Luchador, indomable, valiente. Los que seguimos la trayectoria del campeón checo desde su época como estrella del ciclocross sólo hemos conocido durante años esa vertiente de su carácter como ciclista. Como si un fuego interno impulsara sus piernas cual máquina de vapor, el modo de entender las competiciones por parte de Zdenek Štybar no se entendía sin brutales y constantes demarrajes que, en algunos casos, llevaba a cabo desde el principio y le encomendaban a una hora de solitario esfuerzo que nunca rehuía. Si bien guardaba en ocasiones, ni como ‘rookie’, ni como humilde ‘outsider’ vestido con los colores de su patria, ni enfundado con el arco iris fue tacaño en esfuerzos ni se lavó las manos cuando era necesario dar el callo.
Esa es la versión que mostró durante sus años en el barro a tiempo completo, la que sigue manteniendo en sus periódicas incursiones invernales y la que le llevó a coronarse el pasado febrero por tercera vez como campeón mundial de la disciplina a pesar de estar inmerso en plena preparación de las clásicas de primavera. Una exhibición en Hoogerheide que multiplicó las expectativas puestas en ‘Styby’, de quien se esperaba un protagonismo propio de un favorito tras su anterior participación en Roubaix, el inmaculado invierno ya mencionado, la lógica mejoría en alguien de su edad y que aún se está adaptando a la élite de la carretera y las agallas por las que se hizo un nombre entre belgas.
Pero tras más de mes y medio de citas desde el pistoletazo de la Omloop Het Nieuwsblad, apenas hemos visto a Štybar. No es que no haya conseguido resultados ni le hayan faltado piernas -de hecho, salvo en la cita inaugural camino de Gante no ha bajado de los veinte primeros en ningún caso-, es que apenas le hemos visto en el sentido más literal de la palabra. Tímido y apático, se ha limitado allá donde ha ido -a pesar de demostrar a la postre tener fuerza en sus piernas- a apurar sus opciones tirando del manual CBR y escatimando cualquier gasto. Algo no acusable en plazas poco propicias como Niza, pero que sí se ha echado en falta durante el adoquín flamenco, donde ni ha atacado, ni ha trabajado; simplemente se ha mantenido agazapado en todo momento, con o sin motivo táctico.
Unas directrices que, si bien pueden venir de la dirección del equipo, cada vez resultan menos extrañas en su persona cuando hablamos de él como corredor de carretera, en la que su imagen contrasta totalmente con la que da en el invierno. En la que es su tercera temporada como ‘routier’, el checo ya se ha hecho con una fama, más o menos merecida de chuparruedas. De ciclista, llámese inteligente, llámese mezquino, que no da una pedalada ni recibe una brizna de aire de más de lo estrictamente necesario. Sus dos últimas Roubaix, hasta que el accidente y el impulso de sus compañeros por detrás le obligaron a jugar otro rol, fueron un panegírico de rodar a rebufo; del mismo modo que su victoria en Mairena de Aljarafe se cimentó en cierto aprovechamiento de la entrega de Gilbert durante sus últimos kilómetros.
Estos son solo un par de ejemplos de los cuales podemos encontrar divergencias en otros escenarios, pero que se están convirtiendo en el habitual modus operandi del ojito derecho de su tocayo Bakala. Nuevas actitudes de las que no se le puede culpar, más si cabe a la vista del rédito que suele obtener de ellas, pero que están desmitificando entre sus seguidores su aura de agresividad y coraje “en favor” de una fama de especulador e inoperante.
En cierto modo puede que sea asi, pero opino que obligado por las circunstancias, el equipo en el que está no es que le deje mucha libertad que digamos, de ahí la forma de actuar en las clásicas, con el carácter que tiene estoy seguro de que ya le gustaría pegar esos arreones que ponen los pelos de punta en los muros igual que en las carreras de ciclocrós. Es muy listo, está esperando su momento. Al tiempo
Buenas tardes!
Desde mi punto de vista, el bueno de Stybar sí se dejó ver en Roubaix. Discreto, el checo fue el Omega encargado de saltar a los ataques de Cancellara y Vanmarcke. Órdenes de equipo o especulación, la jugada no salió mal: controló a los dos ‘gallos’ y frenó el corte definitivo sin dar un relevo.
Estoy de acuerdo en que no se ha dejado ver prácticamente nada, pero como bien explicas es todavía su tercera temporada en la carretera y tiene mucho que aprender de las grandes carreras.
Un saludo