Uno de esos ciclista marcados por una prueba. Hizo más y llegó a conquistar etapas en las tres grandes además de vuelta pequeñas. Sin embargo, la figura del Gilberto Simoni quedará enmarcada en el Giro de Italia. Su gloria, su ciclismo y su épica valentía está escrita con letras rosas. Fue el último gran capo escalador.
En su biografía constan dos únicas victorias en la general. Probablemente, mucho menos de lo que abarca su figura. Entre la retirada de Marco Pantani y la aparición de una nueva generación, Simoni actuó como el gran jefe, el principal candidato con los colores de Saeco y Lampre. La prueba podría finalizar con su victoria o con la de otro corredor, pero la cámara y las etapas en los temibles Dolomitas estaban marcadas por su figura. Sus movimientos, con suficiente fuerza o sin ella, condicionaban la finalización de ronda y el podio. En muchas ocasiones, hacían tambalearse una carrera. Sólo dos victorias, pero con cinco podios más.
Puestos de relevancia conseguidos cuesta arriba. La memoria siempre selectiva, sitúa al pequeño escalador llegando con tiempo perdido, debido a su nefasto rendimiento en la contrarreloj y el llano, a las etapas más duras de la prueba y allí arrancar, muchas veces en compañía del escalador del momento, para levantar los brazos o hacerse con la maglia rosa.
La realidad no siempre responde a esta imagen, pero ocurrió de forma constante. Durante casi una década, Simoni era el favorito eterno mientras pasaban unos y otros rivales. Aunque no todos fueron efímeros, Stefano Garzelli casi siempre compitió contra él y, también de forma frecuente, cedió en los duelos. No obstante, el primer gran rival de Gibo fue Pantani y en el campo amateur. Después, mientras ‘El Pirata’ explotaba, el pequeño Simoni maduró con lentitud y cambios de equipo. Parecía una promesa que no iba a llegar, pero salió a la luz en el cambio de siglo. Precisamente, cuando se apagó la aureola de Pantani. En 2001, con la primera victoria de ‘Gibo’, ‘El Pirata’ deambulaba por la carretera. Falleció a inicio de 2004 cuando Simoni era el jefe de la carrera tras sus segunda victoria el año anterior.
Su primer Giro llegó tras una tarde de gesta y montaña. Se hizo con la maglia rosa en el Pordoi y ganó la etapa de final en Arona en solitario tras dejar en el Mottarone a todos sus rivales y bajo un enorme aguacero. Llegó a 2002 como principal favorito, pero tuvo que abandonar por un positivo por cocaína. Posteriormente, demostró que sucedió por culpa de unos caramelos, pero eran años convulsos en el ciclismo. Muchos positivos y demasiados escándalos.
Pudo resarcirse en 2003 con una victoria clara y meridiana con triunfos de etapa en el mítico Monte Zoncolan, Alpe di Pampeago y Cascata de Toce. Tres etapas cuesta arriba con superioridad manifiesta y casi sin rivales. Curiosamente, en la última aparición de Pantani. Era el pasado y el futuro le llegó a Gibo de forma abrupta el año siguiente en una Corsa Rosa que llevaba su nombre y la ganó el enemigo íntimo, un compañero de equipo, la promesa Damiano Cunego. Primero se vistió de líder ‘Gibo’, después el Saeco jugó a dos bazas y el joven aprovechó la suya. Ganó dos etapas, pero Simoni trató de darle la vuelta al Giro en las últimas dos etapas. No pudo y hubo palabras subidas de tono. Parecía que el joven lo iba a jubilar, pero desde aquel año, Simoni terminó dos veces más en el cajón, Cunego todavía espera volver a hacerlo.
Y así se llega a la película del 2005, con un segundo puesto que, en parte resume la carrera de Simoni. Desde atrás, remontando en la penúltima etapa. Salvodelli era el líder y, tras muchas batallas, ‘Gibo’ arrancó con Rujano, otro de los escaladores ‘guadianescos’ asociados al Giro, y Di Luca camino de Sestriere pasando por la Finestre. Se quedó a 28 segundos de llevarse la general tras ser el líder virtual durante muchos kilómetros. Ataque lejano, rozando la épica, recordando ciclismo añejo, el que siempre practicó Simoni y el de las etapas extremas, casi sobrehumanas que caracterizan la carrera italiana.
Todavía hizo un podio más en 2006 y conquistó el Zoncolan en 2007 en compañía de Piepoli. Despedida a lo grande a un nombre identificado con el Giro de Italia, con ataques míticos, jornadas de Gavia, Mortirolo o el propio Zoncolan. De lluvia y nieve. Compitiendo con rivales desde Pantani a un imberbe Andy Schleck, pasando por Di Luca, Cunego, Garzelli, Basso, Olano, Unai Osa, Rujano, Salvodelli, Riccó… Unos y otros iban pasando, ‘Gibo’ se midió en los Dolomitas con todos ellos. El último capo escalador.
¡Gran artículo! Un ciclista que gana en Zoncolan y Angliru… esta claro que no es un cualquiera. Enorme Gibo!!!
Excelente artículo!, gracias