Frente al histórico perfil que ha caracterizado al ciclista belga, Louis Vervaeke (Ronse, 1993) se desmarca totalmente de las peculiaridades que han marcado a sus compatriotas. Él, como unos pocos, optó por la montaña como medio ideal para desenvolverse frente al pavé, a los muros y cotas que inundan la geografía belga. Él es escalador en un país sin grandes montañas. Como los Jurgen Van den Broeck, Jelle Vanendert o el último, Tim Wellens, tiene marcado un claro perfil.
Un perfil que, de momento, le ha llevado al éxito. Louis Vervaeke es la joya de la corona, la mejor promesa en su especialidad. Bien lo saben en Lotto – Belisol. La formación de Marc Sergeant lo reclutó la pasada temporada procedente del Bofrost – Steria pasando a las filas del equipo sub-23. Allí destaca junto a otras promesas como Ruben Pols o Daniel McLay, jóvenes valores que esperan la llamada del primer equipo.
Louis Vervaeke comenzó a despuntar en su último año júnior. La montaña y las vueltas por etapas se convirtieron en el eje central de su rendimiento y sus resultados. Sin cumplir los veinte años, en su primera temporada como sub-23, destacó en el exigente Tour des Pays de Savoie. Firmó una notoria cuarta plaza en la general por detrás de Yann Barbas, Clément Chevrier y Moisés Dueñas, cosechando el primer resultado remarcable de la campaña. Le dio continuidad en el siempre exigente y difícil Giro Ciclistico della Valle d’Aosta Mont Blanc donde concluyó de nuevo cuarto en la general en una dura pugna con Davide Villella, Davide Formolo, Clément Chevrier -todos pros en 2014- y Alexander Foliforov, separados por cuarenta segundos en una prueba con cuatro finales en alto. Un mes más tarde el cansancio no le permitió brillar en el Tour del Porvenir, quedando en el olvido en la clasificación cerrando, a pesar de ello, una primera campaña en la categoría ciertamente notable.
Dispuesto a crecer en el presente ejercicio, Louis Vervaeke estrenó su palmarés a lo grande. Llegó a la Ronde de l’Isard tras ser quinto en el Circuit de Wallonie. Con el objetivo de luchar por el triunfo final se preparó a conciencia. Se concentró en la casa de Tim Wellens en la Toscana compartiendo entrenamientos con el que para él es su modelo, un joven escalador muy fuerte según relató en una entrevista a Direct Velo. En una vuelta de la exigencia de l’Isard basó su triunfo en la regularidad. No fue el mejor en cada día, simplemente fue el más regular. Tercero en el final en alto de Goulier – Neige y segundo al día siguiente en Bagneres de Luchon, para apoyarse después en el rendimiento del grupo en la contrarreloj por equipos y llegar a la última jornada con suficiente margen para controlar a sus rivales.
La Ronde de l’Isard fue su primer éxito como sub-23, una victoria de nivel en una temporada donde espera dar un salto de calidad. Un paso que ya demostró en Francia y que volverá a intentar en el Tour des Pays de Savoie a mediados de junio para después enlazar Aosta con el Porvenir. Pero a diferencia de la campaña pasada centrará su objetivo en el Tour del Porvenir, una cita con más tradición y focos dentro de la categoría, donde obtener un destacado resultado puede abrirle las puertas del World Tour.
Su coequipier Benoot tambien belga y un año menor tampoco lo hizo mal en la lisard,