La omnipresente fuerza del Tour hace que, en casi todos los grandes planteles universales, todo gire en torno a él. Desde los fichajes y la preparación invernal, pasando por la planificación de la temporada o la elección del staff hasta el reconocimiento de puertos o la elección de zonas para realizar ‘stages’, se hace pensando en la ‘Grande Boucle’, o en algunos casos en sus pequeñas hermanas italiana o española. Una regla inexorable que encuentra excepción en un para el que el alfa y el, valga la redundancia, omega de la temporada está el primer domingo de abril. De Ronde van Vlaanderen es para Omega Pharma – Quick Step la cita clave cada año en la que solo cabe la victoria. Allí no son un simple equipo más, son EL EQUIPO.

Detrás de las cámaras

Dos hombres salidos de la inagotable factoría de talentos que es la escuadra belga Topsport Vlaanderen se han convertido en fijos en las alineaciones de Omega Pharma – Quick Step en las citas más importantes del año del equipo belga, De Ronde van Vlaanderen y Paris-Roubaix. Si hay adoquines allí estarán Iljo Keisse y Nikolas Maes, trabajando para el equipo.

A Iljo Keisse (Gante, 1982) muchos lo recordarán por su extraña victoria en el Tour of Turkey de 2012 sobreponiéndose a una caída en el último kilómetro cuando la victoria era suya y resistiendo el pulso del pelotón. Pero la figura de Iljo Keisse brillaba por sí misma mucho antes de aquel día. Uno de los mayores especialistas del mundo en las pruebas de pista de 6 Días. Curioso que siendo un hombre de pista, su ausencia en las carreras adoquinadas sea inconcebible para un equipo con tantas y tan buenas alternativas como Omega Pharma – Quick Step, un equipo que realizó una apuesta arriesgada al hacerle un hueco en su plantilla después de los tiras y aflojas burocráticos tras su positivo por consumo de drogas. Lo tenían claro, y a pesar de su interesante punta de velocidad, le querían para la oscura labor de mantener protegidos a sus líderes mientras devorase kilómetros preparando el terreno para la traca final del equipo.

Iljo Keisse, siempre a la sombra de sus líderes | ©PeterMalaise

Iljo Keisse, siempre a la sombra de sus líderes. Foto © Peter Malaise

Pero si alguien sabe de mantener protegido a su líderes, ese es Nikolas Maes (Kortijk, 1986). Con su 1,89 de estatura acude a las carreras a ejercer de guardaespaldas personal de Tom Boonen. Le cuida y le arropa durante los compases iniciales e intermedios, y es él quien abre camino al treno del equipo en el pelotón para que los lanzadores le preparen el sprint. Uno le quiere siempre a su lado, y otro, siempre fiel, acude a su llamada. Sin poner objeción, por el simple placer de ser uno de los hombres más importantes para Tommeke. Eso sí, si se dan las circunstancias apropiadas ha demostrado que es un hombre que puede tener sus momentos de gloria, como demostró en la segunda edición de la World Ports Classics, donde demostró su extraordinaria capacidad en las carreras en que el viento es protagonista; donde normalmente era el hombre encargado de proteger, tuvo libertad y ganó. Normal que la confianza depositada en él sea ciega.

Gregarios hoy, líderes mañana

Si unos tienen como misión principal trabajar, otros van un paso más allá, ya que además tienen el principal objetivo de aprender, pues Omega Pharma – Quick Step tiene todas sus esperanzas puestas en ellos de cara a la inevitable fase del post-boonenismo, momento en que el equipo deberá reinventarse para sobrevivir a la retirada de la leyenda flamenca. Trabajar y aprender viviendo experiencias en sus propias carnes siendo guiados y asesorados por los mejores tutores.

El caso de Matteo Trentin (Vorgo Valsugana, 1989) es peculiar, pues no es habitual que un joven italiano se haga un hueco con tanta autoridad en el corazón de Flandes. Pero ya hace tiempo que le habían echado el ojo, y está cumpliendo con creces. No en tanto a resultados -que también, como demostró estrenándose nada más y nada menos que en el Tour de Francia- sino en cuanto a calado, ya que en las dos temporadas que lleva en el equipo, más unos meses como stagaire, se ha convertido en una de las piezas más queridas en el seno de la formación. Y también, por supuesto, en pieza importante, su evolución va quemando etapas y su progresión va por buen camino, en todas las facetas que a día de mañana pueden hacerle ser una pieza importante en el futuro; calidad sobre los adoquines, adaptación excepcional a los muros y una punta de velocidad que a la larga le reportará muchas alegrías.

Van Keirsbulck parece haber despertado definitivamente de su letargo. Foto © @roltiss

Características muy similares a las de Guillaume Van Keirsbulck (Roeselare,1991) por más que entre ambos, de primeras, se vea una importante diferencia. Con su más de 1,90, su imponente figura se asemeja más a las de los grandes dominadores de Paris-Roubaix que a la de los aspirantes a De Ronde. Tras una aparición fulgurante, la luz del nieto Benoni Beheyt -campeón del mundo en 1963- parecía ir perdiendo intensidad, pero de un plumazo volvió a ser noticia tras su victoria de raza, a escasos kilómetros de casa, en la etapa final de los Driedaagse van West-Vlaanderen. No quiso esperar al sprint sino que pasó al ataque. Potencia y clase en unos últimos kilómetros en que ganó el pulso al pelotón rememorando sus tiempos de dominador en la disciplina contra el reloj en las categorías inferiores, por más que desde bien pequeño su alma siempre estuvo en los adoquines. Llega fortalecido tras su victoria en De Panne.

Persiguiendo a Devolder

6 de abril de 2008. Después de forzar lo suficiente el ritmo en el Leberg para irse por delante junto con un interesante grupo de candidatos de la victoria, Stijn Devolder se lanzaba como un poseso embutido en su maillot ‘driekleur’ a las faldas del Eikenmolen, cuando su neutralización parecía cantada, sin que nadie pudiera echarle el guante hasta una línea de meta en la que pudo emular una instantánea solo lograda anteriormente por Museeuw, Vanderaerden, van Looy, van Steenbergen y Dervaes. El año siguiente repetía la secuencia, esta vez de blanquiazul, con un demarraje bestial con la capilla más famosa del deporte como telón de fondo. Dos triunfos basados obviamente en el talento, pero que difícilmente podrían haberse logrado de no haber contado con una luminaria abriendo su paso y cegando el de sus rivales.

La mera presencia de Boonen, sea cual sea su estado de forma, emite un halo de respeto vital para que esas arrancadas del ahora rival tuviesen éxito, empequeñeciendo y aletargando con simples miradas a unos contrincantes temerosos de ajusticiados por el de Mol al menor movimiento. Desde entonces, han pasado cinco años, pero la sombra que desprende ‘Tommeke’ no ha hecho otra cosa sino crecer, y los compañeros que tiene alrededor en la búsqueda de su cuarta De Ronde han seguido el mismo camino, de modo que tanto por condiciones como por estado de forma Stijn Vandenbergh, Zdenek Štybar y Niki Terpstra parten con opciones de emular la gesta de Devolder bajo el amparo de Boonen.

El gigantón flamenco Stijn Vandenbergh (Oudenaarde, 1984) lleva en la sangre esta carrera y tiene en la presente edición su primera gran oportunidad de conseguir algo realmente importante en la cita clave de su calendario, dado el rol de ‘enforcer’ y secante -apto para que se pueda inmiscuir en uno de esos cortes que a veces acaban con las opciones de los señalados- que acostumbra a tener en la Primavera desde que fuera rescatado de Katusha por la puerta de atrás, y un momento físico excepcional como demostró en Kuurne o Harelbeke así como moral tras haber sido papá el pasado domingo, se encuentra en el mejor momento de carrera deportiva. Además, no es baladí, al contrario de Devolder, su amistad con el jefe, con quien comparte habitación, fue valedor de su fichaje y posee su beneplácito para “arrebatarle” la victoria de presentarse las circunstancias adecuadas.

Terpstra tomó el relevo de Boonen en Qatar | ©AFP

Terpstra tomó el relevo de Boonen en Qatar . Foto © Tour of Qatar

Un papel protagonista que hasta ahora no ha podido lucir un Zdenek Štybar (Planá, 1985) de quien se esperaba más en los adoquines belgas tras su excelente papel en la pasada Paris-Roubaix y el disfraz de Julio César con el que se coronó por tercera vez como campeón mundial de ciclocross en Hoogerheide. Ya sea por la falta de fuerza o, como parece más factible, por directrices de un Wilfred Peeters que desea mantener un as en la manga de los ahora blanquinegros, lo cierto es que hasta el día de hoy apenas hemos le hemos visto en acción a pesar de que ha estado delante allá donde ha corrido. No obstante, los que le conocen desde sus comienzos en el barro saben, que por encima de lo que haya mostrado hasta ahora, cuenta con unas de las piernas más potentes del pelotón profesional, prestas a aparecer en cualquier momento bajo la atenta supervisión de Boonen.

No obstante, quien posee más papeletas y entra en más quinielas de cara a aspirar a la victoria el domingo es Niki Terpstra (Beverwijk, 1984). Si del belga comentábamos que cuenta con el momento y el checo con el talento, el neerlandés ahora mismo parece tocado por ambas varitas. El camino preparatorio de cara a las dos grandes citas de principios de abril le ha colocado como el mejor ciclista hasta la fecha, con la victoria en Dwars door Vlaanderen exhibición mediante y sus grandes actuaciones en Omloop Het Nieuwsblad y E3 Prijs de Harelbeke, tres citas en las que llegó por delante del grupo principal, siempre rodando en cabeza, cubriendo y realizando ataques con una efectividad más propia de un líder que de un gregario. Pero una vez más, como cada año desde su llegada al conjunto de Lefevere, actuará plegado a la capitanía de Tommeke.

Siempre Boonen

Y es que aunque las dudas se ciernen sobre el estado con el que Tom Boonen (Mol, 1980) se acerca a la cita del domingo, tiene de forma totalmente merecida un crédito prácticamente inagotable y será, sin discusión, la primera espada del plantel belga. Siete monumentos sobre el pavé y casi una veintena de triunfos en otras carreras adoquinadas avalan el liderazgo de toda una leyenda viviente que acude en busca de su cuarto título flamenco con uno de los mejores acompañamientos que nunca ha tenido y, efectivamente, lejos de su mejor momento.

Mal no está. Su habitual test inicial en Qatar se puede calificar perfectamente con un notable, su punta de velocidad -principal marcador de su estado físico- raya a un nivel aceptable, y en las carreras previas no ha dado especiales síntomas de debilidad, pero tampoco de fortaleza. Los muros superados durante las últimas semanas, al contrario de lo que nos tiene acostumbrados, no han visto la versión rompedora de Boonen más allá de una fugaz aparición en el Taaienberg el pasado miércoles y, por contra, sí que han mostrado la anverso de la moneda el viernes, cuando tuvo que dejar el riendas de sus teóricos gregarios el control de las operaciones tras mostrar una alarmante debilidad en Oude Kwaremont. Con un dedo a la virulé y con el trágico aborto de su mujer -que le apartó de San Remo- aun fresco en la memoria, su cotización en las casas de apuestas se ha desplomado durante los días previos, desapareciendo incluso, por primera vez en la historia de C&H, de la terna de favoritos al podio de cara a Flandes.

Pero claro, es Tom Boonen, de modo que para cada ración de escepticismo existe un antídoto de fe. Alejado ya de la frivolidad monegasca, la mentalización del belga de cara a estos dos fines de semana consecutivos raya la obsesión y su preparación, aunque truncada, cuenta con el aval de la experiencia. Una experiencia que, si en cualquier ámbito de la vida y del ciclismo es importante, en la carrera flamenca se eleva su valor de forma exponencial dada la infinidad de variable tácticas que plantea durante su desarrollo y lo particular del terreno donde se desarrollo, que huelga comentar que conoce como el patio de su casa. Pero de fallarle todo esto, aunq queda la esperanza de que saque la casta que ensalza a los campeones, que tantas victorias le ha dado, y que tan herida en su orgullo está tras la caída que echó por tierra todas sus opciones la pasada campaña de revalidar el histórico doblete de 2012.