Cuando solemos leer los comentarios sobre quienes han sido los mejores ciclistas de la historia, todas las quinielas apuntan a Eddy Merckx, Bernault Hinault, Jacques Anquetil, Miguel Indurain y Lance Armstrong. Ellos han sido los únicos que, al menos, han vencido en cinco Tour de Francia, la carrera más importante del calendario ciclista. Nuestros protagonistas, Gino Bartali y Fausto Coppi, los más grandes del ciclismo italiano, no alcanzaron esa meta, pero su carácter, rivalidad y la épica que les rodea hace que sean considerados unos de los más grandes de nuestro deporte.
Ginettaccio y Il Campionissimo, Il Campionissimo y Ginettacci. Su rivalidad dividió a Italia en dos. Una Italia sumida en la cruda Segunda Guerra Mundial y los difíciles años posteriores a la gran contienda, encontró en la rivalidad de dos ciclistas sus ideales. El escritor toscano Curzio Malaparte describió así la rivalidad entre ambos:
“Bartali es un hombre en el sentido antiguo, clásico, metafísico también, de la palabra. Sabe que un solo fallo en el motor de la providencia puede suponerle una derrota. Sólo levanta la cabeza para mirar el cielo. Por el contrario, Coppi es un mecánico. Sólo cree en el motor que le ha sido confiado, es decir en su cuerpo”
Aun siendo natural de las cercanías de Florencia, Gino Bartali era la figura con quien se identificaban en el sur de Italia. Por el contrario, el norte, la zona rica e industrial comulgaba con Fausto Coppi. Católicos y comunistas, comunistas y católicos, ambas bandos encontraron en dos ciclistas a los capitanes de sus ideologías.
Bartali, vencedor del Giro en 1937 y 1938 donde se adjudicó siete etapas y el maillot de la montaña por tercera vez consecutiva, coincidió con Coppi en 1940, el comienzo de su rivalidad. Bartali acudía al Giro como principal favorito con dos triunfos en su haber y el segundo puesto de la temporada anterior en la que cedió ante Giovanni Veletti en la penúltima etapa transcurrida por el Trentino. Coppi, a sus 21 años, acudía por primera vez a la corsa rosa enrolado en las filas del Legnano, equipo del que Bartali era el capo. Pero un perro se cruzó en su camino. Bartali atropelló a un can haciéndole perder sus opciones de luchar por la general, unas opciones que pasaron a mano de Coppi por orden de Everardo Pavesi, manager del equipo. Fausto no desaprovechó la oportunidad y con la ayuda de Bartali en los Alpes se alzó con el primero de sus cinco Giros.
Tras la victoria llegó la guerra. La Segunda Guerra Mundial hizo perderse los mejores años a Gino Bartali, mientras que Coppi, cinco años más joven, llegó a la plenitud una vez acabado el conflicto bélico. Pero durante la Gran Guerra la rivalidad continuo. Mientras Fausto combatía en el norte de Africa al servicio del fascismo de Benito Mussolini, Gino se ocupaba de salvar clandestinamente la vida de judíos. Hecho prisionero en los combates de África con la División Ravenna, Coppi coincidió en el campo de prisioneros con el padre de Claudio Chiapucci. Allí un ciclista británico, Len Levesley, reconoció al campeón italiano y este recibió un trato de favor, siendo conducido a Caserta. Mientras tanto, Bartali ocultaba en su trabajo de cartero una red para tratar de salvar a los judíos italianos. En colaboración con los franciscanos fue capaz de salvar la vida a unas 800 personas mientras seguía pedaleando sobre su bicicleta.
De regreso al Giro, fue Bartali quien se sacó la espina de 1940 seis años después alzándose con su tercer triunfo por delante de Coppi, invirtiéndose los puestos en la edición siguiente, en 1947. Mientras Coppi engrando su figura con las victorias en 1949, 1952 y 1953, un veterano Bartali se contentó con los segundos puestos en 1949 y 1950.
Con la retirada de Bartali en 1954 la rivalidad deportiva finalizó. Siempre fue esa, rivalidad deportiva. La prensa en un arduo trabajo en su búsqueda de épica y drama para lograr el aumento de ventas, colocó el nombre de rivales a dos personas que compartían amistad. Lejos de las fronteras italianas en la grande entre las grandes consiguieron grandes gestas el uno con el otro. El Tour de Francia vivió como dos italianos se ayudaron mutuamente para conseguir la victoria y alcanzar por primera vez el binomio Giro-Tour en 1949 para Coppi en una edición que está en la historia de la ronda gala.
No fue la carretera, ni los rivales de la época, ni ellos mismos, el uno al otro, fue la Segunda Guerra Mundial quien derrotó a Gino Bartali y Fausto Coppi, privándoles, a ambos, de poder haber conseguido uno de los mejores palmarés de la historia del ciclismo.
Muy bueno, Miguel. Dos nombres que hacen grande al otro.