Nibali, Samuel, Basso, Arroyo… nada. Podemos seguir alargando la lista, pero la conclusión final se mantendría. Ninguno de ellos puede hacer nada en cuanto la carretera se empina ante Nairo Quintana (Movistar Team). Paciencia, sangre fría y una demarraje demencial al paso por el triángulo rojo le han bastado al joven colombiano para inscribir su nombre al de las Lagunas de Neila, que como cada año dictaron sentencia y otorgaron no solo la etapa, sino también la victoria global al reciente subcampeón del Tour de Francia de la 35ª edición de la Vuelta a Burgos.
El Castillo, Clunia… Todo ello aperitivos en espera del habitual plato fuerte de la cita castellana, con la llegada en la montaña de la sierra de Urbión, que como también es costumbre arrancaba bajo un sol de justicia y un ritmo endiablado buscando la formación de un corte que no llegaría hasta el primer paso por el alto del Cargadero, con casi 60 kilómetros ya en las piernas. Ben Gastauer (AG2R – La Mondiale), Robinson Chalapud (Colombia), Amets Txurruka (Caja Rural), Igor Merino (Euskadi) y Francesco Failli (Vini Fantini – Selle Italia) eran los hombres que por puro desgaste consiguieron hacer brecha ante un pelotón en el que ya empezaba a asomarse el conjunto Movistar, endureciendo el ritmo en cada uno de los pasos de montaña y dejando hacer al quinteto en el terreno favorable.
Aún así, la aventura estaba resultando absolutamente baldía. Apenas incrementaban su diferencia hasta los dos minutos, invitando incluso al siempre combativo Lluis Mas (Burgos – BH – Castilla y León) ha intentar la machada de conectar desde detrás, mientras por detrás la disputa comenzaba entrar en una fase absolutamente diferente tras el paso por Quintanar de la Sierra. Aunque la disposición no cambiaba -los hombres de Nairo seguían al frente-, éstos pusieron un ritmo que comenzó a menguar irresolublemente el grupo, que tras la primera subida al Collado y Rozavientos había acabado con la resistencia de los escapados y contaba únicamente con 17 unidades, entre los que ya no figuraba el hasta entonces maillot morado, Anthony Roux (FDJ.fr).
La velocidad y el calor mellaban las piernas de los hombres fuertes, que se mantenían agazapados tras Sylwester Szmyd y Giovanni Visconti a la espera de las duras rampas del coloso burgalés por excelencia. De ese modo, nada ocurría hasta el comienzo del puerto final, en el que Failli era el primero en quedarse y Andre Cardoso (Caja Rural) el primero en atacar, tratando de hacer de puente para su líder y compañero David Arroyo. Sin embargo, las fuerzas no acompañaron al luso y se vio absorbido de nuevo por el seleccionado pelotón al que José Herrada (Movistar Team) había dado una nueva vuelta de tuerca que acaba del mismo modo con la resistencia del líder virtual, Sergey Chernetskiy (Katusha). Los intentos de Paolo Tiralongo (Astana) y Cayetano Sarmiento (Cannondale) resultaron también inocuos, por lo que el ‘Squalo’ decidió separar el grano de la paja en primera persona.
Vincenzo Nibali (Astana) lanzaba su primer mordisco baja la atenta supervisión de Quintana, inmutable al cambio de ritmo del italiano, llevándose consigo también a su compatriota Ivan Basso (Cannondale) y a Arroyo, quienes a duras penas consiguieron enlazar con el siciliano. Los cuatro hombres más fuertes se escapaban sin problema, mientras los pocos perseguidores que seguían en margen de reintegrarse por delante eran derribados por el helicóptero volando demasiado bajo.
Restaban cuatro kilómetros largos y delante Arroyo era el primero en cambiar el ritmo, pero sin consecuencias. A partir de entonces, se sucedieron Nibali, Basso y él mismo como guías de la cabeza de carrera, con Nairo a rueda esperando su momento. Una aceleración, parón, pesetazo, miraditas… todo permanecía estable hasta que, aprovechando un ‘impasse’ en el ritmo de subida, el ciclista talaverano realizaba su apuesta, la de verdad. Un ataque seco y duro ante al que no hubo respuesta inicial, que le valió para coger quince segundos que hacían pensar en el posible triunfo del líder de los navarros. No obstante, dejarse vencer sin pelea no entra en los planes de Nibali, que poco más tarde iba en su búsqueda, adosado de nuevo con un colombiano en su rueda trasera.
El italiano demostraba fortaleza con un acercamiento rápido hasta Arroyo, pero todo ese esfuerzo se quedó en nada cuando Quintana abrió gas. Con una cadencia elevadísima bajaba un par de dientes y dejaba tirados como colillas a sus rivales. De ahí al final, le esperaba únicamente un paseo militar en el que no paró de incrementar su diferencia hasta la línea de meta, donde metía una veintena de segundos a Arroyo y Basso y más de cuarenta a un vencedor del Giro d’Italia que se había hundido intentando seguir la aceleración de Nairo. El colombiano se despedía de Europa con una nueva cumbre en su palmarés y seis triunfos en el bolsillo, sumando su segunda carrera por etapas del año tras el conseguido el pasado abril en Euskadi.
Pupilo de Azparren Arroyo?? Azparren ya no tiene vinculacion con Caja Rural y el manager es otro talaverano como Arroyo, Jaime Garzón.
Sí, Paolo. Toda la razón. Un despiste. Gracias por apuntarlo.