Lo sentimos, no habrá análisis táctico de la Liège-Bastogne-Liège; lo absurdo de la carrera de ayer nos lo impide. Sin embargo en cuanto al comportamiento de los equipos sí que hay mucho que decir. Al fin y al cabo ellos son los responsables del despropósito vivido ayer en tierras valonas en el centenario de ediciones de La Doyenne.

En positivo

Ag2r – La Mondiale: fueron sin duda el equipo que más empeño puso durante la carrera, a pesar de la baja de última hora de Carlos Betancur que no tomó la salida, ampliando la lista de carreras en las que llegaba como candidato y acaba retirándose. Independientemente de la ausencia del colombiano, los de Lavenu estuvieron a la altura controlando la carrera, asumiendo el peso del pelotón y generando movimientos de la mano de Domenico Pozzovivo, quien tras su intento fallido en la Roche-aux-Faucons volvió a probarlo en Saint-Nicolas, en un ataque que por demérito colectivo le hizo llegar quinto a meta. La otra bala en la recámara de los franceses Romain Bardet emuló a los grandes favoritos, y a pesar de su Top10 no se dejó ver.

Katusha: cuando un líder se va al suelo hay que saber reorganizar el planteamiento de carrera, y los rusos lo han hecho en las tres carreras del Tríptico tras las caídas de Joaquim Rodríguez en las tres pruebas. Cierto que con Dani Moreno en sus filas el cambio de roles era sencillo, pero ayer camino de Liège no sólo el madrileño dio la cara, ya que también Giampaolo Caruso lo hizo con su movimiento en Saint-Nicolas, un ataque estéril que en todo momento controló el grupo pero que ante la desidia colectiva le llevo a llegar a 75m de meta en cabeza y finalmente le aupó a una cuarta posición que se vio complementada por la novena del español.

Orica – GreenEdge: no por ganar, ni mucho menos, sino por un pequeño detalle, lo bien rodeado que siempre estuvo Simon Gerrans. Contemporizaron en cabeza del grupo durante la ascensión a Saint-Nicolas sabedores de que el campeón aussie no llevaba las mejores piernas del grupo. Santaromita y Clarke controlaron en primera instancia y llegados a Ans fue el turno de Weening, quien impuso el ritmo necesario, que no exigente, para reducir la ventaja de los dos cabezas y permitir a su líder luchar por el triunfo final y hacerse con su segundo Monumento.

El triunfo de Gerrans certificó el éxito de la aparición de OGE en los últimos compases. Foto © ASO/B.Bade

El triunfo de Gerrans certificó el éxito de la aparición de OGE en los últimos compases. Foto © ASO/B.Bade

En negativo

Lampre – Merida: al igual que Katusha, los italianos perdieron a una de sus grandes bazas para la victoria, el campeón del mundo Rui Costa, pero al contrario que los rusos, los blufucsia no supieron rehacerse a la pérdida del portugués. Y eso que hicieron un amago de ataque con Przemeszlaw Niemiec, pero la inoperatividad de Damiano Cunego es imperdonable; la de ayer era una ocasión de oro para que Il Piccolo Principe recuperase la sonrisa, pero como en tantas otras, volvemos a quedarnos con las ganas.

Tinkoff – Saxo: sin Contador en liza, Roman Kreuziger asumía los galones de líder con el aval de su victoria en la Amstel Gold Race de 2013, y lo cierto es que al checo se le vio con iniciativa, siempre relativa atendiendo al nivel general, claro está. Pero los cortes no fructificaron y el grupo se jugó la victoria en el kilómetro final, y allí fue Dan Martin quien lanzó el ataque; el irlandés tomó rápidamente unos metros y entonces el checo entró en pánico y tomó las riendas del grupo para atarle en corto quemando así cualquier opción de victoria. Un pagafanteo de manual.

Tinkoff-Saxo controló pero no sesgó la carrera. Foto © Presse Sports/S.Boué

Tinkoff-Saxo controló pero no sesgó la carrera. Foto © Presse Sports/S.Boué

Belkin Pro Cycling: los neerlandeses fueron unos de los grandes protagonistas de la temporada de adoquines, pero llegados a las cotas han desaparecido del mapa, y eso que cuando ayer se acercaba la parte decisiva de la carrera llegaban en una situación ideal con Martens, Nordhaug y Mollema, quienes intentaron dar alternativas sin convicción ni acierto. Finalmente, como el resto, se vieron superados en el uphill.