Dicen que nació para hacer historia en el Giro de Italia, pero la suerte no le sonrió en su carrera. También dicen que en sus piernas tenía un Giro de Italia, Giro que jamás pudo conseguir. Tras la decadencia y muerte del gran campeón italiano Fausto Coppi en los años 60, muchos aficionados italianos crearon una figura para hacer olvidar a Il Campionissimo. Le llegaron a apodar Coppino por su complexión delgada, sus grandes dotes para la escalada y su estilo poco explosivo, cualidades muy similares a las de Fausto Coppi. Italo Zilioli (1941, Turín, Italia) era uno de esos ciclistas que conquistan a la afición. Impulsivo, lleno de valentía e instinto, Zilioli carecía de cálculo y frialdad a la hora de afrontar las grandes vueltas. Por eso y durante sus temporadas como profesional, pese a ganar más de 50 carreras y subirse al podio del Giro en cuatro ocasiones, nunca pudo ganar uno.
Como cualquier joven de la época, el pequeño ciclista turinés montaba en bicicleta por diversión, de ahí le empezó la pasión por este bonito deporte. Su amigo de la infancia le echó un pequeño empujón y gracias a los piques que tenían de pequeños por ver quién era mejor, decidió dar un pasito más y competir contra otros chavales en aquellos años 50. Sintiendo la necesidad de colocarse un dorsal en la espalda, un día mientras montaba en bicicleta, Zilioli preguntó a un chico que debía hacer para competir en carreras. El chico le habló de un club ciclista al que inmediatamente fue a apuntarse. En aquel Club Ciclista Gios, empezó a darse cuenta de que tenía talento para este deporte y tras ganar varias carreras como aficionado en el Piemonte y vencer el Campeonato Italiano de Estudiantes, dio el salto a profesionales a finales de 1962.
El 63 fue su primer año completo como profesional, año en que demostró su talento y su manera de atacar. Ganó de forma consecutiva Giro dell’Appennino, Giro del Veneto, Giro dell’Emilia y Tre Valli Varesine, llamando así la atención de los tifosi, que empezaban a ilusionarse creando así el mito del posible nuevo Fausto Coppi. En 1964 empieza su historia con Giro de Italia enrolado en las filas del Carpano, donde tendría libertad para realizar una buena clasificación general.
Con Franco Balmamion, Nino Defilippis, Franco Bitossi, Vittorio Adorni, Gianni Motta y sobretodo Jacques Anquetil como gran favorito, que venía de ganar la Vuelta a España en 1963, la primera semana para Zilioli fue nefasta. Semana donde perdió bastante tiempo por sus pocas maneras contra el crono que le hicieron estar a casi tres minutos de Anquetil. En el transcurso del Giro fue recuperando tiempo hasta quedar a un minuto del francés y con el tappone por delante el antepenúltimo día entre Cuneo y Pinerolo.
Su estilo impulsivo, siempre sin planear las estrategias, le hizo atacar en el primer puerto, el Colle della Maddalena. En ese puerto donde también atacó el gran Fausto Coppi, a muchos se les apareció el mismísimo Campionissimo reencarnado con el maillot del Carpano. Pero con toda una etapa reina por delante, era una autentica locura lo que intentó el ciclista de Turín. Sus piernas así lo acusaron, y aunque llegó a meta en el grupo de Anquetil, en aquel Giro Zilioli tenía piernas y demostró que con una estrategia elaborada, podría haber ganado la carrera. Para la historia queda su primer segundo puesto con tan solo 23 años.
El Giro de Italia de 1965 tuvo una figura de principio a fin. Vittorio Adorni ganó la Corsa Rosa con más de 11 minutos de ventaja frente a Italo Zilioli, segundo de nuevo y que no tuvo siquiera la posibilidad de poner en aprietos a su compatriota. Al siguiente año, el elenco de figuras que se citó en el Giro de 1966 fue importante. Con Jacques Anquetil y Julio Jimenez a la cabeza, la primera jornada en Montecarlo dejó fuera de la pelea al francés de una forma muy poco común. Un aficionado trató de darle una botella de agua al campeón francés con tan mala suerte de que ésta calló y los cristales reventaron las ruedas de Anquetil, un Anquetil que en meta perdió mucho tiempo.
Julio Jimenez portó durante las once primeras jornadas la maglia rosa mientras Italo Zilioli marchaba bien colocado en la general. Todo marchaba bien hasta la 17ª etapa, donde Gianni Motta dio un puñetazo en la mesa metiendo una gran diferencia en Levico Terme y casi sentenciando el Giro de Italia. Cuatro minutos le separaban de Motta y fueron imposibles de recuperar para un Zilioli que de nuevo veía como tenía que conformarse con su tercer segundo puesto consecutivo en la gran carrera italiana.
La generación llena de grandes campeones que le tocó vivir a Coppino quizá le privó de ganar un Giro de Italia. Los años posteriores, el piamontés volvió a ser una figura pero ya venida muy a menos. “Después de fracasar tantos años en el Giro ya no estaba seguro de mi mismo, no tenía la mentalidad para ganar ya una gran vuelta”. Algún Top-10 y un tercer puesto en 1967 fueron sus más destacadas actuaciones, ya lejos de su mejor nivel. La historia de la Corsa Rosa estaba escrita de otra manera para el italiano. Italo Zilioli es uno de esos grandes vencidos, uno de los vencidos que hicieron grande al Giro de Italia.
Buena historia! Gracias por éstos entretenidos aportes