Con apenas 24 años, Matteo Trentin (Omega Pharma – Quick Step) puede presumir de un palmarés que muchos no consiguen en toda una vida sobre su bicicleta. Aunque acostumbra a desempeñar labores de gregario, suele aprovechar las escasas manos que le tiende la carretera, y hoy no ha sido la excepción. Tras un final tenso y de nuevo marcado por las caídas, se ha impuesto por apenas milímetros a un Peter Sagan (Cannondale) que en las calles de Nancy ha vuelto a precipitarse, tirando por la borda por enésima vez en lo que vamos de Tour de Francia una ocasión inmejorable para alzar los brazos.

El eslovaco ha pecado de impaciencia, contagiado al mismo tiempo por la actitud de un conjunto Cannondale que ha tratado de abarcar más allá de su talento en una de las etapas más largas, y por otra parte más peculiares, de la presente edición. Copiando un esquema más típico de sus homólogos italianos, el sencillo perfil que dibujaban la región de Lorena escondía un par de cotas en los últimos kilómetros que le situaban, a priori, como favorito indiscutible al triunfo. Y así lo tomaron en el seno de su estructura, que desde bien pronto tomó las riendas del pelotón y puso un ritmo para nada cómodo que no dejó margen alguno a Martin Elmiger (IAM Cycling), Bartosz Huzarski (NetApp – Endura), Nicolas Edet (Cofidis), Matthew Busche (Trek Factory Racing), Alexandre Pichot (Europcar) y Anthony Delaplace (Bretagne – Séché Environnement), integrantes de la fuga del día que, como ya es costumbre, se formó al primer intento.

De hecho, si la neutralización de los mismos no llegó antes de lo habitual fue por la fuerza del sexteto y por el parón que hicieron tras el sprint intermedio. En cualquier caso, en los tramos rectos podían sentir claramente sobre su espalda el aliento del conjunto italiano, lo que llevó a Huzarski y Elmiger a buscar su apuesta de cara al premio de la combatividad. Un esfuerzo baldío para el polaco, que únicamente le sirvió para recorrer algunos kilómetros más por delante junto al campeón helvético antes de la Côte de Maron, punto de su definitiva claudicación y del verdadero comienzo de las hostilidades.

Coincidiendo con las primeras rampas, Orica-GreenEdge situaba a varios hombres en cabeza buscando eliminar al mayor número de hombres rápidos posible, pensando en las opciones de Simon Gerrans. Marcel Kittel, André Greipel o incluso Arnaud Démare eran solo algunos de los damnificados por la velocidad impuesta por los aussies, quienes incluso dejaron en evidencia la valiente apuesta de un Thomas Voeckler (Europcar) carente de frescura.

No obstante, el verdadero punto de inflexión no llegó tanto en la subida como en el descenso, al menos para Tejay van Garderen (BMC Racing). Un bandazo en las primera plazas provocaba un afilador entre José Joaquín Rojas (Movistar Team) y él mismo que le llevaría a perder más de un minuto al término de la etapa, amén de la ayuda de un Darwin Atapuma que se despide prematuramente de la ronda gala. La etapa estaba lanzada, y ni siquiera la ayuda de cuatro compañeros y la bicicleta de Peter Velits pudieron evitarle llegar cortado.

Trentin y Sagan Tour

Ni las brutales piernas de Sagan pudieron compensar su precipitación. Foto © Le Tour

Pasada la primera subida, los equipos de lo favoritos continuaron incrementando el ritmo, simplemente buscando llevar a sus hombres los mejor posicionados de cara a la subida final. ¿Las consecuencias? Un pelotón ampliamente fragmentado y un Cannondale que, como se presuponía tras 200 kilómetros de trabajo, se había descompuesto dejando a Sagan una vez más solo ante el peligro. Un situación en la que ya ha cometido errores en el pasado, que además se prolongarán en el futuro mientras no sea capaz de templar sus nervios y la presión de ser el principal señalado. Tras un breve arreón de Cyril Gautier (Europcar), llegó el turno para que BMC Racing tratará de arreglar en cierto modo la jornada.

Primero Daniel Oss y luego Greg van Avermaet buscaron adelantarse al sprint… y en ambos casos encontraron a Sagan como secante de sus aspiraciones. Una elección arriesgada pero respetable para el eslovaco, ante la (aun así remota, esto es el Tour) posibilidad de que nadie quisiera hacerle el trabajo sucio, que sin embargo quedó destrozada cuando decidió continuar de la mano del belga su pugna ante un pelotón todavía relativamente grande. Con todos los velocistas de prestigio fuera de juego, una decisión imperdonable que acabó costándole una victoria que, incluso con el desgaste previo, rozó.

Trentin y Sagan

La victoria fue cuestión de milímetros y solo discernible mediante la photo-finish

Un tubular, apenas un tubular le faltó a Sagan para superar a Trentin, quien tras un excelente trabajo de Michal Kwiatkowski puso sobre el tapete toda su potencia en un final caótico marcado por un par de caídas que afectaron a hombres como Mathias Frank (IAM Cycling), Jurgen van den Broeck (Lotto – Belisol) o Andrew Talansky (Garmin – Sharp). El estadounidense, en su ambición por conseguir una buena plaza final acabó cayendo a menos de 200 metros de la línea de meta. No obstante, la zona de seguridad le evitó pérdida de tiempo, manteniendo, a excepción de Van Garderen, la general estable de cara al tríptico en los Vosgos.