Agradable y, ante todo, inesperada. Pocos esperaban un rendimiento como el que ha demostrado la escuadra francesa en el Giro de Italia. Por antecedentes, por equipo y por resultados, Europcar contaba con todos los factores en contra. Pero el equipo de Jean – René Bernaudeau se erigió como una de las sorpresas de la Corsa Rosa. Una prueba que se había convertido en un suplicio competitivo se transformó en una cita para reencontrarse consigo mismo, con un espíritu ofensivo que recordó las mejores tardes vividas en el Tour de Francia.
Europcar partió de Belfast con el objetivo de alcanzar una victoria de etapa, un triunfo que justificase su participación en el Giro de Italia. Pese a intentarlo en numerosas ocasiones y quedarse a las puertas de ello no lograron cumplirlo. Ese objetivo inicial abrió las puertas a un objetivo más ambicioso que en un principio no parecía la meta. La lucha por el triunfo de etapa y los ataques permitieron a Pierre Rolland, jefe de filas, pelear por las primeras posiciones de la clasificación general.
De la pugna por una victoria de etapa Pierre Rolland pasó a luchar por el podio. Un objetivo que una vez superado el ecuador de la carrera parecía más que factible. Sus actuaciones en Plan de Montecampione, Val Martello y Cima Grappa le valieron para alcanzar la cuarta plaza final a poco más de minuto y medio de Fabio Aru. A ello sumó sendos cuartos puestos y un tercero, además de ser neutralizado en los compases finales de la ascensión a Montecopiolo.
Más allá de la destacada actuación de Pierre Rolland, Europcar brilló de forma colectiva. Su afamada valentía y lo poco que podían perder atacando les llevaron a convertirse en los grande animadores del Giro de Italia. En una carrera marcada por la falta de ataques, ellos fueron la excepción. Movimientos lejos de meta, ataques a dúo, endurecimiento de la carrera. Cuando la carretera se inclinaba hacia el cielo allí aparecía el verde de Europcar. Los Pierre Rolland, Romain Sicard, Perrig Quemmeneur y Bjorn Thurau acapararon el protagonismo dando lugar a situaciones claves para el transcurso de la carrera como el día de Val Martello. Fueron ellos quien lanzaron el descenso del Stelvio, al que luego se sumaron Nairo Quintana, Gorka Izagirre y Ryder Hesjedal, originando el momento decisivo del Giro de Italia.
Europcar sorprendió y confirmó una sonora presencia en Italia. Acarició el podio con Pierre Rolland, acarició el triunfo de etapa con Davide Malacarne y Angelo Tulik y recogió un protagonismo basado en los ataques y en aprovechar la táctica de carrera. Europcar, fiel a su estilo, brilló. La carrera lo agradeció.
A mi me recordaron muchísimo a aquel Kelme de los 90.
Ciclismo de antes.
Bravo!