël Moinard (BMC), Thomas Voeckler (Europcar), Markel Irizar (Trek) y Arnaud Gerard (Bretagne) se marcharon por delante. Katusha lanzó a Joaquim Rodríguez, con el maillot blanco a topos rojos entre ceja y ceja, seguido por Peter Sagan (Cannondale), a la caza del sprint intermedio, y Jan Barta (Netapp – Endura), convidado de piedra.
El entendimiento entre Sagan y Purito llevó al terceto perseguidor hasta cabeza de carrera, ya en la ascensión al Firstplan, primero de los siete puertos del día. De los diez aventureros, cuatro ganadores de etapa en el Tour. Mucho gallo en el corral. Los puntos en la cima del Firstplan encendieron la mecha. El sprint entre Voeckler y Rodríguez, de fotofinish, hizo de efecto dominó. La desesperación del IAM Cycling por no meter a ningún representante en la fuga -Jérome Pineau lo intentó sin éxito- y la fuerte lluvia -el verano no ha llegado a Francia- estiraron el grupo. Los Omega Pharma – Quick Step, por iniciativa de Tony Martin, jugaron a ciclistas en la bajada y rompieron el pelotón en pedazos.
Panzerwagen se llevó consigo a Michal Kwiatkowski, Rein Taramäe (Cofidis), Heinrich Haussler y Reto Hollenstein (IAM). Un movimiento tan valiente como suicida a más de 120 kilómetros de meta y con seis puertos por delante. Lotto – Belisol entendió el ataque como un riesgo para el líder Tony Gallopin y enfiló el pelotón. Su ritmo no fue suficiente. Bajo la lluvia y una densa niebla, la escapada de cabeza se seleccionó por los ataques de Voeckler y Westra, que se llevaron consigo a Visconti, Purito, Moinard, Barta y Riblon -los dos últimos a duras penas- en las exigentes rampas del Petit Ballon.
En las faldas del Platzerwasel se produjo la fusión entre el grupo de cabeza y la avanzadilla de Martin y Kwiatkowski. El ganador en Mulhouse se sacrificó por su compañero, maillot blanco en busca del liderato. Una nueva exhibición del triple campeón mundial contrarreloj. Por detrás, el caos. Primero una caída de Tiago Machado -la organización anunció su abandono y luego rectificó- y después la de Alberto Contador. Un palo durísimo. Visiblemente lastimado, tardó más de cuatro minutos en subir a la bicicleta. Tozudo, volvió a la carrera. El Astana ordenó parar, pero el peligro de Kwiatkowski por delante obligaba a tirar. La carrera estaba lanzada. Y Contador quedó eliminado. Tanto que se bajó de la bici, entre lágrimas.
El abandono del doble campeón del Tour parecía un mazazo. O una puerta a la esperanza. Según como se mire. Los outsiders al triunfo final estaban de enhorabuena. Nada más lejos de la realidad, Gallopin, Kwiatkowski y Pierre Rolland (Europcar) pagaron sus esfuerzos y claudicaron en el durísimo encadenado final. También Purito, fundido. Ni siquiera reaccionaron otros favoritos como Richie Porte (Sky), segundo, o Alejandro Valverde (Movistar), tercero. La carrera ya tiene dueño. De Sheffield a La Planche des Belles Filles pasando por el pavé de Arenberg, Vincenzo Nibali es el gran favorito al triunfo final. Salvo que el calor, los Alpes o los Pirineos lo remedien.
Nibali no tiene rival, no hay más, el Tour está acabado… solo queda esperar a quienes le acompañan en el podio, que probablemente sean los que tienen más experiencia o más motor… Valverde y Porte probablemente o alguno de los franceses, además que las fuerzas andan justas y ya hemos visto lo que ha pasado hoy, que el que más ha arriesgado (quitando al Tiburón claro), ha perdido más que nadie y hasta el maillot de joven… no creo que Kwiatkowski arranque más, y los demás como Pinot o Valverde a 500 metros, asi que se acabó el espectáculo, y me alegro mucho por Nibali, que se lo merece. Eso si, si hubiera una desgracia dios no lo quiera y tuviera que abandonar, no veo a nadie que lo merezca realmente.
NIBALI RECONQUISTA EL LIDERATO Y CONTADOR SE VE OBLIGADO A ABANDONAR.
La décima etapa del Tour, vivida en el corazón de la región de los Vosgos, con meta en la cima del puerto de la Planche des Belles Filles, constituyó una jornada abierta y a la vez chocante por los acontecimientos que se sucedieron. El italiano Vincenzo Nibali en un buen estado de gracia venció en la dura etapa, amenizada por las lluvias y las nieblas, y, además, le valió reconquistar la camiseta amarilla que distingue al líder al francés Gallopin. La triste noticia fue la obligada retirada de nuestro máximo representante Alberto Contador, que sufrió una importunísima caída cuando se llevaban cubiertos apenas 60 kilómetros. A Froome y a Contador les ha tocado la misma y funesta suerte, Los dos cayeron sobre el asfalto. Los dos eran los favoritos máximos. De seguro que ahora el transalpino lo tiene mucho más fácil.