Las mil-y-una caras del irreverente Thomas Voeckler (Europcar) quedan manifiestas en su temperamento, en sus gestos, pero sobre todo en su ciclismo, capaz de sorprender aún al aficionado experto tras más de diez años desde su primer ‘jeune’. A la contra o escapado de inicio, en solitario o en grupo, en etapas llanas o de alta montaña e incluso, por lo visto esta semana en la 27ª edición del Tour International du Poitou-Charentes, en la lucha contrarreloj. No hay terreno ni lid que se le escape a ‘Titi’ cuando saca su genio y rueda inspirado. Ni campeones del mundo amateur, ni medallistas olímpicos pudieron someter al alsaciano, que gracias a su rendimiento en la lucha individual consiguió una general final en la que superó a Jesús Herrada (Movistar Team) -uno de los tres grandes protagonistas de la ronda- y Mikhail Ignatiev (Katusha).

El otro nombre propio, el tercero en discordia, fue Nacer Bouhanni (FDJ.fr). Con sus grandes rivales de las llegadas masivas bien en la Vuelta, bien pensando en las clásicas de agosto o disfrutando de las vacaciones, el ex-campeón francés demostró sin paliativos el por qué se trata de una de las más firmes promesas de la velocidad mundial, al imponerse con claridad en las tres primeras etapas con llegadas en Saintes, Angoulême y Civray. Sabedores de su superioridad, el equipo lotero tomó la responsabilidad desde el primer día de echar abajo las fugas que se iban formando con el paso de los kilómetros.

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El duelo de campeones nacionales cayó para el sur pirenaico / Foto: http://www.tour-poitou-charentes.com/

Un trabajo que fue sencillo en primer día para que se impusiera con un esfuerzo larguísimo que estuvo a punto de pagar ante Benjamin Giraud (La Pomme Marseille), pero no tanto el segundo, en el que un inicio brutal (superior a los 50/h de media durante más de media hora) y un corte de seis con Voeckler involucrado que obligó incluso a descolgar a Dominique Rollin para que fuese partícipe de la persecución. Por si fuera poco, la situación empeoró para los loteros, con una serie de ataques en las cotas de Bonneuil que amenazó con despedazar la carrera. Sin embargo, la calidad de sus hombres se hizo notar y pudieron controlar la situación hasta el final con la ayuda de Orica-GreenEdge y Movistar. Allí, la ligera pendiente en la que se encontraba la meta se encargó de separar a Bouhanni de los demás para afianzar su liderato con otro triunfo, esta vez ante Armindo Fonseca (Bretagne – Séché Environnement).

Pero no todo eran buenas noticias. Voeckler no estaba contento con el acoso al que había sido sometida su fuga el día anterior. Estaba picado y decidido a hacérselo pagar la jornada siguiente, la clave, en la que se disputaría la contrarreloj. Así que durante el sector matinal se colocó a cola -como tanto le gusta- y dejó a los hombres de Madiot controlar la épica aventura solitaria de Flavien Dassonville (BigMat – Auber 93) para que su líder volviera a apuntillar, esta vez ante Matteo Pelucchi (IAM Cycling). Sin embargo, por la tarde sacó todo lo que había guardado. Aprovechando que era de los últimos en salir gracias a unos segundos bonificación que había conseguido el día anterior, se valió de las referencias de Eduardo Sepúlveda (Bretagne – Séché Environnement) y de Michael Hepburn (Orica – GreenEdge) en el punto intermedio para crecerse y marcar un tiempo estratosférico en meta, que superaba a Ignatiev, quien había salido inmediatamente antes, por 23 segundos. Había saciado su hambre alcanzando el liderato con tal solvencia que hacía pensar en él como definitivo, ante un perfil medianamente llano hacia Poitiers.

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Voeckler sacó su mejor versión en Civray / Foto: Florian Delage

Pero no por completo, y esas fueron las trampas en las que se escudaron los trece valientes que arrancaron prácticamente de inicio, con decisión y sin que los hombres de Bernaudeau pudieran hacer nada por evitarlo, pese a la presencia del portador de la casaca rojigualda. Herrada, que ya se había movido dos días atrás y que había quedado sexto en la crono, daba un vuelta de tuerca más a su destacable actuación poniendo en jaque a la formación verde, que sin apoyo alguno se destrozó controlando la fuga en torno a los dos minutos. Una distancia que no hacia sino crecer y que parecía poder darle contra todo pronóstico el maillot blanco al menos de los Herrada. Pero los gregarios de Voeckler dieron el do de pecho en los momentos finales y se acercaron a cabeza de carrera lo suficiente para involucrar a otros equipos. Un momento tenso que hacía peligrar una victoria que se mostraba proxima y que obligó al propio Herrada a soltar lastre, atacando y eliminando a todos salvo a Arthur Vichot (FDJ.fr) y Eduard Vorganov (Katusha).

La selección dio un nuevo aire a la fuga, que supo sostener durante los siguiente cinco kilómetros la renta para decidirse el parcial entre ellos, donde el joven de Movistar Team sorprendía al favoritísimo Vichot y lograba su segunda victoria del año, de nuevo gracias a unas piernas y una lectura casi antinatural a su edad, que aún así no pudo rematar con una general que se quedó a apenas 23 segundos. Esta fue para ‘Titi’, que se desquita así de un Tour muy por debajo de lo que nos tenía acostumbrado de la forma más inimaginable posible, tal y como le gusta hacer.