Para encontrar el quinto momento de este 2013 nos tenemos que remontar al mes de julio, al día de Bagnères de Bigorre. Tras la primera etapa de montaña del Tour de Francia, los ánimos de la gran mayoría de equipos estaban por los suelos. Acababan de ser víctimas de una tremenda humillación a manos del equipo Sky y de Chris Froome, que parecía haber sentenciado la carrera con dos semanas de antelación. En la etapa de Ax-3-Domaines, el británico hundió al resto de sus rivales mientras que el resto de su equipo Sky con Porte y Kennaugh a la cabeza parecía indestructible. Es por esto que nadie podía esperarse lo que pasó al día siguiente.

La etapa era propicia para el espectáculo que se acabó viendo: varios puertos duros y encadenados que se prestaban para hacer movimientos tácticos que pudieran alterar el dominio del Sky. En la primera subida, el Col de Portet d’Aspet, empezaron los movimientos, siempre encabezados por un valiente Garmin – Sharp, clave en el desenlace final de la etapa. La cabezonería del equipo Sky fue otro factor que ayudó a que pudiéramos disfrutar del espectáculo que vimos en esos primeros sesenta kilómetros de etapa, pues no permitía que se formara ninguna escapada. Corredores como Tejay Van Garderen, Igor Antón, Jonathan Castroviejo, Ryder Hesjedal no dejaban de probarlo mientras el Sky iba perdiendo unidades.

A pasos agigantados, el pelotón se iba desmembrando. El ritmo era de locos y daba la sensación de que muchos favoritos no iban a poder aguantarlo. En la subida al Col de Menté a Froome ya solo le quedaba Richie Porte, que se tenía que poner a trabajar para intentar frenar la locura que se había desatado. Movistar, Saxo – Tinkoff, Garmin – Sharp, Euskaltel – Euskadi, todos eran conscientes de que Sky se estaba cavando su propia tumba y no dejaban de atacar. Fue un ataque de Alejandro Valverde el que iba a eliminar a un Richie Porte que decía adiós a sus opciones de podio y que dejaba solo ante el peligro a Chris Froome. Ahora sí, se había abierto la veda.

Plaza-Valv-Froome

Los ataques no cesaban. Rui Costa, Igor Antón, Roman Kreuziger, Andy Schleck y muchos más. Todos veían que era la oportunidad de cobrarse la revancha tras lo sucedido el día anterior y no dejaban de intentarlo. El tramo llano entre el Col de Mente y Bagneres-de-Luchon fue apasionante, plagado de movimientos tácticos, ataques y descontrol. El movimiento de Alejandro Valverde atacando a dúo con Rubén Plaza parecía que iba a ser el último clavo en las opciones de proclamarse campeón de Chris Froome, pero el británico, con bastante valentía, se pegó a su rueda y tras unos kilómetros bastante inexplicables en los que los Movistar tiraron de Froome, todos pararon.

Ahí se puso punto y final a uno de los inicios de etapa más divertidos y frenéticos que se recuerdan. Ataques, cortes, movimientos tácticos y emoción camino de Bagnères de Bigorre. Todos estos ingredientes hicieron de los primeros kilómetros de la novena etapa del Tour de Francia uno de los mejores momentos de la temporada. Es cierto que al final la sensación que puede quedar es la de decepción al haberse perdido una oportunidad de oro para desbancar a Chris Froome y dejar un Tour abierto en el que podía haber pasado de todo, pero una cosa no quita la otra: por méritos propios, el espectáculo que nos ofrecieron todos los equipos en esos primeros kilómetros fue algo muy pocas veces visto y que debe ser valorado en su contexto.