Día de transición, sin importancia para el desarrollo de la Vuelta a España entre Guijuelo y Cáceres. Pensamiento unánime en el pelotón, salvo Tony Martin (Omega Pharma-Quick Step). De salida, recién dado el banderazo, el teutón atacaba en solitario. Nadie respondió al movimiento, solamente Marco Pinotti (BMC) intentó seguir su estela; una misión imposible una vez establecidas las primeras diferencias. Su objetivo era claro; “estar en fuga para no hacer trabajar a mis compañeros pero pensando que irían más corredores acabó siendo un buen entrenamiento”.
El pelotón dejó hacer sumando una desventaja superior a los siete minutos, máximo hueco que dejaron a Martin. Siguiendo el Camino de la Plata los kilómetros fueron cayendo y con ellos la renta entre ambas partes. Sin sobresaltos, solo con la bonificación con un segundo de Bauke Mollema (Belkin Pro Cycling) en el sprint intermedio de Puerto de Bejar destacaba en un día tranquilo.
A 50 kilómetros de meta mantenía más de tres minutos. El pelotón controlaba pero no daba caza. Martin tampoco daba su brazo a torcer. A 20 kilómetros su diferencia caía por debajo del minuto entrando en la circunvalación de Cáceres con apenas una veintena de segundos. La singularidad del trazado ªurbano” benefició a Martin que cediendo en los repechos se hacía fuerte en el terreno favorable y, sobretodo, en el llano. Argos-Shimano se veía sobrepasado por la fuerza del alemán que a diez de meta mantenía quince segundos.
El trabajo de los neerlandeses no conseguía su objetivo mientras los hombres de Omega Pharma-Quick Step se afanaban por entorpecer el trabajo en el pelotón. Así entró la carrera en los últimos 3 kilómetros donde los apenas ocho segundos de hueco dejaban viva la esperanza. Una esperanza que comenzó a caer con la entrada de Garmin-Sharp y Orica-GreenEDGE en los a dos de meta. Martin entraba en el último kilómetro ayudado por una curva de izquierdas que le dejaba a 500 metros de la gloria.
Fue un arreón de su gran rival, Fabian Cancellara (RadioShack-Nissan), quien acabó con sus opciones. El suizo, desde lejos, lanzó el sprint alcanzado a Martin a 10 metros al mismo tiempo que se veía sobrepasado por Michael Mørkøv (Team Saxo-Tinkoff) que firmó la victoria más importante de su carrera deportiva en ruta al imponerse por delante de Ariel Richeze (Lampre-Merida) y del propio Cancellara. Así despertó Martin de un sueño que solo pareció saborear en los últimos 5 kilómetros y que dieron un aliciente a una etapa de transición a la espera de la montaña con sendos finales en alto el fin de semana.
GOLPE INESPERADO. NUESTRA DISCREPANCIA
Tony Martin se mereció más que nadie la victoria, una justa victoria, que le supuso pedalear frente a todos durante la suma total de nada menos 175 kilómetros, la distancia de la etapa. Se mereció más que nadie este triunfo que se le esfumó como por arte de magia en los últimos instantes tras haber realizado un intrépido y aquilatado esfuerzo. Trabajó como nadie por conseguir lo que no consiguió. El pelotón, estamos de acuerdo, en tanto tenía controlada la situación dejó en vida esta honorable acción y fuga del ciclista germano. Pero lo que no toleramos es que en unos últimos metros, unos quince, le ganaran la partida al pobre Martín, héroe vibrante durante casi cuatro horas -exactamente 234 minutos-.
El gran grupo pudo haber neutralizado la escapada en solitario, por ejemplo, una veintena de kilómetros antes y asunto zanjado. Pero no en el último aliento de la etapa, a escasos metros de la línea de llegada, que se situaba en la ciudad de Cáceres. El principal culpable en truncar las esperanzas de Martín fue el suizo Fabián Cancellara, contrincante del alemán frente a las manecillas del reloj. No olvidemos que el ciclista germano conquistó el título mundial de esta especialidad, primero, en Copenhague-Dinamarca (2011) y al año siguiente, en Valkenburg-Holanda. El deporte nos ofrece esa clase de contrastes y hasta en cierta manera de injusticias. No siempre el que se premia, léase Morkov, ganador de la etapa, merece tal honor.