Se esfumó el calor y aparecieron la lluvia y el frío, el otoño se presentó de golpe en el Pirineo andorrano. De los 28 mediterráneos grados de Castelldefels a los cuatro que había en la cima del Port d’Envalira pasaron menos de 24 horas, un cambio brusco que dinamitó las fuerzas de buena parte del pelotón. La etapa se convirtió en una lucha por la supervivencia, las tácticas pasaron a segundo plano y apareció la capacidad de cada uno de los integrantes del pelotón para soportar las dantescas condiciones climatológicas, para evitar que el frío calara y el tembleque apareciese.
Quién mejor lo soportó fue Daniele Ratto, un joven velocista italiano con probada polivalencia para subir bien y descender mejor que, privado de la victoria en su especialidad, dónde acumula puestos sin parar, encontró la gloria en el territorio menos pensado incluso para él, que se había escapado para ayudar a su líder Ivan Basso. Eso se convirtió en secundario ante la adversidad metereológica que mermó a sus cinco compañeros de escapada y ante los diez minutos de ventaja ante un pasivo pelotón que Ratto prácticamente mantuvo hasta el pie de la subida final al Coll de la Gallina. Entre tanto, un Luis León Sánchez que también había partido en la escapada tenía que retirarse afectado por una hipotermia que le dejó vacío. No fue al único que le pasó, la lista de bajas en la jornada se elevó a 16.
La carrera por la supervivencia se vivió todavía con más intensidad en el pelotón, dinamitado en Envalira, con bastantes corredores bajando casi parados. Los afectados más ilustres fueron Ivan Basso, que tuvo que retirarse súbitamente pese a haber mostrado un gran estado de forma, y Alejandro Valverde, con una tradicional aversión a estas condiciones metereológicas, que quedó notablemente retrasado del reducido grupo de favoritos.
Así, los ciclistas se plantaron en la Gallina con la etapa prácticamente en el bote para un Ratto pletórico, desconocedor por cierto del viacrucis de su líder, y con el grupo de favoritos manteniendo 40 segundos de ventaja sobre un Valverde al que arropaban sus compañeros de equipo para mantenerle en una distancia prudencial respecto al grupo del resto de hombres de la general.
Allí, el fortísimo ritmo que impuso Robert Kiserlovski para Chris Horner en seguida convirtió el ascenso en el duelo que puede marcar la Vuelta de aquí hasta el final: el del americano cuarentón intentando desbancar al Tiburón siciliano. Ambos dejaron atrás a Purito, Samuel, Pinot o Pozzovivo además de a un Roche que perdía más de tres minutos en la cima. Nibali fue más fuerte en los metros finales y se llevó un poco más de ventaja con la bonificación y deja a Horner a 50 segundos en la general.
Valverde protagonizó la enésima remontada de su carrera y limitó las pérdidas hasta casi entrar en el tiempo de Joaquim, y se mantiene tercero en la general a menos de dos minutos de Nibali. El murciano afirmó a TVE haber pasado uno de los días más duros de su vida encima de una bicicleta, pero puede ver todavía con cierto optimismo lo que queda de Vuelta. Es lo más duro, que empieza mañana en un maratón pirenaico dónde todo puede cambiar.
LA COLLADA DE LA GALLINA, UN LUGAR DECISIVO EN LA 14ª ETAPA DE LA VUELTA
En el último puerto, la Collada de la Gallina, los ciclistas más cotizados del momento decidieron romper las hostilidades más en serio. Allí se dibujó todo de una manera precisa y sin tapujos. Los hombres más cotizados salieron de sus casillas con cierto aliento y poder. El italiano Vincenzo Nibali, vistiendo la camiseta roja de líder, y el veterano corredor estadounidense Christopher Horner, siempre belicoso, constituyó un dúo muy compenetrado que marcó la pauta decisiva a lo largo de los 7 kilómetros de ascensión, con un porcentaje medio de pendiente del 8%. También entraron en liza, algo más disminuidos, los españoles Joaquim Rodríguez, Samuel Sánchez y Alejandro Valverde, e incluso tras ellos el francés Thibaut Pinot y el italiano Domenico Pozzovivo, que trataron a toda costa de no perder el tren impuesto por la pareja aludida. Los cinco perdieron en la línea de meta siquiera unos segundos de retraso. A primera vista, todo ello nos venía a delatar que aun quedando todavía varios puertos por cubrir en esta ronda española, tenemos la franca intuición de que el líder ya tiene en sus manos casi todas las cartas favorables para alcanzar este triunfo que vendría a revalorizar su victoria vivida en la edición del año 2010. Esta es nuestra modesta conclusión tras la recién celebrada etapa con final en tierras de Andorra.