Un lunes cualquiera puede ser el mejor día de la temporada ciclista. Bajo esa premisa relatamos el que para nosotros ha sido el mejor momento ciclista del año. Era un día lluvioso a las orillas del mar Adriático y Chris Froome, ataviado con la maglia azzurra de líder de Tirreno-Adriatico, afrontaba la última etapa en línea con una ventaja de 20” sobre Alberto Contador y Vincenzo Nibali sabedor de que una crono de 9,2km constituía un amplio colchón de seguridad, por lo que aquella jornada que RCS había programado de 209km con inicio y fin en Porto Sant’Elpidio con cerca de una veintena de muros no parecía tener mucho mayor problema. Pero Froome infravaloró la media montaña de Tirreno-Adriatico, a su media montaña y a Vincenzo Nibali, que vestido con los colores de Astana buscaba repetir el triunfo de la temporada anterior.
Los primeros compases deparaban una fuga más que interesante integrada por hombres como Fabian Cancellara (RadioShack-Leopard), Lars Boom (Blanco ProCycling), Tom Dumoulin (Argos-Shimano) Damiano Cunego (Lampre-Merida) o Giovanni Visconti y Benat Intxausti (Movistar Team). Pero llegó el primer paso por el muro de Porto Sant’Elpidio y la unidad del grupo voló por los aires, las rampas de casi el 30% forzaban a muchos corredores a poner pie a tierra, una imagen que se repetiría en varias ocasiones durante la jornada, lo que acabó produciendo un sinfín de críticas hacia RCS que en parte debieron ir dirigidas a los equipos por no montar los desarrollos adecuados. Pero eso es tema aparte.
Cannondale controlaba la fuga, y llegados a los últimos 15km, coincidiendo con el último paso por el muro de Porto Sant’Elpidio sólo Beñat Intxausti resistía en cabeza. Era el momento de que Purito, Contador o Nibali rebentasen la carrera viendo que Chris Froome no iba fino en el muro. Pero el movimiento no llegaba y parecía que la oportunidad se desvanecía. Entonces apareció Vincenzo Nibali, que aprovechando el terreno sinuoso y el peligroso estado del asfalto se lanzaba en el descenso seguido de Samuel Sánchez, y a dúo cazaban a Intxausti a la vez que sin saber muy bien cómo, Sagan les cazaba a ellos.
Por detrás suyo, a 15”, Alberto Contador, Chris Horner, Mauro Santambrogio, Joaquim Rodríguez, Michał Kwiatkowski, Bauke Mollema… pero no Chris Froome. El británico no estaba en el grupo del resto de los hombres de la general, aunque lograba contactar in extremis con ellos antes de comenzar la ascensión al último muro. Allí Sagan y Nibali descolgaban al dúo vasco que les acompañaba mientras por detrás, en uno de sus clásicos demarrajes, Purito llegaba a ellos.
Nibali y Sagan tenían mucho que ganar y unían fuerzas para hacerse con la etapa y la general, precisamente en el mismo escenario que el año antes había provocado su ‘ruptura’, y con medio minuto sobre Santambrogio, Contador, Horner y Samuel y un minuto sobre el grupo de Froome encararon los últimos kilómetros de la etapa. El líder, aislado sin compañeros y sin fuerzas se aferró a la cola del tercer grupo. Estaba a su merced, y suerte tuvo de su trabajo. La diferencia con el grupo cabecero apenas menguó y a punto estuvieron de echar mano del segundo grupo en la recta de meta de Porto Sant’Elpidio.
Peter Sagan conseguía algo más que otra gran victoria en su palmarés y metía miedo a sus rivales de cara a Sanremo y Flandes, pero Vincenzo Nibali se vestía de líder con 34″ sobre Chris Froome y acariciaba el back-to-back en Tirreno-Adriatico. Había podido con Chris Froome y el Team Sky en Porto Sant’Elpidio, una etapa que, como en el caso de Fayence en Paris-Nice’09, quedará en el recuerdo de los aficionados. Como quedará en nuestro recuerdo Vincenzo Nibali, porque nunca nos cansaremos nunca de decir que Vincenzo Nibali es uno di noi!.
No fue ese día cuando Phinney llego fuera de control después de cabalgar solo mas de 130 kms? También el fue parte de la épica de ese gran día, creo que merece una mención, al menos.
Sí, ahora que lo comentas lo recuerdo. Fue aquel mismo día, cuando le dejaron fuera de control por escasos segundos. Gracias por el apunte.