Del éxtasis de las piedras a la decepción de las cotas. Resumen básico de la primavera ciclista. Por enésimo año consecutivo, las clásicas de pavé superaron con amplia diferencia a las clásicas de cotas. Estas últimas, encargadas de echar el telón, defraudaron. Tres citas resueltas en los kilómetros finales donde la importancia de la táctica de equipo y la sucesión de situaciones de carrera y ataques vivido en las pruebas de pavé quedaron en el olvido; tras tres grandes clásicas de cotas quedaron definidas en los últimos tres kilómetros de carrera donde se decidió el triunfo final. De poco valieron recorridos selectivos, trazados con varios puntos para mover y romper la estabilidad del grupo.
Las clásicas de pavé salvaron una primavera donde las decepciones se acumularon según fue transcurriendo el calendario. Comenzó defraudando el transcurso de la Milano – Sanremo y se extendió, en buena parte, a la Paris – Roubaix y, sobretodo, al tríptico de cotas. Por el camino, el E3 Harelbeke y De Ronde tuvieron un notable comportamiento al igual que otras cuatro pruebas menores como la Kuurne, Strade Bianche, Roma Maxima y De Brabantse Pijl, la única clásica de cotas que se salvó, con los triunfos de Michal Kwiatkowski, Alejandro Valverde y Philippe Gilbert.
La 100ª edición de la Liège – Bastogne – Liège echó el telón a una primavera ciclista sin un dominador claro. Desde el inicio con el Omloop Het Nieuwsblad a La Doyenne, las pruebas reinas de la primavera han finalizado con un vencedor distinto. Ninguna de las ocho clásicas del World Tour han conocido al mismo vencedor; Milano – Sanremo (Alexander Kristoff), E3 Harelbeke (Peter Sagan), Gent – Wevelgem (John Degenkolb), Ronde van Vlaanderen (Fabian Cancellara), Paris – Roubaix (Niki Terpstra), Amstel Gold Race (Philippe Gilbert), Flecha Valona (Alejandro Valverde) y Liège – Bastogne – Liège (Simon Gerrans) no sólo tienen distinto ganador, ningún equipo logró repetir triunfo. Si repiten extendiendo al calendario del Europa Tour con las victorias de Alejandro Valverde (Roma Maxima), Philippe Gilbert (De Brabrantse Pijl) y Niki Terpstra (Dwars door Vlaanderen) teniendo a Ian Stannard (Omloop), Tom Boonen (Kuurne) y Marcel Kittel (Scheldeprijs) a los otros vencedores.
Se quedó sin triunfo alguno, curiosamente, uno de los mejores corredores, Greg Van Avermaet. El belga, muy regular, se quedó a las puertas de conseguir más de una sonada victorias mientras otros muchos quedaron desapercibidos. Fue, ante todo, una primavera de contrastes. De la regularidad del citado Greg Van Avermaet, Fabian Cancellara, Alejandro Valverde, Michal Kwiatkowski o Sep Vanmarcke a los sonoros fracasos encarnados en Filippo Pozzato, Sylvain Chavanel, Rui Costa o Vincenzo Nibali.
En una primavera donde los triunfos han estado más abiertos que en otras ediciones, el relevo generacional ha sido el mejor aspecto encontrado en los dos meses que abarca. Nombres consolidados como los de Peter Sagan o Sep Vanmarcke se han visto acompañados de corredores que han sabido dar un claro paso adelante como John Degenkolb, Guillaume Van Keirsbulck, Michal Kwiatkowski, Tom – Jelte Slagter, Romain Bardet, Julián Arredondo o Arnaud Démare, alguno de los llamados a dominar las próximas campañas de clásicas.
Si algo nos ha dejado en claro no ha sido otra cosa que el dominio táctico ejercido por Omega Pharma – Quick Step en el pavé; un control y una superioridad no siempre decisiva pero que le dejó en una posición privilegiada siendo un factor determinante para alcanzar el triunfo en Roubaix. Junto a ellos, el crecimiento y decisión del BMC al que Philippe Gilbert recompensó con dos triunfos fue lo mejor de una primavera de sinsabores de la que ya estamos echando la cuenta atrás.
No puedo estar mas conforme. Las clasicas de pavè mucho mas entretenidos.