Ha confirmado los mejores presagios. Wilco Kelderman (1991, Amersfoort) acabó el reciente Giro de Italia, su segunda grande, en el Top-10. Pasos cortos pero firmes para un ciclista llamado a liderar –con permiso de Bauke Mollema– el nuevo proyecto del ciclismo neerlandés –una vez Belkin ha confirmado que retira su patrocinio– en el World Tour. En su tercera temporada en la elite se ha destapado como un sólido vueltómano, de los mejores en su generación.

En el Giro’13 ya tiró del carro de su equipo ante el enésimo naufragio de Steven Kruijswijk. Kelderman acabó en el Top-20 en su primera carrera de tres semanas. Y en 2014 ha refrendado una meteórica progresión. Luchando por el podio hasta casi el último día de competición, terminó en séptima posición la Corsa Rosa más dura de las últimas temporadas.

Por si fuera poco, el gigantón de Amersfoort alargó su pico de forma un par de semanas más y se codeó con Chris Froome, Alberto Contador y el sorprendente Andrew Talansky en el Dauphiné. Tras su explosión en el Giro, Kelderman fue capaz de administrar fuerzas para brillar en las carreteras francesas y acabar en la cuarta plaza de la clasificación general. Un salto de calidad.

Kelderman, maillot blanco en el Dauphiné. Foto: © ASO

Kelderman, maillot blanco en el Dauphiné. Foto: © ASO

Los fiascos de Robert Gesink, salud aparte, y Steven Kruijswijk, que no acaba de despegar; y los problemas con los patrocinadores –no hay una estructura sólida tras la espantada de Rabobank, en 2012, y Belkin, hace unos días– tienen su contrapunto. Y se llama Wilco Kelderman. Gran fondista, fuerte contra el crono y entre los mejores cuesta arriba, no es un ciclista espectacular, pero sí valiente y sufridor. Su figura y su caché se han disparado de forma inesperada desde mayo hasta los últimos días.

Junto a Mollema, el neerlandés más fiable en vueltas de tres semanas, y Tom-Jelte Slagter (Garmin – Sharp), un corredor más orientado a los finales en uphill, sea en clásicas o en rondas de una semana, Kelderman está llamado a capitanear el ciclismo en los Países Bajos. Su irrupción es un síntoma esperanzador. Una puerta abierta a la regeneración en tiempos tan duros para un deporte que necesita caras nuevas.

Kelderman ya brilló en 2013. Sus sensaciones en el Tour Down Under (6º) y Romandía (5º) las ratificó en su primer Giro de Italia. Sin hacer mucho ruido, acabó como el mejor clasificado de su equipo (17º) y fue tercero entre los jóvenes. Wilco alcanzó un segundo pico de forma en la parte final de la temporada: ganó en Dinamarca (etapa y general), acabó el Eneco-Tour entre los mejores (7º) y rozó el Top-10 en el Mundial de CRI (12º).

En 2014 apenas lució hasta mayo. Su mejor resultado fue en Algarve (5º), frente a los imbatibles Michal Kwiatkowski y Alberto Contador. En París-Niza (13º) hizo un tercer puesto en Beleville y firmó una quinta plaza en la última etapa, ambos puestos en sprints reducidos. Su imagen en Catalunya (12º), en segundo plano, no hacía presagiar una irrupción de su calibre en el Giro. Kelderman ha pasado de revelación a confirmación. Con solo 23 años, el futuro lleva su nombre.