Mucho se hablado de ello, tanto que seguramente además de agobiar al propio ciclista hasta crearle miedos atenazadores saturó por completo a muchos aficionados. La figura de Thibaut Pinot se engrandeció en Francia demasiado después del Tour de 2012, pero eso ha permitido a varios de sus compatriotas coetáneos seguir progresando tranquilamente, sin ningún tipo de estrés. Todos ellos se conocen desde pequeños, han competido entre sí en todas las categorías y ahora que han entrado en el profesionalismo empiezan a ser considerados parte de la mejor generación joven que ha dado el ciclismo francés en los últimos 20 años. En el último Tour se pudo ver las grandes evoluciones de Romain Bardet y en esta Vuelta tenemos el debut de otro par de muy prometedores escaladores galos un año más jóvenes: Warren Barguil y Kenny Elissonde.

[message_box title=”UN BRETÓN AVENTURERO” color=”green”]Barguil es bretón y corre en el Argos-Shimano. Una extraña mezcla, un grimpeur proveniente de la que seguramente es la región con más tradición en el hexágono y que decidió pasar a profesionales con un equipo holandés hasta ahora conocido únicamente por sus imparables trenes de preparación para los sprints. Pero a Barguil le van las aventuras. Él mismo cuenta con su voz todavía adolescente como, en su último año de amateur, decidió marcharse a correr a la otra punta de Francia, al CC Étupes, basado en Doubs, en el Este del país, tras un par de temporadas en un equipo amateur de su tierra: “aquello me salió bien y creo que haber escogido Argos-Shimano también ha sido una gran decisión”. El equipo holandés le firmó cuando todavía era amateur con el compromiso de permitirle un año más de formación antes de pasar a profesionales. Barguil lo aprovechó para llevarse, entre otras victorias, el Tour del Porvenir.[/message_box]

[message_box title=”CON CALMA, A LA SOMBRA DE PINOT” color=”blue”]

Foto: cobblesandhills.com

Foto: cobblesandhills.com

Más precoz fue la progresión de Elissonde, un chaval de los alrededores de París que empezó a ganar carreras ciclistas con ocho años. Este diminuto (es más que dudoso que llegue al 1,69 que mide oficialmente) escalador también se formó como amateur en el CC Étupes, aunque no llegó a compartir escuadra con el espigado Barguil. Cuando el bretón hizo las maletas para correr en este equipo de referencia en el nutrido pelotón amateur francés, Elissonde ya se dirigía al profesionalismo tras aceptar la propuesta de Marc Madiot y su Française des Jeux.

Pese a ser compañeros de generación, el joven Kenny siempre fue un poco por delante de su homólogo bretón en su avance. Fue campeón de Francia junior un año antes, y también se adelantó una temporada en hacer su debut con la selección francesa sub23 y en su paso a profesionales. Sin embargo, es aquí dónde su camino se frenado, con una transición algo menos fluida al pelotón del World Tour. Elissonde dice que se lo toma con calma, un estado de ánimo que transmite cuando habla. Dice que compartir equipo con Pinot (también amateur en Étupes, por cierto) le permite aprender y adaptarse “sin tener ninguna presión”.[/message_box]

La cuestión, obvia ante tanto talento joven surgido contemporáneamente, es si ellos podrán devolver a Francia al sitio dónde siempre estuvo hasta hace quince años, a luchar por la victoria del Tour de Francia año sí, año también. Es ahí dónde ambos rechazan poner metas concretas, sabedores de lo que erigirse en el enésimo salvador del ciclismo francés. Cuando se le pregunta por ello, Barguil ríe y niega con la cabeza: “No. No me pongo ninguna presión”. Esa es la palabra clave. Elissonde, que se anima un poco más y concede que es una “buena señal” que todos estén “teniendo éxito” en sus primeros años de profesionales, la repite cuatro o cinco veces en cinco minutos de conversación. Una presión de la que han huido hábilmente. En ello Barguil encuentra otro argumento para justificar su fichaje por Argos: “en un equipo extranjero puedo progresar con más tranquilidad”. Y debutar en la Vuelta a España, alejados de los focos de un público galo que cuando pasa el Tour desconecta un poco, es otro signo en la misma dirección.

Dos Vueltas distintas

Su temporada hasta la Vuelta ha sido diversa y en la ronda española esta tendencia se mantiene. Barguil tiene libertad total y rápidamente se ha ganado rango de jefe de filas en su equipo por sus notables resultados durante todo el año, refrendados en los primeros días de carrera. Ha andado en el grupo de favoritos en todos los finales en alto disputados hasta el momento y hasta se ha permitido hacer algunos puestos, como el octavo que logró en Fisterra, demostrando también una apreciable explosividad. El Argos ha traído un equipo plagado de jóvenes debutantes –tienen a cuatro menores de 25 años corriendo su primera grande y dos de ellos, Barguil y el sprinter Arndt son los dos más jóvenes de la carrera– y eso se nota en la “gran ilusión” que reina en el equipo: “Johannes (Frohlinger) y Thierry (Hupond) son nuestros capitanes de ruta y nos ayudan mucho”. A Barguil le han llevado perfectamente para que salvará todos los obstáculos y pueda brillar en la montaña. “Eso demuestra que el equipo no es sólo para sprinters como se dice”, defiende el bretón, plenamente convencido de que ha acertado con su decisión.

Warren Barguil finalizando la tercera etapa en el grupo de favoritos. | Foto: cobblesandhills.com

Warren Barguil finalizando la tercera etapa, en el Mirador de Loberita, en el grupo de favoritos. | Foto: cobblesandhills.com

Más escondido, y no sólo por su pequeño tamaño, la Vuelta de Elissonde está supeditada a la de Thibaut Pinot, su jefe de filas. Y las sensaciones, de momento, son “bastante buenas”. Pinot de momento no ha encontrado descensos que le maniaten y para arriba va como un tiro, estando siempre entre los más fuertes. Y salvo en Peñas Blancas, dónde un caída previa le dejó retrasado, Elissonde aguanta junto a él, le arropa, consciente de su rol: “mi carrera dependerá de como vaya Thibaut. Si él se mantiene en la general, estaré ahí para apoyarlo hasta dónde pueda. Si pierde tiempo, buscaré mi protagonismo desde las escapadas”. El mejor terreno para ello está por llegar, la alta montaña de los Pirineos, pues Elissonde se define como un escalador más a la antigua usanza, en contraposición a los “puncheurs” que brillan en los finales cortos y explosivos que se llevan en la Vuelta: “yo soy más diesel, necesito que haya menos velocidad en el pelotón, menos llano para estar a mi mejor nivel”. En Andorra y sobretodo en Peyragudes, homenaje al Tour, podrá demostrarlo.