En su segundo año consecutivo en el World Tour, el proyecto de Marc Madiot ha dado un paso adelante en ese liderazgo del proceso de regeneración del ciclismo francés, de su regreso a la élite. Con una plantilla formada casi íntegramente por ciclistas galos y con una de las medias de edad más bajas del WT, la FDJ.fr ha completado una temporada más que notable, consiguiendo una cifra de victorias más que notable (33) y viendo como sus jóvenes promesas progresaban adecuadamente en algunos grandes escenarios.
El grueso de victorias llegó de la mano de sus dos emergentes velocistas -Nacer Bouhanni y Arnaud Démare- que entre ambos sumaron 20 triunfos. Un año mayor y atorgado de un calendario de más entidad, el sprinter de linaje argelino, punch de boxeador e inconsciencia juvenil no pudo mojar en el Giro ni el Tour, pero sí lo hizo en la París-Niza o el Tour de Pekín además de encontrar varias rachas en el calendario francés. Démare, más académico y fino estilista, no corrió ninguna grande y encontró sus mejores triunfos en el Norte, sumando en Benelux, Dunkerque (dónde se llevó la general) o los GP de Dénain e Isbergues, territorio de potentes clasicómanos.
Mientras los velocistas justificaban la hoja de resultados, los jóvenes escaladores lo hacían a su manera, con momentos de brillantez no libres de altibajos. Atosigado por las tremendas expectativas generadas, Thibaut Pinot se estrelló contra sus miedos en el Tour, pero completó una temporada muy completa en el resto del calendario que le confirma como el joven escalador más prometedor tras Nairo Quintana. A su sombra, Kenny Elissonde y Alexandre Geniez aparecieron en la Vuelta para conseguir dos enormes victorias en las dos etapas de montaña más relevantes para demostrar su pedigrí y confirmar a su megalómano mentor que su soñado plan para colocar a un equipo plenamente francés en la élite mundial va en la buena línea.
El momento de la FDJ.fr en 2013
Ganar la etapa reina de la Vuelta a España en territorio francés, y hacerlo como lo hizo Alexandre Geniez, con una gran fuga desde lejos, atacando en Balès y aguantando en el Peyresourde, podría definirse de por sí como un momento culmen para el equipo, pero la cosa no quedó ahí. No habían ganado en el Giro ni en el Tour, pero en la Vuelta se desquitaron a lo grande, pues una semana más tarde el diminuto Kenny Elissonde repetía hazaña surgiendo desde otra fuga multitudinaria en las imposibles pendientes del Angliru, cima dónde suelen ganar supertalentos de la escalada. Mientras tanto, Thibaut Pinot completaba una Vuelta muy sólida en la clasificación general, escalando con los mejores hacia una madurez que promete cosas muy buenas a partir del año que viene.
Nacer Bouhanni, el mejor de la FDJ.fr
Ponemos al velocista de linaje magrebí porque consiguió un par de triunfos más, pero no podemos quedarnos sólo con él, Démare estuvo a su altura. Tienen estilos contrapuestos, no coinciden ni se compenetran y hay dudas acerca de su compatibilidad futura en un mismo equipo, pero ambos funcionan y muy bien para sumar triunfos para el equipo. A ambos les queda sólo un paso para llegar a la élite de los velocistas, algo que ningún sprinter francés logra desde ¿el primer Jalabert? De momento, este año ambos ya se han colocado entre los diez primeros en el cómputo individual de victorias, funcionando bastante por rachas y ganando puntualmente en escenarios relativamente importantes. El año que viene se les esperará en el nivel superior, en las Grandes y el calendario World Tour.
La nota de FDJ.fr: 7,5
Hemos hablado extendidamente de los éxitos y la gran progresión de sus jóvenes velocistas y escaladores, pero ahí no quedó la temporada del equipo de Madiot. Arthur Vichot, otro integrante de la generación gala que irrumpe, dio muestras de ir en la dirección de convertirse en un clasicómano todoterreno muy a tener en cuenta, llevándose un espectacular Campeonato Nacional, brillando en Canadá y completando un notable Mundial. Anthony Roux, otro ‘puncheur’ de talento, sumó un par de victorias y el ciclocrossman Francis Mourey realizó una primera parte de temporada muy interesante, con un par de victorias de prestigio en Francia en una etapa de la Sarthe y el precioso Tro-Bro-Léon para luego completar un excelente Giro en el que anduvo mucho en la alta montaña marcada por la invernal meterología a la que le tiene acostumbrado el ciclocross. Las decepciones llegaron por el infortunio de Sandy Casar, tótem del equipo tristemente retirado tras una temporada acíaga y la discreta campaña de clásicas de Yoann Offredo, a quién la tonta sanción de un año parece haberle cortado la progresión. Aun así, un cóctel de resultados y sensaciones muy interesante que merece un notable con permiso a soñar con el excelente de cara al próximo curso.
Para mí la gran decepción es Jérémy Roy, aunque tal vez se deba a que sieto predilección por este corredor.