Podría decirse que la 105ª edición de la Milano – Sanremo ha empezado a decidirse mucho antes del tercer fin de semana de marzo. Primero con la inclusión de la Pompeiana -5km de longitud a una media del 5% con picos del 14%-, una cota que se incluía entre la Cipressa y el Poggio a fin de eliminar el tramo llano entre ambas subidas que tantas veces había significado la tumba de los valientes. Una decisión más que controvertida, ya que la prueba perdía gran parte de su esencia en un final mucho más adecuado para ciclistas protagonistas en la segunda mitad del mes de abril en el tríptico de cotas, que para hombres más rápidos a los que históricamente había sido dirigida la victoria en la Classicissima. Pero las inclemencias meteorológicas que en las últimas semanas han acontecido en Liguria han roto los esquemas de los organizadores y la controvertida cota no será parte del recorrido, volviendo al recorrido… de 2007.
El perfil de la Milano – Sanremo de 2014 será el perfil de la segunda victoria de Óscar Freire en la Primavera, el último año antes de incluir en el recorrido la ascensión a Le Manie -4,7km de longitud a una media del 6,7% con picos del 11%-, situada a casi 100km de meta y que ni mucho menos decidía la carrera pero sí limpiaba bastante y reducía el pelotón dejando atrás a los hombres rápidos con más dificultades en superar dificultades montañosas. Con su supresión, y salvo coyunturas como la de 2010 cuando una caída rompió el pelotón, se llegará con más de 150 ciclistas en el pelotón para encarar el tríptico final con el Capo Berta, la Cipressa y el Poggio de los últimos 40km de la Milano – Sanremo, con el agravante de que tras las dos primeras existe un llano de más de 10km que será aprovechado para reintegraciones en el pelotón. Entonces surge la pregunta. ¿Qué pasará si se llega al Poggio con tantísima gente? Difícil predecirlo.
La colocación será clave para decidir la carrera, cualquiera que entre a las rampas del Poggio mal colocado habrá perdido gran parte de sus opciones a la victoria, la colocación a la entrada de la ascensión y la colocación antes de encarar la subida, porque en los kilómetros precedentes, como si de la aproximación a Arenberg se tratse viviremos una auténtica estampida de más de un centenar de hombres en la que los nervios estarán a flor de piel evidenciados a base de empujones y codazos por mantener la posición. ¿Pero cómo afecta a nivel de favoritos la supresión de la Pompeiana? Suben enteros los sprinters y bajan enteros los clasicómanos.

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La carrera será mucho más dada al control de los equipos de velocistas como el vigente campeón Gerald Ciolek, Alexander Kristoff, Sacha Modolo, Edvald Boasson Hagen o Tom Boonen, en su eterna lucha por hacerse con la Classicissima, y André Greipel, que en este inicio de temporada ha demostrado una mejora ostensible superando dificultades orográficas y tras haber confirmado su participación ha declarado que a pesar de la tardanza de la decisión y el cambio de programas en los equipos ha decidido acudir debido al aumento de opciones de los sprinters, aunque no resta opciones a Tony Gallopin ni Jürgen Roelandts.
Por otra parte tenemos a los grandes damnificados tras conocerse la noticia. Vincenzo Nibali, siempre activo en carrera ve cómo su opciones se desvanecen, sin cambio de ritmo suficiente para irse en solitario en el Poggio ni punta de velocidad en el sprint le queda la heroica en la Cipressa, algo similar al caso de Fabian Cancellara, que disminuyendo la dureza pierde enteros para descolgar a los hombres rápidos que le han privado de la victoria en las últimas ediciones, o al de Alejandro Valverde, quien tras años dejando pasar la oportunidad de disputar la carrera, más allá de problemas con las autoridades italianas, por fin se había decidido a participar en la Classicissma. Y en este grupo podemos incluir a otros como Thomas Voeckler, Diego Ulissi, Philippe Gilbert, Roman Kreuziger, Robert Gesink o Sylvain Chavanel, que retuiteando un mensaje de Jérôme Pineau ha sido tajante, “No habrá Pompeiana en MSR, pero sea cual sea la ruta esta clásica sigue siendo mítica y siempre lo será”.
Y luego están hombres como Peter Sagan o John Degenkolb para los que la situación de carrera cambia poco, van bien hacia arriba y al sprint, así que para ellos la estrategia de carrera sigue siendo la misma, deberán hacer lo imposible para llegar a meta en el grupo cabecero para jugarse la victoria, ya que de ser así tienen la inmensa mayoría de números para llevarse la victoria. Pero no nos olvidemos, Milano – Sanremo es una carrera que puede sorprender, si no que le pregunten al eslovaco, que tras dos años como principal y casi único favorito ha visto cómo la victoria se le quedaba en la punta de los dedos.
A mí que un Gran Monumento se decida casi seguro a sprint masivo… me recuerda al Mundial que gana Cavs. Soy más de escaramuzas y ataques en colinas, aunque imagino que hay que dar oportunidades a los patas gordas.
Hombre, este Monumento siempre ha sido muy dado a llegadas masivas, durante algunos años casi por costumbre. Que no se suba Le Manie ni la Pompeiana afectará, pero la resolución seguirá dependiendo de cómo se encare el Poggio.
Yo pienso que los grandes monumentos deben estar diseñados para que los gane un ciclista que tenga que ser completo, alguien que ruede y suba bien, que no se resienta al fianl de carrera por haber afrontado muchos metros de desnivel o subidas cortas y duras como los muros. Y lo mismo opino de un campeonato del mundo. Por eso, no me gustaría ver a alguien como Greipel o Cavendish llevarse una victoria con tanto ‘nombre’ gracias a un recorrido dulcificado.