En unos tiempos en los que la longevidad del ciclista profesional nos trae algunos casos que desafían la lógica de un deporte tan duro, resulta fresco ver podios libres de “dinosaurios” y plenos de emergentes promesas que empiezan a cumplir con las expectativas generadas. Y es que aunque los tres hombres presentes en el cajón de Wevelgem podrían vestir la casaca blanca de mejor joven del próximo Tour de Francia, todos vienen demostrando desde hace tiempo estar más que consolidados en el pelotón internacional: de Peter Sagan (Cannondale) sobran las presentaciones, Arnaud Démare (FDJ.fr) acumula puestos de honor y victorias en escenarios cada vez más dispares, mientras que John Degenkolb (Giant – Shimano) está explotando definitivamente como una referencia absoluta de la velocidad y de las clásicas, como pone al descubierto su victoria esta tarde en una Gent-Wevelgem caracterizada, paradójicamente, por permanecer anclada en el pasado con un recorrido incorrupto que sume la cita en el control de las grandes escuadras y la previsibilidad de su desarrollo.

Como se esperaba, los primeros kilómetros fueron más propios de una marcha que de una competición, dando cuartelillo a Manuele Boaro (Tinkoff – Saxo), Frederik Veuchelen (Wanty – Groupe Gobert), Sebastian Lander (BMC Racing), Marcel Aregger (IAM Cycling) y Jaco Venter (MTN – Qhubeka) para hacer camino por delante, consiguiendo una renta que tuvo picos de 11 minutos, pero que tras una leve aceleración se mantuvo en torno a los ocho, distancia de seguridad para no tener que lamentar sorpresas inesperadas.

La quinta victoria del año para el alemán es posiblemente la más prestigiosa de su trayectoria / Foto: Cobbles & Hills

Como se esperaba, el primer ecuador largo de la carrera siguió por estos derroteros, sin que siquiera el doble paso por el Casselberg perturbara la calma de un grupo que estaba esperando el acercamiento al segundo bloque de muros para encender la luz verde. La velocidad comenzó a incrementarse y los equipos más fuertes comenzaban a posicionarse en cabeza, ante la inminencia de unos Catsberg y Banenberg cortos, estrechos y empinados… pero aún muy alejados de meta, que fueron controlados fácilmente los hombres de Madiot, que marcaban el ritmo perfecto para no hacer sufrir a Démare pero a la vez endurecer y cortar las alas a los valientes, entre los que solo Ian Stannard (Sky Pro Cycling) trató sin suerte de seleccionar el pelotón. Y aunque la posterior aparición repentina de Fabian Cancellara (Trek Factory Racing), Sagan y el ‘treno’ de Omega Pharma-Quick Step de cara a los dos siguientes muros hizo pensar que todo podía romperse, su mera presencia no provocó más que un cambio de ritmo que acabó solo con los eslabones más débiles.

Tras el primer bucle se mantenía, por lo tanto, el guión establecido. La fuga -de donde Lander ya había caído-, languidecía poco por delante y el grupo principal encaraba 25 kilómetros llanos, en los que varios oportunistas trataron aprovechar el momento de calma tensa para hacer camino a costa de un largo pelotón conducido por los equipos de los grandes favoritos. Entre ellos ya se encontraba el suizo Silvan Dillier (BMC Racing), protagonista a posteriori que, no obstante, acabaría su primera aventura en el segundo paso por el encadenado Banenberg-Kemmelberg-Molenberg junto con todos los escapados salvo un Boaro espectacular que aguantó en solitario varios kilómetros más, ya de vuelta en las carreteras principales, ante el esperado empuje que los ‘flandriens’ dieron en la tres últimas cotas.

Tras una primera subida en la que el bloqueo por parte de Garmin-Sharp y Cofidis evitó todo conato de pelea, Belkin Pro Cycling se hacia con el mando del grupo y lo enfilaba camino del adoquín de Kemmel, preparando el también previsible demarraje de un Sep Vanmarcke que al igual que en Omloop Het Nieuwsblad o E3 Prijs Harelbeke, iba a mover ficha antes que ningún otro ciclista importante. Seguido y ayudado por otro sospechoso habitual en estas lides como Greg van Avermaet (BMC Racing), provocaba una fractura en el grupo principal en torno a la vigésima posición, dando cierta ventaja a muchos de los especialistas en piedras junto a un selecto número de velocistas con Degenkolb, Démare o Sagan a la cabeza. Precisamente el eslovaco fue el primero en darse cuenta de la circunstancia e intentar consolidar la brecha junto a Cancellara, pero la reacción por detrás fue rápida, lo que unido a cierta falta de entendimiento posterior entre los gregarios de Omega Pharma-Quick Step y Giant-Shimano, dio lugar a una reunificación relativamente multitudinaria, con 80 ciclistas formando el pelotón principal.

Efectivamente, todo fluía según el cauce habitual de la Gent-Wevelgem, hasta que el neoprofesional Dillier y el viento a favor estuvieron a punto de dar el campanazo. Tras varios kilómetros de férreo control del pelotón, el suizo saltaba de nuevo del grupo con violencia, llevándose a su rueda a Stijn Devolder (Trek Factory Racing) y Andrey Amador (Movistar Team). Un ataque en apariencia fútil ante los presencia masiva de sprinters y gregarios en el grupo, pero que puso en jaque al pelotón ayudados por un viento de cola que les permitió llegar con medio minuto a los últimos cinco kilómetros. No obstante, la entrada en las calles de la localidad flamenca y el empuje de Omega Pharma-Quick Step acabaron con las esperanzas de un trío engullido a kilómetro y medio del final.

El esfuerzo del campeón belga junto con Amador y Dillier no fue suficiente para romper el sprint / Foto: Cobbles & Hills

Al ‘treno’ belga solo le faltaba colocar a Tom Boonen en la mejor disposición posible, pero un ataque “por el córner” de Imanol Erviti (Movistar Team) desorganizó un grupo que qeudó en mano de un par de hombres de Sacha Modolo (Lampre – Merida) y Sagan. No obstante, fue Andrei Tsatevich (Katusha Team) el primero en salir disparado a por el triunfo, seguido muy de cerca por el campeón eslovaco. Una reacción precipitada de éste ante el entusiasmo del ruso, que acabaría pagando factura ante Degenkolb y Démare. Tanto el teutón como el galo le tomaron la rueda perfectamente a Sagan y esperaron al momento preciso para lanzar su bicicleta. Muy parejos de fuerzas, la bicicleta de ventaja con la que partió Degenkolb compensó el rebufo utilizado por Démare para que este pudiera sostener una primera plaza que le da, con apenas 25 años, su tercera gran Clásica de su carrera tras sus triunfos el pasado año en Tours y Hamburgo.