Tras dos jornadas pirenaicas de primer nivel en las que Vincenzo Nibali parecía dar un golpe moral a sus competidores al no mostrar ninguna debilidad, el último día del tríptico de los Pirineos, que sobre el papel era el menos determinante, ha enseñado que el siciliano también pasa sus miserias, y como Chris Horner le ha recortado casi la mitad de la ventaja. El otro gran protagonista del día, este en positivo, ha sido Warren Barguil. La joven perla francesa de tan solo 21 años, está teniendo un debut inmejorable en una gran vuelta y consigue su segunda victoria en esta edición imponiéndose en un cerradísimo sprint a Rigoberto Urán.
La etapa, como las dos anteriores que han transcurrido por esta zona, ha tenido un ritmo muy elevado, y probablemente esta haya sido la causa de que los últimos kilómetros de Formigal se hayan hecho más duros de lo que se pensaba. Y es que casi hasta mediados de la etapa, aproximadamente en el kilómetro sesenta, no se ha formado la primera fuga buena del día. Amets Txurruka, Juan Antonio Flecha, Chris Anker Sorensen, Rigoberto Urán y Egoi Martinez eran los más destacados de un grupo de ocho unidades, al que los Movistar, que no habían metido a nadie, apenas dejaron coger minuto y medio de ventaja.
El escenario cambio en las primeras rampas de el Puerto de Cotéfablo (2ª). Movistar cambió de estrategia y en los múltiples ataques que había en el pelotón ante la cercanía del grupo de escapados, infiltró a Jose Herrada, Sylvester Szymd y Beñat Intxausti. Aproximadamente una veintena de corredores se juntaban en el descenso del penúltimo puerto, mientras que Astana se encargaba de marcar el ritmo en el pelotón, dejando que los de delante cogiesen la mayor ventaja de la etapa (3:30) a veinte kilómetros de la llegada.
En ese momento Euskaltel Euskadi tomó la cabeza del pelotón, probablemente para defender su posición en la clasificación por equipos en la que se encuentran segundos, y que con el trío de Movistar en cabeza, corría peligro. Esto sirvió para mantener la diferencia sobre los tres minutos, mientras que por delante, como es normal en un grupo tan numeroso, los ataques se sucedían. Juan Manuel Garate y Warren Barguil fueron los más combativos, y finalmente a diez kilómetros de meta, en uno de los varios tramos llanos de la última subida, el francés de Argos Shimano consiguió distanciarse del resto.
Entonces empezó una contrarreloj contra el resto de fugados, entre los que seguía sin haber entendimiento y donde Rigoberto Urán y Jose Herrada parecían los más fuertes. En el grupo de favoritos la tendida ascensión apenas dejo victimas. Eso hasta que Katusha decidió poner la cosa seria en los tres últimos kilometros, los más duros con un 7% de desnivel medio. Giampaolo Caruso imprimió un ritmo que dejó en apenas una docena el grupo principal. Tras hacer su trabajo, Alejandro Valverde lanzó un ataque al que nadie respondió, pero el fuerte viento de cara apaciguó los ánimos del murciano.
Después de Valverde llegaría el turno de Joaquim Rodríguez al que nadie siguió. Tras unos momentos de parón entre el resto de favoritos, Chris Horner decidió salir en busqueda del catalán, y fue en ese momento donde todos se dieron cuenta de que Nibali no estaba teniendo su día. El de Astana era incapaz de responder a los ataques y Valverde también dejaba al italiano. Mientras en cabeza, Barguil era capturado en la pancarta del último kilómetro por un Urán que parecía tenerlo de cara para llevarse la etapa. Nada más llegar junto al francés lo atacó, pero el de Argos Shimano parecía haber guardado fuerzas para los últimos metros. Hicieron juntos los últimos metros y cuando parecía que el colombiano se impondría al sprint, Barguil exprimía sus últimas fuerzas y se imponía por la mínima. Entre los favoritos, Purito finalmente aventajó en tres segundos a Valverde, seis a Horner y veintiocho a Nibali, dejando la general al rojo vivo.
UN HECHO INESPERADO EN TORNO A NIBALI, EL LÍDER DE LA VUELTA
El catalán Joaquim Rodríguez, amparado por cierta intuición de su mente, lanzó un poderoso ataque, imitado, quizá algo tarde, por el estadounidense Christopher Horner, el francés Thibaut Pinot y los españoles Alejandro Valverde y Samuel Sánchez. Todo eso, un golpe imprevisto, puso en aprieto al líder Vincenzo Nibali, atenazado por alguna debilidad física. No sabemos si sólo fue un amago simplemente pasajero. Esto acontecía a un par de kilómetros de la meta de Aramón-Formigal, conocida estación para los amantes del deporte blanco. Tal hecho, inesperado para muchos, representó la pérdida siquiera de unos segundos de tiempo por parte del que ostenta la camiseta roja. Este pequeño contratiempo no deja de ser una incógnita cara al futuro del transalpino que hasta ahora se había defendido con relativa facilidad.