Empezó el año regular, pero lo ha acabado con la mejor victoria que un corredor de su perfil pude obtener. El Mundial de la Toscana ha encumbrado a Rui Costa como uno de los corredores de la élite del ciclismo Mundial. Le faltaba un paso y ya lo ha dado: está al nivel de los Valverde, Sagan, Cancellara, Boonen, Nibali o Froome.

No parecía que fuera a ser su año. Le costó arrancar al inicio de la temporada. Llegó a frustarle, porque hacer un 5º puesto en Algarve y un 13º en la Itzulia no era lo esperaba. La caída en la Paris – Nice le lastró en su gran objetivo de esa primera parte del año. Cerró la Primavera con una victoria en Amorebieta, un 9º puesto en la Liège – Bastogne – Liège y, ya un poco mejor, un 3º puesto en Romandía. Poco bagaje para lo que se esperaba de él.

En Suiza terminó la primera parte del año, y empezó la segunda. En el Tour de Suisse arrancaron los argumentos para que ahora sea, para nosotros, el quinto mejor corredor del año. Se llevó la ronda helvética llevándose un parcial La Punt (el de la pancarta que se caía a dos de meta) y la cronoescalada a Flumserberg, en la que también se hizo con la clasificación general por segundo año consecutivo. Y esta vez, sin la ayuda de Valverde.

Al Tour de Francia llegó tras ganar el nacional en crono y con aspiraciones en la general sabiendo que tenía al murciano por delante. Pensó que podría optar, pero se dio de bruces con la jerarquía de Movistar Team y la explosión definitiva de Nairo Quintana. El día de los abanicos perdió opciones de hacer un puesto entre los 10 mejores, pero ganó tiempo para jugarse etapas. Y ganó dos, en Gap y en Le Grand Bornand. Nivelazo del luso en la Grande Boucle bajo los rumores intensos de su no continuidad con los navarros.

Descansó tras el final de París, confirmó que se iba a Lampre – Merida para llegar un día allí como líder destacado de un equipo World Tour, y luego se fue a Canadá. En Québec y Montréal estuvo delante, por lo que se convirtió en uno de los favoritos para Florencia. Y por fuerza: Rui Costa es uno de los que menos perdonan del pelotón. Su instinto y frialdad en la última vuelta del Mundial le terminaron dando, error de Valverde mediante, su mejor victoria no ya del año sino de su carrera y de todo el ciclismo portugués en la historia.

Que cerrase en Beijing sumando puntos World Tour es anecdótico, porque, obviamente, que haya ganado la Vuelta a Suiza, dos etapas en el Tour y el Mundial le dan una entidad tal a su temporada que le convierten en uno de los cinco mejores corredores del año. Y no ya por el prestigio de las victorias, sino por cómo y ante quien ha ido ganando.

Rui Costa