Revolución. Alteración del orden establecido. El paso del Tour de Francia por el pavé no dejó a nadie indiferente. De las dudas iniciales al resultado final, la introducción del adoquín en un parcial de la competición resultó ser un verdadero acierto. Acierto en forma de espectáculo a la carrera, acierto en el propio desarrollo de la misma, acierto en el resultado final. Todo ello marcado inicialmente por dos circunstancias que empañaban la llegada de tal temido elemento. La lluvia y la supresión de dos tramos y, sobretodo, la caída y retirada de Chris Froome (Team Sky). Un segundo percance del defensor del triunfo acabó con la participación del británico. Un abandono crucial para el transcurso del Tour de Francia, un abandono crucial para el progreso de la lucha por el triunfo final.

Chris Froome, una baja que no debe empañar el pavé del Tour de Francia. Foto © Le Tour

Chris Froome, una baja que no debe empañar el pavé del Tour de Francia. Foto © Le Tour

Lluvia, nervios y velocidad antes de comenzar los tramos de pavé. La lucha por ocupar las primeras posiciones centró el protagonismo de la primera mitad de parcial. Junto a ello las inevitables caídas. Chris Froome no fue el único en caer. Arnaud Démare (FDJ.fr), André Greipel (Lotto – Belisol) o Alejandro Valverde (Movistar Team) probaron la dureza del suelo sin mayores consecuencias. Todo antes de alcanzar el primer sector, el Carrefour de l’Arbre. Tinkoff – Saxo posicionando a Alberto Contador entró en cabeza realizando la primera selección. El pelotón se rompió en apenas 1 kilómetro de pavé. Detrás quedaban Andrew Talansky (Garmin – Sharp), Rui Costa (Lampre – Merida), Tejay Van Garderen (BMC) o un Alejandro Valverde que tras la caída no pudo remontar posiciones. Para ellos la supresión de los dos tramos fue la salvación. El demasiado espacio entre sectores permitió la reagrupación del pelotón.

En Pont – Thibault llegó el momento clave. Dicen que el pavé es una lotería. Sí, puede ser, pero para poder estar delante hay que comprar boletos en forma de riesgo. El líder Vincenzo Nibali (Astana) lo hizo. Arriesgó, siempre metido en las primeras posiciones sin perder la cara a la carrera, luchando codo con codo contra corredores más experimentados. Garra, lucha y ambición. Tres marcas de la casa que plasmó sobre el adoquín. Junto a él un intratable Astana, a priori un equipo débil. Tiró y rompió el grupo junto a Garmin – Sharp. Tiró y realizó la selección definitiva. Nadie volvería a conectar. Michal Kwiatkowski (Omega Pharma – Quick Step), Andrewy Talansky (Garmin – Sharp) y Jurgen Van den Broeck (Lotto – Belisol) aguantaron en el primer grupo pero la suerte no sonrió a los dos últimos. Sendas caídas le relegaban a una situación intermedia. Detrás quedaban el resto de favoritos unidos en un grupo donde figuraban Alberto Contador, Alejandro Valverde, Rui Costa, Richie Porte o Bauke Mollema.

Del medio minuto inicial la diferencia no paró de crecer. La escapada del día alentaba el movimiento de Vincenzo Nibali. Su compañero Lieuwe Westra, mejor rodador del equipo, era alcanzado por el líder y Jakob Fuglsang. Un trío sin experiencia pero con mentalidad ganadora. Los tres junto a los grandes clasicómanos abrieron camino. Fabian Cancellara (Trek Factory Racing), Peter Sagan (Cannondale), Lars Boom y Sep Vanmarcke (Belkin Pro Cycling) encontraban un inusual compañero en el grupo de cabeza. Teniendo mayoría de especialistas, los dos Belkin lo probaron, pero Vanmarcke fue eliminado por un pinchazo. También trató de acelerar Peter Sagan, que al menos se dejaba ver, no así Cancellara. Allí también aguantaba las embestidas Michal Kwiatkowski otro de los grandes beneficiados del día infernal del Tour.

Entre los últimos cuatro tramos adoquinados apenas había tiempo de reacción, era el momento clave de la etapa. Lieuwe Westra dejó todo lo que le quedaba para su aceleración final, a su rueda Fulgsang, y un metro por detrás el maillot amarillo. Los tres Astana tomaban distancia. Cancellara y Sagan no seguían la rueda de Nibali, solo lo hizo Lars Boom, que se unió formando un cuarteto que rápido se hizo un trío cuando Westra cedió. El holandés era quien mejor se había manejado hasta el momento en la etapa, y así lo confirmó marchándose en solitario hasta la línea de meta, totalmente embarrado, dejando una imagen para los nostálgicos de su presencia en el ciclocross. Nibali y Fulgsang, quienes no se separaron en toda la etapa, entraron juntos a 19 segundos. Primero y segundo de la general. Tampoco se separaron Sagan y Cancellara que llegaban a un minuto.

Por detrás, los damnificados. Con Froome ya fuera de combate, su fiel escudero Richie Porte pasaba a la acción liderando al equipo. Junto a Geraint Thomas realizó una gran remontada y entró a dos minutos de Nibali. Alejandro Valverde, quien también hizo una gran progresión para recuperar posiciones, entraba en un grupo junto a otros nombres importantes como Rui Costa o Van Garederen. Poco después, otro de los favoritos, Bauke Mollema. Todos ellos por delante de Alberto Contador, que sufrió mucho en el final de la etapa. Según sus palabras, el barro acumulado en sus piñones le impedía cambiar, no pudiendo seguir la estela del grupo en el que iba y cediendo más tiempo. En la quinta etapa se acabó el duelo Froome – Contador. El de Pinto tendrá que tomar una táctica muy agresiva en la montaña para recuperar lo perdido.

En un día que estaba señalado como peligroso ha caído el máximo favorito. El más beneficiado ha sido el más valiente, y el más valiente ha vuelto a ser Vincenzo Nibali. Cuando suenan tambores de guerra siempre se da por aludido y hoy ha tenido una gran recompensa. La carrera toma una nueva perspectiva, el italiano pasa a ser el gran rival de todos. El quinto día de carrera. El Tour de Francia se revoluciona tras su paso por el pavé.

El Tour hizo Boom en el pavé. Foto © Le Tour

El Tour hizo Boom en el pavé. Foto © Le Tour