Cuando hace unos meses la UCI hizo pública la inclusión de un nuevo apartado en el reglamento ciclista, el 1.2.064 bis que establecía “la prohibición del uso de aceras o caminos paralelos a la carretera, los atajos y los acortamientos de trazada en esquinas o rotondas, para evitar incidentes y mejorar la seguridad de aficionados y ciclistas”. A partir de aquel momento quedaba claro que al llegar las Clásicas de Primavera, con ellas llegaría la polémica. Y en efecto, tras la Kuurne – Brussel – Kuurne ganada por Tom Boonen se han escuchado las primeras voces por boca de Marcel Sieberg. “¿Para qué queremos nuevas reglas? El grupo cabecero por el camino paralelo y el pelotón por los adoquines” a lo que añadía un dato impactante “ahora sabemos por qué perdimos 30″ en este tramo; venga tíos, o todos o ninguno”.

@marcelsieberg

Porque era ese el momento en que se jugaba la carrera, el pelotón se había roto con el empuje de Belkin y OmegaPharma – QuickStep, y los 10 hombres en cabeza de carrera contaban con apenas medio minuto de ventaja sobre el pelotón restante tirado por Lotto – Belisol y Team Sky. Pero ahí se acabó la historia, la diferencia se estableció en un minuto y durante todo el resto de la carrera, a pesar del empuje del pelotón, no hizo sino variar en ±10″ y el grupo cabecero acabó jugándose la victoria en un ajustado sprint entre Tom Boonen y Moreno Hofland.

Las críticas, sin embargo no han tenido incidencia alguna, ni siquiera ha habido reclamación oficial, aunque lo que sí que parece evidente es que el precedente está ya creado, cualquier corredor que incumpla la normativa podrá acogerse a lo acontecido el 2 de marzo de 2014. Algo que no es ni mucho menos nuevo en el mundo del ciclismo, sólo hace falta recordar cuando a principios de la pasada temporada la UCI anunció que pondría fin a los trascoche después de un pinchazo o una caída, y no sólo los corredores hicieron poco caso con sanciones contadas, sino que en uno de los grandes días de la temporada, en el Mundial de la Toscana, corriendo en casa, el italiano Vincenzo Nibali se sirvió del coche del ex-seleccionador italiano Paolo Bettini para reengancharse al grupo tras su segunda caída. ¿Pretenderá así la UCI recuperar credibilidad entre los actores principales del deporte?