Consecuente con su aparentes limitaciones que catalogan su candidatura para la victoria final de opción incierta, su rendimiento debe ponderarse en su gran regularidad posicionándose entre los diez primeros en las clasificaciones generales de vueltas por etapas se refiere. Robert Kiserlovski (Rijeka, 1986), campeón nacional croata del Trek Factory Racing, ha convertido el Giro de Italia en el gran objetivo del año, no tanto en la búsqueda de protagonismo en los parciales como sí en alcanzar la mejor clasificación general posible, “un año más el Giro es mi gran ambición, creo que si todo sale como espero pueda estar en el Top-5 en Trieste, sería todo un sueño y eso sería importante en mi último año de contrato”.

Señala quiénes, a su juicio, sí estarán disputando hasta el final. “Joaquim Rodríguez ya sabe lo que es esto, estuvo a punto de ganar en 2012 y para mí es el máximo favorito. En otro escalón situaría a Cadel Evans, Rigoberto Urán, Domenico Pozzovivo, Ivan Basso y alguna sorpresa que siempre surge”, dando cierta cautela al favoritismo de Nairo Quintana, “es un magnífico corredor, no cabe duda, y muy joven, pero esto no es el Tour de Francia, Italia es totalmente distinto, es cierto que el Tour es muy nervioso al principio y la presión mediática es agobiante pero esto está lleno de trampas todos los días, además está el clima que suele ser adverso en las cumbres y a él le afecta bastante como comprobamos en Catalunya, el propio asfalto de la carretera es otro problema, todo en conjunto es un desgaste que cómo no lo hayas experimentado antes lo pagas” y sentencia, “el Giro es la carrera más exigente del mundo, más que el Tour desde mi punto de vista”.

©Iraia Calvo

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Finalizar dentro de los diez primeros es la gran prioridad de los de Kim Andersen pero Robert Kiserlovski sube la apuesta basándose en la preparación que ha llevado hasta Belfast, “el año pasado llegué con los mismos días de competición que éste, la diferencia es que esta temporada he empezado antes a correr y he acabado en la Vuelta al País Vasco lo que me ha permitido entrenar dos semanas en mi casa de Kostrena”, recordando que el camino de preparación para el Giro 2013 no fue todo lo satisfactorio que podía esperar, “el año pasado hice el Tour de Romandia previo al Giro y lo pagué en la última semana, la carrera se me hizo bastante larga al final y he querido evitar eso, si a eso se suma que no he sufrido percances ni enfermedades, puedo asegurar que llego mejor que nunca”.

Entrenamientos basados en la combinación de carrera con semanas de preparación específica posterior obviando concentraciones en altura. “Lo que hagan los demás no está en mi mano, cada uno elige su preparación y creo cada cual trata de mejorar sus carencias, a mi por ejemplo entre estar a más de 2.000 metros o a nivel del mar, prefiero el segundo”, señalando que el trabajo realizado en Croacia se basa en complementar el de la competición, “después de una vuelta como País Vasco me gusta rematarlo con buenos entrenamientos para ir construyendo mi estado óptimo de cara al Giro, los más importante es llegar sin pasarme de forma porque en realidad la máxima dureza de esta edición se concentra en la semana final, así que lo más importante es estar lo más fuerte posible para entonces.”

Uno de los aspectos en los que ha incidido en la preparación es el de la contrarreloj, un hándicap que lastra sus opciones, “en invierno he insistido mucho en este apartado, la verdad es que si quiero estar arriba debo adaptarme a una disciplina en la que no me siento muy cómodo, he mejorado aspectos personales como la concentración, he corregido la postura y la alimentación en carrera, espero que todo el trabajo realizado pueda dar su frutos”, especialidad que reconoce por otro lado que no será tan decisiva en el desenlace final, “hay tres cronos, pero me gustan porque no creo que se abran grandes diferencias”.

La crono, asignatura pendiente para Robert Kiserlovski. Foto © cobblesandhills.com

La crono, asignatura pendiente para Robert Kiserlovski. Foto © cobblesandhills.com

Análisis de las cronos del Giro

Robert Kiserlovski analiza las tres etapas contrarreloj del Giro de Italia, tres citas totalmente diferenciadas las unas de las otras. “La primera contrarreloj es el primer día, por equipos, en Belfast de 21 kilómetros totalmente llanos y puramente para especialistas, corta y no me es muy favorable pero estaré bien arropado por el equipo. No se abrirán diferencias porque todo el mundo llegará con fuerzas, lo más significativo será no perder unidades hasta el final y no sufrir imprevistos ni caídas”.

“La segunda es en la undécima etapa en Barolo, son 42 km con un perfil engañoso, aunque sobre el papel y por la distancia pueda parecer ideal para especialistas no lo es, no permite mantener la postura idónea en ningún momento con constantes subidas y bajadas, curvas y contra curvas. Tampoco es propicia para sacar diferencias contando el esfuerzo del día anterior en la etapa en Savona, siendo la más larga del Giro y con un puerto de segunda casi al final creo que se medirán mucho las fuerzas en ambas, serán un examen interesante esos dos días”.

“Por último está la cronoescalada a la Cima Grappa, la penúltima etapa y casi seguro con todo por decidir. Ocurre algo parecido como en la anterior crono y además hay que situarla en el contexto de la última semana, donde se concentra la alta montaña de este año por lo que será, a mi manera de entender, no tan decisiva como cabría esperar. En realidad, en las tres cronos nadie va a ganar definitivamente la carrera, pero sí creo por el contrario que es posible que alguno la pierda.”