In extremis, pero ata. La séptima etapa del Giro de Italia no apuntaba a ser una opción para la escapada. Sin aparentes exigencias en el trazado y con un fin de semana de llegadas en alto, Foligno era plaza para una volata. Los sprinters no podían dejar pasar una oportunidad que a partir del martes se repetirá a cuentagotas.
Pese a ello, a este pensamiento general, la escapada se animó a buscar la aventura. Lo hizo, a diferencia de otros días, en una fuerte lucha por establecer la cabeza de carrera. No fue hasta el kilómetro 30 cuando se permitió la marcha de Nathan Haas (Garmin – Sharp), Winner Anacona (Lampre – Merida), Robinson Chalapud (Team Colombia), Nicola Boem (Bardiani – CSF), Bjorn Thurau (Europcar) y José Herrada (Movistar Team) abrieron hueco. La cercanía del manchego al liderazgo de Michael Matthews (Orica – GreenEDGE) no permitió que la ventaja se disparara por lo que el ciclista español optó por parar para favorecer las opciones de la fuga.
Con una renta máxima cercana a los siete minutos y la pasividad del pelotón tras la exigencia de los días anteriores, la posibilidad de culminar el movimiento ganó enteros. Así, a 40 kilómetros de meta mantenían cinco minutos de renta. La reacción del pelotón, tardía pero plena, acabó con ella. El trabajo a bloque de los corredores de la FDJ.fr, Cannondale, Giant – Shimano y Lotto – Belisol echó al traste las opciones de cabeza que vieron como eran neutralizados a falta de tres kilómetros para meta.
Lanzada la llegada y con una caída sin aparentes consecuencias de Fran Ventoso (Movistar Team), Giant – Shimano dominó los últimos compases de la etapa. En la recta de meta Luka Mezgec (Giant – Shimano) trató de imponer su velocidad pero fue superado por ambos lados. A su derecha Nacer Bouhanni (FDJ.fr) remontó pegado a las vallas para lograr su segunda victoria en la presente edición del Giro de Italia. El francés batió en un apretado final a Giacomo Nizzolo (Trek Factory Racing) quien superó a Mezgec por el margen izquierdo.
La general no sufrió variaciones antes de la llegada de a Montecopiolo. Será la primera etapa de alta montaña, donde se establecerán las primeras diferencias significativas entre favoritos. No estará Joaquim Rodríguez (Katusha), que no tomó la salida en Frosinone. Tampoco lo hicieron Brett Lancaster (Orica – GreenEDGE) ni Maxime Mederel (Europcar). Todos ellos víctimas de la ‘batalla’ de Montecassino.
SIN NOVEDADES EN LA SÉPTIMA ETAPA CON FINAL EN FOLIGNO. Tras el mal sabor de boca que nos dejó la etapa anterior, con final en la localidad un tanto histórica de Montecassino, punto bélico de gran repercusión en la Segunda Guerra Mundial entre las tropas germánicas y los aliados, la caravana multicolor sin sobresaltos se trasladó a la ciudad de Foligno sin apenas alternativas dignas de emoción. Casi de salida se registró una escapada de cinco corredores de poco lustre que a la larga y a poco de la meta fueron inevitablemente alcanzados para dar paso a los velocistas, que tenían su día en esa etapa más o menos llana. El francés Nacer Bouhanni, oriundo de tierras africanas, no tuvo impedimentos para vencer al italiano Nizzolo. Notamos en falta en este Giro a los especialistas natos de la velocidad. No los hay. El germano Marcel Kittel, un ciclista ilustre en estas lides, que ganó la 2ª y 3ª etapa, abandono hace un par de días, aquejado por la fiebre. Bouhanni, recuerda, se llevó la corona en la cuarta etapa que finalizó en Bari. Los representantes españoles le siguen asolando las desgracias. Esta vez, muy cerca de la línea de llegada, sufrió caída el corredor cántabro Fran Ventoso (32 años). por suerte sin consecuencias. Éste le pudo dar guerra precisamente a Bouhanni, dado que iba muy bien colocado al iniciarse el esprint final y definitivo.