Cuando a cualquier aficionado al ciclismo se le pregunta por Tony Martin, lo primero que se le viene a la cabeza es su imagen rígida sobre la bicicleta visitiendo el maillot arcoíris durante una contrarreloj. Dos piernas portentosas capaces de mover desarrollos inhumanos con platos de hasta 58 dientes que le sirven para aplastar a sus rivales con la facilidad de un panzer. Una supremacía que no fue, ni mucho menos, conseguida por vacío de poder, sino poniendo fin a la de todo un Fabian Cancellara cuyo dominio en la especialidad llegó a ser ultrajante para sus rivales. Llegó a la cima por méritos propios, aunque le sigue faltando el título de campeón olímpico que Bradley Wiggins le negó hace dos años en Londres 2012. Es el mejor de la edad de oro de la contrarreloj.

©Luk Benies

©Luk Benies

Esa es la imagen que tiene de él un aficionado estival. De aquellos que no fallan durante el Tour y la Vuelta y luego se reenganchan con la llegada del Mundial. Pero el aficionado fiel, aquel que sigue el ciclismo desde que en enero da comienzo el Tour Down Under hasta que en la segunda quincena de octubre la Chrono des Nations pone fin a la temporada, saben que Tony Martin es mucho más que el mejor contrarrelojista del mundo. Por eso su sorpresa no es tan acentuada cuando en todo un Tour de Francia se marca una exhibición como la de camino a Mulhouse.

Porque su exhibición camino de Mulhouse no es la primera vez que el alemán pone patas arriba una carrera con su sola presencia. Y no hace falta irse demasiado lejos para encontrar precedentes. Ni en tiempo ni en espacio. Este mismo mes de abril en la Euskal Herriko Itzulia. En la segunda etapa, con final en Dantxarinea, se exhibió, y apoyándose en su compañero Jan Bakelants logró mantener a raya el empuje de nada más y nada menos que dos equipos como Team Sky y Orica – GreenEdge trabajando a bloque. Nada pudo hacer la comunión de intereses y el teutón entró en meta con medio minuto de ventaja y tiempo de sobra para saborear el éxito.

Una victoria que rozó durante la Vuelta a España 2013 y que le fue negada por el empeño, quién sabe si presa de la envidia, de Fabian Cancellara. Tony Martin llegaba a la ronda española con la intención de preparar el asalto a su tercer campeonato mundial contrarreloj y, para ello, en su planilla había marcada una escapada en la que acumular kilómetros de desgaste. Y la encontró en un día que Cáceres iba a albergar el final de la sexta etapa, en un día de tórrido llano extremeño se vio escapado en solitario frente a todo el pelotón. Objetivo cubierto. Tres minutos a 50km, un minuto a 20km. La historia parecía escrita, su aventura estaba condenada. Pero el de Omega Pharma – Quick Step no pensaba morir sin vender cara su piel, hasta el punto de que sólo 10 metros le faltaron para hacerse con la victoria.

Por tanto, hablar de Tony Martin es también hablar de un talentoso cazaetapas. ¿Pero quién no recuerda su victoria en Paris-Nice 2011 siendo corredor de HTC – HighRoad? El único punto a su favor, una contrarreloj de apenas 27km en una edición en la que la montaña dio un respiro. Y no falló, ganando la contrarreloj se vistió de amarillo, sin soltarlo hasta llegar a Niza. Las vueltas de una semana pasaban a ser otro de sus grandes objetivos, e inmediatamente las expectativas se dirigieron hacia las Grandes Vueltas, un objetivo que el alemán nunca quiso abarcar. De hecho, con su paso a Omega Pharma – Quick Step las vueltas de una semana más importantes han quedado relegadas a un segundo plano y no ha sido hasta hace un mes en el pasado Tour de Suisse que volvió a brillar con luz propia. Sólo la combinación Rui Costa-Suiza y un equipo hecho de arriba a abajo por y para Cavendish le apartaron de la victoria.

Un corredor completo donde los haya que a día de hoy sigue sin explotar en las clásicas, un escenario donde tiene mucho potencial. Tanto en los adoquines como en las cotas. Nunca ha hecho acto de presencia a pesar de poder convertirse en una pieza más que interesante para su equipo. Porque es una superestrella a la que no se le caen los anillos por ejercer de gregario. Enfilando el treno en cada sprint, cargando el peso de una persecución o imponiendo un ritmo cuartelero en favor de su líder en la montaña. La viva imagen de un todoterreno que encarna potencia y constancia, dos de las características históricas de Alemania, una nación tocada de muerte en el ámbito ciclista para la que Tony Martin es uno de los clavos ardiendo a los que agarrarse.

Foto: KimLudbrok

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