No hubo sorpresa en Logroño. Sabedores de que contaban con el ciclista más rápido de la carrera, así como un más que correcto conjunto de apoyo para preparar los últimos kilómetros y controlar los ataques que pudieran producirse en la parte intermedia de la carrera, Orica-GreenEdge no se amedrentó y tomó las riendas desde el comienzo para llevar en volandas hacia la victoria a Michael Matthews en la presente edición de la Vuelta a la Rioja, imponiéndose con cierta claridad en el sprint a Francesco Lasca (Caja Rural – Seguros RGA) -ganador en 2.013- y Carlos Barbero (Euskadi) -reciente vencedor de la Volta ao Alentejo-.

Y lo tuvo que hacer desde el comienzo. Con una inferioridad patente respecto a las grandes escuadras pero animados por el gran escaparate -carrera 1.1, pocos equipos siendo la mayoría de nivel similar, directores importantes en carrera…- que tenían ante sí, los corredores de los equipos más humildes se lanzaron a la aventura desde el banderazo de salida junto con hombres consagrados que en todo momento querían mantener la superioridad táctica. Un nerviosismo y una intensidad que pronto derivó en una fuga de 15 ciclistas (con Christian Meier y Damien Howson como únicos representantes de los australianos frente a un trío azul formado por Igor Antón, Pablo Lastras y Jesús Herrada), que mantuvo en jaque al pelotón hasta prácticamente la meta volante de Lardero.

 

Matthews estrena su casillero el día en el que Lasca consigue acabar su primera carrera del año / Foto: @VueltaLaRioja

Primer susto abortado por los chicos de Neil Stephens y vuelta a empezar para los exiliados continentales, que apenas se produjo la neutralización volvieron a la carga. A un demarraje de Peio Bilbao (Caja Rural – Seguros RGA), saltaron como posesos Andrés Vigil (Keith Mobel – Partisan), Jaume Rovira (Team Ecuador), Raúl García de Mateos (Louletano – Dunas Douradas), David Belda (Burgos – BH) y Miguel Mínguez (Euskadi), quienes tras el calentón inicial contaron con la complacencia del pelotón para hacer camino y luchar, al menos, por las clasificaciones secundarias.

Y es que la victoria los grandes no la iban a dejar escapar. Sin soltar el cuadro de operaciones en ningún momento, Orica-GreenEdge no dejó que la diferencia se elevara en ningún momento por encima de los cuatro minutos. Ni siquiera los arreones dados por Belda y Mínguez en las ascensiones de Elciego y Yécora, que les permitieron tomar cierta ventaja con sus compañeros de escapada, sirvieron para librarse del inevitable desenlace que les esperaba en las cinco vueltas a un circuito completamente plano en la capital riojana. La reunificación entre ellos resultó igualmente inútil y, tras unos cuantos giros acechando a su presa, la caza se produjo casi coincidiendo con el toque de campana.

De forma irremediable se llegaba a la ‘volatta’ definitiva, en la que Caja Rural-Seguros RGA aparecía por primera vez tras haberse lavado las manos durante el día mandando hombres por delante, mientras Movistar se quedaba sin su gran baza (Enrique Sanz). No obstante, el tren formado por Weening, Albasini, Meier y Lancaster fue demasiado para las dos escuadras navarras, que sucumbieron sin solución alguna ante la potencia del velocista de Camberra, quien al fin estrena su casillero tras un principio de campaña más lleno de sombras que de luces. Todo lo contrario que un Barbero que con cada competición manda un nuevo mensaje a las dos grandes estructuras nacionales, finalizando en el podio solo por detrás de dos hombres del nivel de ‘Bling’ y Lasca.