“Es la más simple a nivel táctico de las tres carreras, son 200 kilómetros con un final al que vamos todos a máxima velocidad para enfrentarnos un muro durísimo en el que ganas por fuerza, explosividad y saber acertar cuál es el momento idóneo para lanzar tu apuesta y si te sale bien quizás puedas ganar”, así resume el corredor luxemburgués la Flecha Valona que como destaca no tiene ningún misterio estratégico salvo el de estar bien colocado en la última ascensión al “Mur”, en donde se produce habitualmente un embudo en el que quede rezagado perderá automáticamente sus opciones.

“Es el encanto que tiene esta carrera, quizás para el espectador algo anodina es su recorrido global, pero en sus 1,3 kilómetros finales la tensión se dispara”, apuntando que desde que se atraviesa la pancarta de último kilómetro la carrera se convierte en un sálvese quién pueda, “primeramente no hay vallas de seguridad y apenas gente lo cual permite progresar en el grupo con cierta facilidad si te encuentras atrás, pero pasados 300 metros comienzan los problemas y una carrera totalmente diferente”.

Pasando a definir como principales protagonistas de la acción la posición en el grupo y la explosividad como detonantes del espectáculo en tan solo en 1000 metros “todo ocurre muy deprisa y si no estás atento despídete de ganar” para destacar posteriormente que la clave para tener éxito es relativa más a la explosividad que a un alto ritmo mantenido desde el inicio desde el principio, “si entras a ritmo el resto de rivales es fácil que puedan aguantarlo y además si te exprimes demasiado lo pagas 200 o 300 metros más tarde. Igualmente ocurre si saltas demasiado pronto, la clave es dar el 100% en todo momento, medir la distancia y en el punto exacto dar el 110%, y a veces ni eso” alegando que la pendiente no permite florituras y si la decisión es mala la referencia por delante puede ser vital para corredores con más potencia en los últimos metros.

Otro contratiempo en la subida final son las sensaciones individuales; “los nervios por mantener tu posición, los codazos del que quiere hacerse con tu espacio, el embotellamiento posterior entre rivales y el público, agolpado en dos curvas ciegas en el que su ánimo es ensordecedor y su presencia hace aún más estrecho y peligroso el paso de incluso hasta dos corredores en paralelo” momento en el que relata las pulsaciones se disparan y es imposible mantener la cabeza fría.

Indica que la relevancia del kilometraje apenas tiene importancia por la escasa dureza del perfil del recorrido pero apunta que hay algunos puntos interesantes para que la carrera no se convierta en un paseo primaveral. “Es el trabajo más importante de los equipos de los elegidos es incrementar el ritmo mediado el primer paso por el muro de Huy hasta el segundo”, lugar en donde atravesarán Côte d´Ereffe, Côte de Bellaire, Côte de Bohisseau, Côte de Bousalle y Côte d´Ahin con el propósito de disminuir la diferencia de la más que posible escapada que se produzca desde el inicio, y lanzar la primera ofensiva en forma de ataques entre los equipos más fuertes buscando movimientos que hagan trabajar a los demás.

Finalizando el análisis, Fränk Schleck señala que la principal opción para ganar en Flecha Valona pasa por una mezcla precisa entre experiencia, fuerza e inteligencia. “Al final, en Huy, lo más importante es haber tenido experiencia previa y conocer metro a metro la subida, es la única manera de tener alguna referencia para saber con precisión cuál es el momento específico para abrir gas. Ser racional para llevarlo a cabo, distinguirá al ganador del resto”.

Fränk Schleck en la pasada Vuelta al País Vasco. Foto © cobblesandhills.com

Fränk Schleck en la pasada Vuelta al País Vasco. Foto © cobblesandhills.com