Corría un 18 de abril de 1949. La 47ª edición de la Paris-Roubaix partía de Saint-Denis con doscientos diecisiete corredores en liza. Entre ellos destacaban dos; Rik Van Steenbergen, ganador en 1948, y un debutante, Fausto Coppi. El líder de la Bianchi se estrenaba en el pavé francés con el cartel de favorito bajo el brazo tras lograr semanas antes el triunfo en la Milano-Sanremo en una campaña que acabaría siendo la mejor de todas sus temporadas en activo.

El duelo duró poco. Rik Van Steenbergen abandonaba tras una caída en Arras. Allí la carrera se compactó de nuevo al neutralizar los intentos de escapada previos. No tardaron en sucederse los movimientos. En una Roubaix que acabaría huérfana de protagonismo de los principales favoritos, los corredores de segunda fila se percataron del momento de gloria que podían alcanzar. Jesús-Jacques Moujica, el francés de Urretxu, atacó llevándose consigo a los belgas Frans Leenen y Forent Mathieu mientras, poco después, André Mahé alcanzo la cabeza de carrera.

El cuarteto se destacó al frente de la Roubaix pero los incidentes menguaron su número. Florent Mathieu quedaba descolgado después de una caída mientras Jesús-Jacques Moujica hacía lo mismo rompiendo un pedal. A pesar de ello quedó en una situación intermedia luchando por regresar a la cabeza. Por detrás, un grupo se destacaba en la persecución con Serse Coppi, hermano de Fausto, en sus filas pero el movimiento llegaba tarde. El dúo alcanzaba Roubaix con suficiente renta para disputar la victoria en el velódromo.

Ahí llegó el lío. Un gendarme indicó mal el camino a André Mahé y Frans Leenen mientras que Jesús – Jacques Moujica que seguía su estela tomó la misma dirección. No fueron los corredores si no un periodista que seguía el transcurso de la prueba en moto el que se dio cuenta del falta error. “¡Por ahí no!¡Por ahí no!” exclamó a los corredores que, advertidos por sus palabras, se echaron la bici al hombro para saltar una valla y acceder al velódromo por la puerta de prensa. Con el trío dentro se disputó el sprint. André Mahé derrotó a Jesús-Jacques Moujica y Frans Leenen. Detrás, en el grupo, Serse Coppi entraba destacado en la cuarta plaza.

Serse junto a Fausto, principal valedor en el "triunfo" en Roubaix.

Serse junto a Fausto, principal valedor en el “triunfo” en Roubaix.

La alegría duró poco a André Mahé. Después de dar la vuelta de honor una reclamación invalidaba su victoria. Aldo Zambrini, director de Bianchi, interpuso una queja ante la victoria de André Mahé. La presión de Fausto Coppi en favor de su hermano hizo el resto. Tras una larga deliberación, los jueces descalificaron a André Mahé, Frans Leenen y Jesús-Jacques Moujica dando la victoria a Serse Coppi. A él, como a Mahé, poco le duró la alegría. Seis días exactamente. El francés interpuso una reclamación y la Federación Francesa de Ciclismo le otorgó de nuevo la victoria.

De la carretera, la lucha pasó a los despachos. El dominio francés de la cúpula del ciclismo sirvió de amparo a un André Mahé que recuperó el triunfo seguido de Frans Leenen y Moujica con Serse Coppi en quinta posición. Una decisión que pareció siendo definitiva pero con la temporada finalizada de nuevo se volvió a revisar la clasificación. Después de la gloriosa temporada de Fausto Coppi, ganador de Giro y Tour, la Federación Italiana de Ciclismo, con mayor peso en las decisiones gracias a los resultados del Campionissimo, solicitó otro repaso alcanzado un acuerdo para dictaminar una decisión que dejó a todos satisfechos: se nombró ganadores a André Mahé y Serse Coppi.

Dos vencedores en Roubaix que, curiosamente, entraron con tiempos diferentes en meta, que no se decidieron la victoria entre ellos pero que finalmente resultaron ganadores por igual. El lío de Roubaix se convirtió en la mejor victoria para dos corredores de segunda línea que pasaron a la historia del ciclismo por una difícil y rocambolesca decisión más allá de los méritos que hicieron en la carretera.