Cuando se empieza cruzado, se acaba cruzado. A Chris Froome se le ha atragantado esta temporada de manera constante y pese a que ha encontrado algunos momentos de lucidez durante el año, la tónica general ha sido la de no poder rendir en los momentos clave. Esta tendencia se ha visto refrendada en esta última semana, en la que numerosas caídas en diferentes etapas del Tour de Francia le han mandado para casa. Todo esto deja un nuevo escenario en la carrera en la que, entre otras muchas cosas, sitúa a Richie Porte como líder absoluto del equipo.

El australiano no tardó ni un segundo en asumir los galones de líder. Ya tras la dura caída de Froome en la etapa del día anterior dio la sensación de que en Sky pensaban que no estaba para pelear por la general. No en vano, cuando el de origen keniata cae en la aproximación al pavé al día siguiente, solo dejan a Xabier Zandio con él esperando a ver si se reincorporaba a la carrera. Desde el equipo ya debieron intuir que la mala suerte les estaba obligando a cambiar sobre la marcha de líder y se lo jugaban todo a una carta, la de Porte, siendo esta la primera vez en su carrera deportiva que asuma esta responsabilidad.

Porque sí, así es, Richie Porte nunca ha tenido la oportunidad de liderar a un equipo en una gran vuelta. Su oportunidad iba a llegar en el pasado Giro de Italia pero no estaba bien de forma y su preparación no fue la correcta por diversos problemas físicos, motivo por el cual desde el equipo le quitaron del nueve para que se centrara en este Tour de Francia. Antes de eso, labores de gregario clave en los Tours de Bradley Wiggins (2012) y especialmente Chris Froome (2013), donde hasta pudo demostrar su altísimo nivel en etapas como la de Ax3 Domaines. Ha ganado vueltas de una semana como la Paris – Nice de 2013 pero este escenario supone un nuevo desafío para él.

© Team Sky

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¿Y qué cabe esperar de las opciones de Richie Porte en este Tour? Pues este año ha estado muy lejos del nivel mostrado en 2013, donde arrasó en carreras como Paris – Nice o el Criterium Internacional y no ha transmitido buenas sensaciones en ningún momento. Mal durante la primavera tras la polémica de no llevarle a Paris – Nice, no paró de sumar abandonos. En Tirreno, en Catalunya, en Lieja y en Romandia no acabó la carrera y solo logró un discreto 22º puesto en Dauphiné. Ese es el bagaje de Richie Porte previo a esta carrera. Difícil relacionarlo con la aproximación de un corredor que aspire al triunfo en la general de un Tour de Francia, pero esa es la papeleta que le ha quedado al Sky tras el abandono de Froome.

Además, a todo esto hay que sumar dos hechos importantes. Porte termina contrato este año y además, ya mostró su descontento y dejó caer que iba a abandonar el equipo ante la falta de oportunidades de liderazgo a final de temporada. Lo de quedarse sin Giro parecía que terminaba de ser decisivo en la decisión del australiano y ya empezaba a sonar para otros equipos como el Orica GreenEDGE. Con el nuevo cambio de circunstancias y teniendo la oportunidad de liderar al Sky en el Tour de Francia, es posible que todo eso se olvide y veamos a Porte varios años más de negro. Octavo en la general a 1’54”, sus opciones están prácticamente intactas. Con la difícil misión de hacer olvidar a Froome, el gregario pasa a ser líder. De su actuación en estas dos semanas restantes depende su futuro.