34 ascensiones, más de 4.000 metros de desnivel, 251,5 kilómetros de carrera resumidos en un abrir y cerrar de ojos, en una oda a la explosividad. El Cauberg fue principio y final, el lugar donde se resolvió la Amstel Gold Race. A pesar de la distancia de su cima respecto a la meta volvió a ser el punto clave, la ascensión que bloqueó la clásica de la cerveza. Previamente la incapacidad táctica protagonizo el transcurso de la carrera. Pocos ataques, pocos movimientos. Todo quedó reducido al último paso por el Cauberg.
Tal fue el bloqueo que las tres cuartas partes de la carrera estuvo dominada por los abandonos más allá de cualquier otra situación. Las caídas y las retiradas dejaron a la Amstel Gold Race sin favoritos de la talla de Joaquim Rodríguez (Katusha) o Daniel Martin (Garmin – Sharp). Fue Thomas Voeckler (Europcar) quien cerca del Eyserbosweg atacó dando lugar al único movimiento táctico camino de Valkenburg. Junto a él BMC, Orica – GreenEDGE, Astana, Katusha, Omega Pharma – Quick Step, Lotto – Belisol y Belkin Pro Cycling filtraron corredores desapareciendo de la cabeza del grupo. Jakob Fuglsang, Greg Van Avermaet, Peter Weening, Alexander Kolobnev, Tim Wellens, Paul Martes y Zdenek Stybar se filtraban en un corte de calidad pero sin margen de maniobra alguno. La entidad del grupo hizo que el pelotón no permitiera más margen más allá del medio minuto que alcanzaron restando aún 30 kilómetros.
Para entonces la fuga del día, más protagonista que en otras ediciones, permanecía con dos minutos de diferencia; Christophe Riblon (Ag2r – La Mondiale) y Preben Van Hecke (Topsport Vlaanderen – Baloise) aguantaban la aventura iniciada en los primeros compases de carrera sin tener opción alguna de éxito. El pelotón, controlado por Omega Pharma – Quick Step y Movistar Team, se echó encima del corte en los kilómetros previos al Bemelerberg, penúltima cota; una vez superado, pese a la insistencia de Greg Van Avermaet y un ataque posterior de Giampaolo Caruso (Katusha), la carrera se compactó de nuevo.
Restaban únicamente 9 kilómetros. Orica – GreenEDGE enfiló al grupo de unas cuarenta unidades camino de Valkenburg. La lucha por las posiciones cabeceras para tomar la curva a izquierdas que daba paso al inicio del Cauberg no dio tregua. Esta vez, recuperando el error del Mundial de 2012, Alejandro Valverde (Movistar Team) entraba delante. Omega Pharma – Quick Step lanzó los primeros metros de Cauberg con Michal Kwiatkowski en segunda plaza pero un ataque de Samuel Sánchez (BMC) rompió las primeras posiciones. La estrategia de BMC, siempre con presencia, usó al asturiano de lanzadera antes del ataque final. Rápidamente alcanzado, la vigilancia entre el polaco, Simon Gerrans (Orica – GreenEDGE) y Alejandro Valverde fue testigo del ataque de Philippe Gilbert. Por el margen izquierdo, pegado a las vallas, derramó sin oposición alguna; ninguno pudo seguir una estela que se alejaba a 3 kilómetros de meta.
Philippe Gilbert revivió el triunfo en el Mundial de 2012. Metro a metro distanció a Simon Gerrans y Alejandro Valverde que, tras un paron, perdieron toda opción de conectar. El líder de BMC pedaleaba firme hacía el triunfo mientras las dudas en la persecución ampliaron el tanto el número de perseguidores como la distancia del valón. Entre ellos apareció, por sorpresa, Jelle Vanendert (Lotto – Belisol). Apareció y atacó camino de la segunda plaza cosechada en 2012, camino de recuperar sensaciones del pasado tras dos años desaparecido.
Mientras tanto Philippe Gilbert celebraba el tercer triunfo en la Amstel Gold Race, el segundo de la temporada tras la victoria del pasado miércoles en De Brabantse Pijl confirmándose como el rival a batir en el tríptico de cotas. Detrás Jelle Vanendert entraba en solitario cerrando el podio un Simon Gerrans que batió a Alejandro Valverde y Michal Kwiatkowski en el sprint por entrar en el cajón de una Amstel Gold Race de sin sabores: caídas, trazado y disposición táctica eclipsaron el primer envite de las cotas. El miércoles, el Huy, la segunda cita.
GILBERT DOMINÓ LA SITUACIÓN Y ALCANZA DE NUEVO UN TRIUNFO MUY VALIOSO
Philippe Gilbert (31 años) es un hombre muy popular en su territorio valón -zona sur de Bélgica-, especialmente por ser un paladín en las competiciones de un sólo día. Adolece, quizá, por su falta de regularidad en sus actuaciones. Es un ciclista que sobresale a destellos; a fogonazos cuando está en vena. Le falta aquella continuidad y viveza que plasmó con rigor en el año 2011, cosa que consiguió en un período corto al embolsarse de seguido cuatro clásicas rutilantes: Flecha Brabancona, Amstel Gold Race, Flecha Valona y Lieja-Bastoña-Lieja. Fue una acción repetitiva, la suya, que no podemos dejar en el cajón de los olvidos. Gilbert, en las dos temporadas anteriores, se había llevado al zurrón dos triunfos ya en la clásica Amstel Gold Race; es decir, hasta hoy ha triplicado la corona victoriosa en esta prueba celebrada en tierras de Holanda, una hazaña nada fácil de conseguir y que nos da una satisfacción en su justa medida. Una gesta bien trabajada y llevada a cabo con particular iniciativa.
Castañaza pilonga de carrera, madre mía. Lo único bueno, que ganó el único equipo que lo mereció mínimamente. Ah, y Dios bendiga a GvA, y lo mantenga como ciclista muuuuchos años =)
Y sobre todo, recordar la importancia que tuvo la actuación de Samu, al cual ya le daba por muerto de su carrera deportiva, dinamitando los últimos kms. Pero sí, eché en falta la existencia de muchos más cortes en un terreno muy propicio para ello