Por Dani Sánchez

Consulta la primera parte de Algo más que el futuro del ciclismo, aquí.

¿Pudo no haber comicios?

Sí: pudo no haberlas habido. Si han seguido la actualidad del ciclismo con interés, sabrán que en los últimos meses McQuaid ha tenido muchos problemas para validar su candidatura. Cycling Ireland, su federación de origen, le otorgó de forma casi unánime su apoyo para presentarse a inicios de año, pero una serie de irregularidades en la reunión que dio ‘luz verde’ a McQuaid y la insistencia de grupos de presión en su país de origen obligaron a la Federación Irlandesa a convocar una asamblea general extraordinaria, en la que los clubes dieron el ‘no’ al actual presidente. McQuaid acudió entonces a Swiss Cycling, organismo del país donde reside desde que es presidente, pero las irregularidades de su nombramiento también fueron puestas de manifiesto por algunos miembros del consejo deportivo -entre los que está el ex-pro Patrick Calcagni- y dicha nominación se considera en cierta medida inservible a día de hoy.

McQuaid no se quedó ahí. Realizando una interpretación más que personal del Artículo 51.1 de la Constitución de la UCI, que señala que la nominación debe venir de la federación a la que pertenece el candidato, consiguió que otras dos -Marruecos y Tailandia- le hicieron miembro de la suya. Dichas nominaciones, que de hecho entraron fuera del plazo establecido -siempre 90 días antes del Congreso, algo que el departamento de prensa de la UCI, recalcando que en el futuro nadie podrá repetir la jugada-, fueron contestadas por cinco países (Rusia, Finlandia, EEUU, Argelia y Canadá), que pidieron que el caso fuese arbitrado por el TAS. Aunque dicho organismo se mostró dispuesto a intentar resolverlo con la premura exigida, el Comité Ejecutivo de la UCI dijo que cinco federaciones no eran mayoría en una UCI que acoge 178, y que por tanto, el proceso seguiría adelante. De este modo pelea McQuaid por su tercer mandato.

brian cookson

Elecciones ‘a la inglesa’

Quien haya vivido en Gran Bretaña en época electoral o conozca cómo funciona la prensa de aquel país sabrá que la ciencia demoscópica se lleva hasta extremos absurdos. Las televisiones son capaces de predecir quién va a ganar unas elecciones sólo con saber si ha ganado el escaño correspondiente a un solo distrito de los más de 600 existentes. ¿En base a qué? A que las estimaciones se elaboran creyendo que el auge o declive de uno u otro candidato sigue siempre el mismo orden: si pierdes fuerza en las encuestas, los estadísticos saben que cederás un número determinado de escaños hasta caer por debajo de la mayoría absoluta. Los distritos se ordenan por afinidad a uno u otro candidato y se sabe dónde poner la ‘raya’.

¿Por qué explicamos todo esto? Porque las elecciones del viernes en la UCI van a seguir un patrón muy similar. No en la apetencia que los 42 electores tengan por McQuaid o Cookson, que dependerá de sus cabecitas, sino en qué ‘distritos’ o personas van a decantar la balanza por el actual presidente o por su opositor. Tanto Fran Reyes como Marco Grassi, en el portal italiano Cicloweb, han hecho ya sus cábalas; por coincidir con sus análisis, nosotros les resumimos la ‘película’ aquí.

El pasado domingo 15, la Unión Europea de Ciclismo celebró una Asamblea General Extraordinaria en Regensdorf (Suiza), cerca de Zurich, para decidir a quién daban sus 14 delegados -entre los que, recordemos, no hay ningún español- al apoyo único de la federación. Tras los preceptivos discursos de McQuaid y Cookson, el británico ganó por 27 a 10 y los electores fueron instados a votar por él. Pero ojo: la votación en Florencia es secreta, y como señala Grassi, hay electores próximos a McQuaid como el italiano Duci que podrían burlar dicha disciplina.

Cookson podría contar con esos 14 votos más los tres que tiene Oceanía, cuyo apoyo (al menos desde Australia y Nueva Zelanda; no se sabe nada de Fiji) es público hacia el británico. En el otro lado están Asia, cuyos 9 delegados podrían decantarse casi con unanimidad hacia McQuaid por el impulso globalizador que les ha otorgado el irlandés (por tanto: 17 a 9), y África, que sin Argelia presente entre los delegados, daría otros 7 al actual presidente (estaríamos con 17 a 16 para Cookson). ¿Quién queda? América, dividida. El sector pro-estadounidense, liderado por el presidente de USA Cycling, Steve Johnson, y seguido por el resto de Norteamérica, apoyaría a Cookson (México, Brasil, República Dominicana, San Vicente y Granadinas, Puerto Rico: cuatro votos para un total de 22 a 16), mientras que los latinos deberían caer del lado de McQuaid (Colombia, Guatemala, Argentina), dejando esta cábala en 23 a 19 para Cookson.

¿Cómo se podría inclinar la balanza del lado de McQuaid? Bien con un desequilibrio en América, que lleve algunos votos del entorno de Johnson al saco del irlandés… o bien con la ya citada ruptura de mandato de voto en Europa, encarnada por Duci o por federaciones pequeñas e influenciables como Luxemburgo (Jean Regenwetter) o Mónaco (Umberto Langelotti), que al contrario que España y de buena parte de la familia del pedal, sí deciden en un Congreso de la UCI que será algo más que el futuro del ciclismo.